—Tienes algo en el rostro.
—¿Qué? —preguntó el niño iluminando su rostro con la tenue luz de la vela para verse en el espejo de mano que Pansy llevaba.
—La fealdad —dijo riendo por la cara que hizo Theodore al mirarla.
La clase que veía, Historia de la Magia, era un completo dolor de cabeza; no por el hecho de que odiase la historia o porque la diese un fantasma, no, era porque no se contaba con el debido entusiasme y eso hacía que pequeños fuegos artificiales se formasen en su interior por no gastar energía acumulada, cosa que era malo pues comenzaba a reclinarse sobre las patas traseras de su silla bajo la mirada apremiante de Draco, que estaba seguro que la chica besaría el piso si seguía con esos andares. Era martes, y quería gritar; se regañaba mentalmente por no haber aceptado la oferta de Fred y George, que era fugarse de clases y hacer una broma con ellos: su primo la había llevado a rastras junto a Theo y planeaban hacerlo cada clase que les tocase juntos, aunque a ellos tampoco les gustase mucho. ¡Como quería hacer algo grande! No por llamar la atención sino porque su abuela Roseanne debía estar muy tranquila en casa, pensando que se estaba portando bien.
—¿Estás muy aburrida, no? —preguntó Nott dándole un golpe en la nariz con su pluma, él se había auto pronunciado como su mejor amigo y no se separaba de ella a menos que estuvieran los gemelos Weasley, Angelina o Lee con Darleen.
—Bastante, sí, quiero hacer algo...
—Una broma —dijo Draco, no como pregunta ni como afirmación sino como regaño. El rubio creía que debía quedarse como estaba: quieta y tranquila se veía más linda.
—Sí, Draquis, una pequeña-gran broma que les diga a todos que una nueva alborotadora estrella llegó para hacer llorar a los gemelos.
Al terminar de hablar, Draco y Theodore rieron pues acababa de sonar como una ambiciosa Slytherin y el moreno se dijo que debía ofrecer su ayuda en cada broma que Darleen hiciera de ahora en adelante; no le importaba meterse en problemas por la niña de ojos rosas. Cuando el timbre sonó, los cuatro niños se lamentaron –incluso Pansy, que se había acostumbrado a las bromas, chistes y comentarios de Darleen; así como a ella se le había frecuente el rostro de la pelinegra en su grupo- por no tener la siguiente clase juntos y tras un leve despido, Darleen tomó rumbo hacia Transformaciones con Gryffindor, deseando que las actividades le dieran algo más dificil que convertir unos cerillos en una aguja. Llegó junto con sus compañeros de casa, entre pequeños murmullos –la mayoría acerca de ella y de Harry Potter-, y como en la clase pasada, se sentó frente a la clase. Sola. En momentos como esos, cuando oía el zumbido de los susurros en su cerebro, debía respirar hondo y cantar en voz una canción muggle que había escuchado hace tiempo en algún lugar y buscar una distracción en el salón o espacio donde se encontraba, al menos hasta que McGonagall llegase y pusiese en silencio a todos los estudiantes con solo su presencia; tal y como lo hacía Severus Snape, su profesor de Pociones.
—Hola, ¿Puedo sentarme aquí? —le preguntó una niña castaña de Gryffindor, tenía los dientes delanteros algo grande y su cabello no parecía saber lo que era ser lacio. Algo en su cara le recordaba a lo estricta que era su abuela Auriga pero no podía ser igual, era una leona.
—Sí, claro, soy Darleen Slora.
—Hermione Granger.
Darleen le sonrió cuando se sentó a su lado y hablaron un poco hasta que la profesora llego, notando ambas que la inteligencia era algo que compartían pero sin notar que el apego a las reglas, no tanto. Y algo así, habían sido las semanas siguientes hasta comienzos de octubre: rutinarias y aburridas, esto fue así hasta que Fred y George se dignaron a hacer que se involucrara en al menos tres bromas seguidas, le enseñaran algo que ella catalogaba como una maravilla creada por Morgana –llamado El Mapa del Merodeador- y que le prometiesen llevarle dulces de cuando regresasen de sus excursiones a Hogsmeade para que no hiciera sus tareas tan desanimada, añadiendo que le enseñaron la ubicación exacta de las cocinas, dando a entender que Fred ya no la veía como una babosa pequeña y extraña que ponía a su hermano con la cabeza al revés; y, ese lunes mientras comían en las cocinas y se saltaban una hora de Historia de la Magia de tercer curso y una hora de Herbología de primero, se le ocurrió una idea para su primera broma en Hogwarts.
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malédiction innocente | fanficción harry potter
FanficLa noche del 31 de octubre, no solo Harry Potter perdió a su familia. Neville Longbottom, esa noche y el resto de los años, tuvo que soportar con gran valentía como sus padres vivían sin saber realmente de él pues habían perdido la cordura. Por otro...