Capitulo 4

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Evelyn

- Estas loca, completamente loca. - Susurró Nael.

Después de comprar un par de huevos, nos encontrabamos en el patio de nuestro objetivo.

- Callate y busca una ventana. - Susurré de la misma manera.

Después de la pregunta que le hice en el auto, este aceptó sin pensarlo dos veces, pero ahora parece que se lo esta pensando el triple.

- Te juro que si tiene un perro te lo tiro en la cara. - Amenazó.

- ¿Porqué tanto miedo? Ya le haz hecho este tipo de bromas a Broxman. -

- Lo del tinte fue cuando estaba durmiendo en su escritorio, no nos metimos a su casa como jodidos ladrones. - Exclamó.

Ví una ventana que daba con la cocina, asi que nos fuimos acercando.

- No nos vamos a meter, le tiraremos los huevos adentro. - Mire a mi alrededor.

- ¿Y donde esta la parte legal en eso? ¿No solo podemos tirarla a la casa y ya? -

- Si lo hacemos en el medio de la calle los vecinos nos verán. -

- ¿Qué te confirma que no nos pueden ver ahora? -

- ¿Puedes callarte y dejar las preguntas? - Me giré hacia él.

- ¿Y si esta ahi? - Su pregunta me dio a entender que no se callaria.

- Pues claro que va a estar ahi, es su casa. Solo corremos y ya. - Me volteé de nuevo para verificar si la ventana estaba cerrada, y efectivamente si lo estaba.

- Lo haces sonar tan facil. - Se quejó Nael a mis espaldas.

Tomé la caja de huevos de sus manos.

- Pues largate. - Ordené, buscando otra entrada a la casa. Todas las luces estaban apagadas.

Este no dijo nada y me siguió en mi busqueda. Después de un rato, encontré una pequeña entrada en la puerta.

- Mira, ahi. - Señalé.

- Evelyn, eso esta ahi por una razon, tiene perro. - Advirtió.

- Esa entrada es pequeña, solo tira los huevos rapido y nos vamos. - Le entregé la caja de huevos.

- Bien... - Aceptó pero sin ser convencido al cien, pero aun asi se acercó a la entrada con cautela.

- Tampoco los tires tan suave, tienen que romperse. -

- Lo sé, mi modo que le dejemos unos huevos de regalo. - Sacó tres.

Esperé que me hiciera una señal cuando los tiraría pero lo hizo sin previo aviso. Solo esos tres huevos hicieron un escandalo, en ese instante escuchamos unos ladridos chillones acercandose a la pequeña entrada.

Ambos nos miramos con terror.

Nos alejamos un poco de la entrada y no tardo mucho en aparecer un Chihuahua, para nada contento.

Casi nos ahogamos con nuestra propia saliva antes de ambos ir por lados separados. Para mi suerte, yo no era su objetivo, asi que brinqué la cerca que separaba al patio del señor Broxman con la calle de atrás. Con todo y ese escandalo, los vecinos no parecieron inmutarse. Quizás estan acostumbrados, pensé

Por un pequeño espació pude ver como la batalla continuaba.

Nael corría en grandes circulos con el Chihuahua detrás de él, tuve que contener mi risa.

De repente, una luz del segundo piso se prendió.

Mierda, mierda, mierda.

- ¡Psst! Vamonos. - Nael me buscó con la mirada.

Cuando me vió, corrió hacia la cerca mientras abria la caja de huevos y la tiraba en el suelo. Para el perro parecieron granadas porque iba esquivandolas mientras le mordia los talones a Nael.

Como si las oraciones de Nael fueron escuchadas, logró saltar la cerca y ambos corrimos a mi auto.

- ¿¡Porqué carajos parqueaste el auto tan lejos?! - Me reclamó Nael mientras corriamos.

- ¿Qué creías? ¿Que ibamos a parquearlo alfrente de su casa y hasta saludarlo cuando nos fueramos? - Dije en un tono mas bajo.

Nuestro maratón continuó hasta que llegamos al auto, aun asi, nuestro apuro no habia acabado. Subimos rapidamente y ahi si nos dignamos a respirar.

Gotas de sudor adornaban nuestras frentes, me recosté del asiento mientras intentaba recuperar mi aliento. Nael tenia su cabeza baja y pude ver como su cabello se pegaba a su frente.

- Lo... Repito..., estas jodiamente... loca... - Dijo Nael con la voz entre cortada.

Después de un rato, solté una enorme carcajada.

- Acabas de probar mi punto. - Nael se unió a mi incontrolables risas.

Subimos el radio mientras retomabamos su camino a su casa, era bastante tarde.

- ¿Tus padres no te regañan? - Dije después de un rato.

- ¿Que si mis padres me engañan? - Rodeé los ojos y bajé el volumen del radio.

- ¿Tus padres no te regañan? - Repetí.

- En realidad no, siento que estan mas concentrados en lo que Zahir hace. - Sonrió, pero era una sonrisa sin animo.

- Hasta aqui me dió el olor a celos de hermano. - Comenté en un tono burlon.

Me arrepentí al instante que salió de mi boca, ya que no volvimos a cruzar palabras hasta que llegamos a su casa.

- Oye. - Habló Nael.

- ¿Hm? - Me giré a verlo.

Sus ojos se encontraron con los mios y sostuve su mirada sin ningun problema. Era un poco extraño que se me quedara viendo asi, pero me le quede mirando igual por asi acaso era una competencia.

- ¿Recuerdas lo que te dije cuando estabamos en ese patio? - Esa pregunta me tomó de sorpresa, en realidad no recordaba nada de lo que habiamos hablado.

- Pfft, por supuesto que si. - Mentí.

- Bien... Entonces no te molestará si lo hago. - Habló tan seriamente que me asusté por un momento.

De la nada, rebuscó algo en su bolsillo. Le di una mirada confundida cuando vi que era uno de los huevos.

- Pensé que los tiraste todos. -

- Oh no, este lo guarde especialmente para ti. - Sin entender sus palabras, observé como intentaba romperlo con mucha delicadeza.

- ¿Qué rayos haces? - Me alarmé, ¿Lo pensaba derramar en mi carro?

Nael consiguió romperlo con una de las esquinas del carro, y lo virtió en mi cabeza.

- Te dije que si tenia perro te lo iba a tirar en la cara, pero como el perro no esta aqui, hay que improvisar. - Me quedé en shock mientras él se reia como si hubiera hecho algo digno de aplausos.

- Eres un... - Iba a empezar a maldecirlo, pero me interrumpió.

- Ah, no te muevas mucho o caerá en tu auto. - Me quedé quieta al momento que dijo eso.

- Me la debes por hacerme pasar por algo tan traumante. - Salió de mi auto.

- Total, el huevo es un buen tratamiento para el cabello. - Suavemente volteé mi cabeza hacia el camino.

- Buena suerte. - Se burló mientras cerraba la puerta fuertemente.

Me sobresalté, causando que la yema finalmente se rompiera.

Suspiré y conté hasta tres, existe la carcel me recordé.

Estuve todo el camino rogandole a Dios que nada le cayera a mi auto, al parecer el karma si existia.

Me las pagarás, Nael.

Cambios Del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora