El Karma es una perra

3.6K 375 355
                                    


La sonrisa que tenia no podía ser borrada por nada ni por nadie, su risa triunfadora contagiaba a cualquiera que pasara cerca de ella, incluso la pelinegra y la pelimorada tambien parecian compartir su alegria.


—No entiendo porque estas tan feliz, Ochaco—. Dijo la chica de corto cabello, la castaña bebió de la costosisima copa de champagne que había pedido para festejar.


—Jiro querida—. Dijo. —Estamos festejando que tengo al mejor marido del mundo—. Sonrió orgullosa. —Esta por ganar un importante caso—. Presumió. Ambas chicas rodaron los ojos ya cansadas de la misma platica, querían a su compañera, pero a veces era demasiado creida.


—¿En serio?—. Preguntó Momo, la pelinegra. —¿Y de que trata esta vez?—. Ochaco bebió otro sorbo de su copa.


—Una herencia—. Ante aquello las otras dos quedaron sorprendidas.


—¿Una herencia?—. Pregunto Jiro. —¿Quieren quitarle una herencia a un cliente de Bakugou?—. La castaña negó.


—No, no—. Dijo dejando la copa sobre la mesa. —La herencia es suya y están tratando de quitársela—. Su ceño se frunció. —Un pobreton muerto de hambre que no tiene en que caerse muerto, hm—.


—Eso es malo—. Dijo empática Momo. —Pero es obvio que en un caso de herencia, una demanda no procede a menos que haya hijos de por medio—.


—¿Y tu como sabes eso?—. Pregunto Jiro.


—Shoto es un buen abogado—. Contestó con simpleza. —No el mejor como Katsuki, pero sabe defenderse—. Dijo con orgullo ante el que era su prometido.


—Y es muy guapo además—. Dijo coqueta la castaña. —De haberlo visto primero, te lo quito, querida—. Aquello hizo reir al trio de chicas, pero poco sabían, tanto Momo como Jiro, que aquellas palabras dichas por la castaña eran una verdad.


Una verdad que guardaba Ochaco en lo más profundo de su mente.


Las risas pararon ante la presencia del mesero que se acercaba con la cuenta, Ochaco bebió lo último de su copa y de inmediato sacó su cartera. —Oh, no, no, no— . Dijo haciendo señas para detener las intenciones de las otra dos para pagar. —Yo invito esta vez... o bueno, Katsuki invita—. Dijo mientras sacaba la tarjeta que el rubio le había dado y se la entregaba al mesero.


Las chicas comenzaron a recoger sus bolsas mientras las castaña esperaba su recibo, pero este nunca llegó, el carraspeo del mesero hizo a las chicas parar en seco. —Disculpe, señora Bakugou—. Dijo el hombre. —Su tarjeta fue rechazada—. Dijo mientras le entregaba la tarjeta a la castaña.


Ochaco quedó de piedra ante esas palabras, las mas temidas por una mujer mantenida por su marido. —De-debe ser un error—. Dijo con nerviosismo. —¡Vuelva a intentarlo!—. Exige la castaña, el mesero suspiro y complació a la castaña, pero el resultado fue el mismo.

Karma // KATSUDEKU//Where stories live. Discover now