ɪɴᴛʀᴏᴅᴜᴄᴄɪᴏ́ɴ

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En las humildes calles de Queens, un muchacho de apenas veinte años corría desesperado deseando llegar rápidamente a su antiguo hogar.

El reloj de la ciudad marcaba las dos de la madrugada, no era un buen horario para ir sólo por aquél lugar, pero no planeaba regresar a donde vivía actualmente.

Llegó sano pero cansado al edificio, subió por las escaleras a una velocidad increíble y se detuvo frente a una puerta de madera ya bastante conocida para él. Tocó sin prisa y mientras esperaba que alguien le abriera se dedicó a recuperar el aire perdido en sus sistemas.

Escuchó como la llave dió dos vueltas en la cerradura para luego dejar ver a una mujer envuelta en una bata, con su cabello largo despeinado y unas grandes ojeras debajo de sus ojos.

— ¿Peter?—preguntó asombrada. No esperaba a su sobrino en su casa en aquel horario.

— Tía May...

El muchacho la abrazó fuertemente. Sus ojos al fin estallaron en lágrimas que había contenido en su corrida hacia su segundo hogar y las suaves caricias de la mujer en su cabello no ayudaban en nada a contener su tristeza.

— Ven adentro mi cielo.

Ambos pasaron al hogar de la mujer, esta se sentó en el sillón y el castaño acostó su cabeza sobre las piernas de ella. Con pacíficos susurros de apoyo, May logró que su adorado sobrino dejara de llorar.

— A-Anthony y yo peleamos—explicó con un hilo roto de voz—. Le pedí el divorcio Tía May, no podía aguantar más.

Un par de lágrimas restantes se escaparon de sus ojos pero ahora su corazón latía tranquilo. Amaba a Anthony, no lo podía evitar ni cambiar de la noche a la mañana, tampoco en unos días, o meses.

O años.

El sentimiento que tenía hacia él era demasiado grande, demasiado intenso. Aveces le costaba creer que había tomado semejante decisión pero simplemente no soportaba más.

Menos con las últimas palabras que habían compartido entre sí.

— Está bien, Peter. No puedes obligarte a soportar más de lo que puedes—aconsejó su tía—. Que aquél imbécil sea un bastardo centrado en lo material no es tu culpa. Debes empezar a apreciarte un poco más, corazón. Debes ser lo más importante para ti, y no es por ser grosero o egoísta, el amor propio es fundamental para una persona.

— Lo sé tía, pero siento que yo también le fallé—admitió—. Por mucho le he estado celando su compañía. No es que no confíe en él, pero me heriza los pelos pensar que alguna especie de modelo se le lance encima o que le hagan algo que él no quiera, tu sabes—Peter lanzó un suspiro al aire y cerró los ojos por un momento buscando tranquilidad—. Mejoré mucho estos últimos meses porque sabía que estaba mal, siento que mejoré la confianza entre nosotros, pero cuando él...

Sus ojos color chocolate se cristalizaron de nuevo. May, al escuchar de vuelta cómo su sobrino sollozaba interrumpió sus palabras.

— Cariño, tú te esforzaste. Diste lo mejor de ti, cambiaste esas actitudes—acarició la piel pálida del chico dulcemente—. Hiciste tu parte, él no y una relación no se sostiene de a un individuo. Ambos tienen que esforzarse.

— Lo sé... Pero sigo creyendo que todo esto pasó en un mal momento, o que simplemente nunca tuvo que pasar—sacó un artefacto de su bolsillo y se lo enseñó a May. Ella, estupefacta, lo tomó con ambas manos y lo miró sin poder creer lo que decía.

— Peter... No puede ser—alcanzó a decir—¿Cómo es posible que tu...?

— La única teoría aceptable que tengo hasta ahora es la mordida de la araña—dijo con la mirada perdida—. Seguramente era hembra, y al cambiar parte de mi genética... Pasó.

Aún quedaban muchas dudas en su cabeza ya que su teoría no estaba por completo armada, pero era la única opción viable que tenía por ahora.

— ¿Estás seguro que este es el resultado?—dijo aún anonadada por la situación— Estos aparatos casi siempre fallan, hijo.

— Estoy seguro—respondió—. Compré seis, cada uno en una farmacia diferente, y todos salieron con el mismo signo.

Un "más" se veía en la diminuta pantalla del test de embarazo.

— ¿Se lo dijiste?

Peter suspiró de nuevo— No. Planeaba hacerlo hoy en nuestra cena de aniversario, pero todo pasó de golpe... No encontré siquiera un segundo para decirle sobre esto.

— Entiendo...

Se quedaron un rato en silencio. May había llamado al trabajo con la excusa de que estaba enferma y le dieron tres días libres, los cuales usaría para estar con su sobrino. Peter se dirigió a su habitación para descansar pero se detuvo a mitad de camino por la voz de la mujer.

— Si quieres puedo llevarte a abortar. Si no quieres al... feto que llevas dentro no tienes que obligarte a tenerlo.

El castaño lo pensó pero finalmente negó— Gracias, pero me haré cargo de él yo mismo. Tengo ciertos planes que me ayudarán a seguir adelante, Tía.

May sonrió. Sinceramente, la idea de abortar no era su favorita pero su niño apenas tenía veinte y estaba atravesando un divorcio, no podía ni quería forzarlo a nada.

Finalmente, el castaño se echó en su cama con su abdomen hacia arriba. Empezó a acariciarlo suave y delicadamente, mientras una sonrisa tierna aparecía entre sus labios.

— Tal vez no tengas dos padres, pero vas a tener a un súper papá—dijo animado—. Y una super abuela, por supuesto.

Rió por su propio comentario; era realmente estúpido e iluso hablarle a su pancita, pero la emoción de tener un niño o una niña le había ganado a la razón. Al menos logró tener un pilar mucho más grande en su vida que un esposo, un amor que nunca sabría cuando terminaría.

Los lazos con su bebé serían eternos y lo amaría más que nada en el mundo. Incluso más que a el mismo, importándole poco el discurso de autoestima que le habia dado May hacía ya unos veinte minutos.

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Hola~

Este es mi primer fanfic y decidí recrearlo con una de mis parejas favoritas ♡

Les agradecería que comentaran con respecto a él y que me avisen si encuentran alguna falta de ortografía.🌼

-H.San 🌹

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