Samuel lo empuja dentro de su rustica casona con brusquedad, mientras lo acorrala contra la pared de la sala de estar.
Este comienza a apretarlo contra su cuerpo, deseoso por mas contacto, mientras le pega una nalgada, que provoca a Rubius un sonoro gemido de sorpresa.
Lo gira, quedando el castaño de frente a la pared, mientras comienza a bajarle los pantalones y...
—Te castigaré por lo que has hecho hoy...
Comienza a penetrarlo bruscamente.
O al menos eso era lo que Rubius creía que iba a pasar...
El castaño sacude la cabeza, incómodo ante sus extraños pensamientos, mientras ingresan a la casa del oji morado, completamente distinta a como la imaginaba. Era una super casa hecha de materiales novedosos que le daban una bella estética a la casa.
Vegetta lo suelta al ingresar a la casa mientras sigue caminando hacia otra sala, escaleras arriba.
—Sigueme.—dice sin mirar atras.
Rubius sube a pasos lentos e inseguros. Sentia la tensión en el ambiente.
—Tu casa es enorme.—rompe el abrumador silencio.—¿Que tan legal puede ser esto eh?—dice en broma para destensionar el ambiente, pero no logra más que hacer todo lo contrario.
Vegetta se voltea y lo mira con mala cara, para seguir subiendo.
—Vale...era bromita. A mi tampoco me agradas.
Vegetta sigue su camino en silencio e ingresa a lo que parecia ser su sala de trabajo, la cual tenía cientas de estanterias repletas de libros, sofás morados y un escritorio enorme en el centro de la habitación.
—Sientate.
Rubius le hace caso y se sienta frente al escritorio, soltando un largo suspiro. Mientras Vegetta se sentaba en frente, se recuesta sobre el cómodo sofa mientras sube los pies sobre el escritorio.
Vegetta lo mira de arriba a abajo, sin ninguna expresión en su rostro.
—Baja los pies de ahi ya mismo.—le habla calmadamente y Rubius reprime una risa mientras obedece, sin dejar de mirarlo. Quería hacer cualquier cosa que le fastidiara, sentía que se lo merecia por molestarlo.
Ambos se quedan en silencio, uno frente al otro por unos largos segundos. Rubius lo mira con una expresión de '¿y?', esperando que de la primer palabra, pero no lo hace.
—...¿Y?.—pregunta el de orejas de oso, echandose sobre el sofa.
—¿Y, que?—responde con sus manos juntas, con total calma en su rostro.
Rubius frunce el ceño.—Que para que me traias, gilipollas.
—Eh primero aquí no insultas, te comportas. Segundo, ve quitando esa actitud de chico malo que no me gusta para nada.
El castaño suelta una risa irónica, cruzandose de brazos.
—Es absurdo. ¿Me estas regañando como si fueras mi puto padre?. No entiendo por que te importa tanto mi actitud. Busca algo que hacer con tu vida en vez de molestarte sobre lo que hago o no.—le mira con fastidio al terminar de hablar y Vegetta respira hondo. Esto no iba a terminar bien.
—Mira niñato, no te regaño porque quiera o porque me importes. Lo hago porque aquí hay reglas que no cumples y son necesarias para la buena convivencia. Pero si te importa una mierda tendré que echarte del pueblo o llevarte preso.—se toma una pausa.— Todos los lugares tienen leyes, si has pasado la escuela primaria deberías saberlo...
ESTÁS LEYENDO
🛇 Ilegalísimo 🛇 [EN EDICIÓN]
Fanfic⚠TODOS LOS CRÉDITOS DE LA PORTADA A @OsaArtem_ (en twitter), que dibuja precioso.⚠ "Rubius eso es un tanto...ilegal" 🍃🌩☈🌪🍃