Capitulo 8

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Evelyn

- Hazbil... - Escuché una voz lejana llamandome.

Me removí un poco, pero la voz continuaba interrumpiendo mi sueño.

- ¡Señorita Hazbil! - Exclamó la Señora Karlz.

Levanté mi cabeza de golpe, causando chocar con la de mi maestra.

- ¡Lo siento tanto! - Me disculpé mientras ella se frotaba su frente.

- Le iba a preguntar si se encontraba bien, pero veo que si. - Observé a mi alrededor y no encontré a mis compañeros.

- Nuestra clase acabó hace una hora. - Informó. - No te alarmes, tus otros dos maestros no vinieron. - Sonrió.

- ¿No tiene mas estudiantes? -

- Ahora mismo si, pero puedes continuar durmiendo en uno de los asientos de atrás. -

- No... tengo práctica...-

Cuando me levanté, mi cabeza ya no se sentia tan pesada, estaba lista para dar cuantas volteretas sean necesarias.

- Muchas gracias ... y siento quedarme dormida en su clase...- Me disculpé mientras tomaba mi mochila.

- No te preocupes, cariño. Debiste de estar muy cansada. Solo estuvimos leyendo, tus compañeros te lo podrán resumir. - Un par de estudiantes comenzaron a entrar.

- De nuevo, Gracias. - La abracé y me despedí con la mano.

La señora Karlz era de esas maestras que todos adoraban. Era la abuelita que todos necesitabamos. Si te sentias mal, ella no dudaria en dedicarte su hora de descanso solo para escucharte.

Nos apoyaba a todos, creia en nosotros. Se siente bien tener a un maestro que este feliz de verte cuando llegues a su clase, un maestro que nunca te dará la espalda por tus notas, se siente bien tener a la señora Karlz de maestra.

El dia que se retire todos vamos a estar llorando como bebés.

Llegué a mi casillero y dejé todos los libros, solo me llevé una de las botellas de agua que me regaló Nael.

Por el rabillo del ojo, vi a Zahir acercandose a mi.

- Te estuve buscando, toma. - Me entregó la crema y el perfume, ambos iban por la mitad.

- ¿Que carajos? ¿Lo repartiste por la escuela? - Me quejé.

- Todavia queda. - Sonrió.

Rodee los ojos y decidí no prestarle asunto, no quiero que mi dolor de cabeza regrese.

- Nael queria saber si ya te sientes mejor. - Se recostó de los casilleros a mi lado.

- Si, ¿Puedes volverle a darle las gracias por mi? Me funcionaron muy bien. -

- ¿Porqué no le das mas que gracias? - Alzó las cejas.

- Adios, Nael 2.0. - Cerré el casillero y me dirigí a la cancha.

Al llegar, tomé una ducha y me puse nuestto uniforme, opté por hacerme un moños en cada lado de mi cabeza.

Las demas no habian llegado, y era porque yo llegué demasiado temprano. Bajé un poco mi falda y comencé a estirarme. Muchos de mis huesos se estrillaron, realmente me estaba poniendo vieja.

Terminé y me senté en los bancos, siempre practicabamos en la cancha cerrada porque los del equipo de football y baseball se reunian en la cancha abierta. Nos encantaria utilizarla, pero los equipos mencionados anteriormente se mataban por ella, no queriamos ser parte de esa guerra.

Cambios Del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora