✿ all of my life - starker ✿

- ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴜɴᴏ -

— Señor Parker, la junta con la ONG es en su mismo horario de receso.

— Pospóngalo para dentro de dos horas, señorita Downey. Saben que no pueden interrumpir ese espacio.

— Enseguida jefe.

Hacía ya seis años atrás había creado su propia empresa, "Parker Industries". Esta se especializaba en robótica y biotecnología, logrando grandes proyectos que en pocos años fueron vendidos y utilizados a favor de la humanidad.

Sus inicios habían sido precarios, con apenas algunos miles de dólares para gastar. Su personal eran jóvenes de universidades quienes eran admiradores de su trabajo anterior en Stark Industries, siempre pensaron que personalmente Peter podría llegar a ser alguien grande y no dudaron ante la oportunidad que se les ofrecía.

Todo iba excelentemente bien, sus ganancias superaban por mucho la de los años anteriores, las ideas nunca faltaban y no tenía quejas de sus trabajadores sobre la forma de trabajo. Él, por otro lado, era jefe de una empresa emergente tan sólo a los veintiséis años. Estaba feliz con todo lo que tenía.

— Jefe, su auto está esperándolo afuera—avisó su secretaria—. En veinticinco minutos es el horario de salida de su hija.

Con absolutamente todo lo que tenía.

Peter, hacía casi unos siete años, había dado a luz a una hermosa niña de cabello castaño oscuro y ojos chocolate, como los suyos, a la cual llamó Morgan. Era una pequeña hermosa, llenaba su vida de risas, momentos felices y también de dibujos coloridos que siempre guardaba en un cajón especial.

Su horario de receso era de una hora y media, donde buscaba a su hija en el colegio, almorzaba con ella y luego volvía al menos unas cinco horas más al trabajo. Era la rutina de la semana, muy cómoda para él.

Salió de su oficina mientras le pedía a Downey que haga una revisión general de la empresa en aspecto social, bajó por el ascensor y subió a su auto, el cual manejó personalmente hasta el colegio de Morgan.

Al llegar vió la hora en su reloj: once horas con cincuenta y cinco minutos. El timbre de salida sonaba a las doce, por lo que tanquilamente bajó del auto y se apoyó en la puerta de éste.

En poco tiempo, un montón de niños salieron afuera del colegio casi corriendo. Un amontonamiento de gente se hizo en la entrada, obstaculizando su objetivo de encontrar con la mirada a su hija.

De pronto sintió una presencia familiar acercándose a él pero decidió ignorarla, fingiendo interes en otras zonas entre la muchedumbre.

— ¡Boo!—Peter se llevó una mano al pecho por la sorpresa de la niña— ¡Te asusté otra vez, papi!

— Creo que te pondré un cascabel en el cuello—levantó a su pequeña en brazos y le dió un sonoro beso en la mejila—. Te extrañé mucho mi arañita.

— Yo también te extrañé—respondió acunando el juvenil rostro de su padre entre sus pequeñas manitos.

Cargó a su hija hasta la parte trasera del auto y le abrochó el cinturón— Adivina donde almorzaremos hoy, pequeña.

— ¡Ya sé, ya sé!—gritó eufórica— ¿Iremos a lo de la abuela May?

— Iremos con ella, si, pero no a su casa—respondió juguetón—. Es tu lugar favorito en toda la tierra...

— ¡Burguer King!

Peter dió la vuelta al auto y se subió. Prendió los motores y se dirigió al lugar de comida rápida preferido de la niña. Dentro del local estaba May, que con una sonrisa los recibió a ambos.