Visita Nocturna

592 168 44
                                    

Estaba de más decir, que las noches de invierno eran las más difíciles dentro de aquel hospital psiquiátrico, el frío entraba violentamente con ráfagas de viento entre aquellos barrotes de hierro, inundaba de ese modo aquellas habitaciones ya frías de soledad. Sin embargo, para Yoongi esto no surtía efecto, esta era la quinta noche en la que permanecía entre la oscuridad, arropado bajo las mantas en espera de que algo ocurriera. Podía sentir la emoción recorrer su piel, su respiración se acortaba por segundos al sentir la llegada cada vez más cerca.

Pasada la media noche, cuando el hospital entero se encontraba en una oscuridad impenetrable, pudo escuchar el rechinido de la puerta de metal de la habitación contigua, una pequeña sonrisa iluminó sus ojos puesto que casi de inmediato, pudo ver como la puerta de su habitación fue abierta entre la penumbra. Y es que si, aquel plan les había funcionado bastante bien, Jimin había sido el responsable de tan perfecta idea; colocar papel en la parte frontal de la cerradura, de ese modo, el pestillo sería botado cuando las señoritas de blanco echaran llave sobre la puerta, justo después de declarar "toque de queda" para todos los residentes del hospital. Estaba demás decir que las visitas nocturnas por parte de otros internos, era un acto reprobable en su totalidad, pero poco les importó cuando ambos solo anhelaban verse.

Jimin entró con sigilo, cerró detrás de sí aquella puerta enorme y más tranquilo, procedió a ir a la cama de quien ya le esperaba con emoción desbordante en su rostro.

—Yoongi, ¿estás dormido? — Preguntó en un susurro manteniendo con fuerza entre sus manos aquella enorme almohada, sus pequeños ojos se achinaron cuando, entre la penumbra pudo ver a Yoongi negar, de inmediato, se metió en su cama y como un pequeño niño, se refugió en el pecho del mayor.

—Creí que no vendrías esta noche, demoraste mucho — la calidez ajena envolvió en solo segundos aquel cuerpo muerto de frío, Yoongi se aferró de inmediato al pequeño cuerpo. Si bien la cama era pequeña, ambos cabían solo por el hecho de permanecer fuertemente abrazados.

—Pude escuchar pasos en el corredor, no quise arriesgarme a ser descubierto, preferí estar seguro y salir cuando el silencio fuera tan pulcro como ahora, solo los grillos pueden escucharse ahí afuera. ¿Los escuchas Yoon? — ambos guardaron un silencio curioso, en efecto, solo los ruidos de la noche eran audibles, sin embargo, sus corazones se escucharon latir con desmesura al verse perdidos en el mirar ajeno.

—Me alegra que el plan haya funcionado, también me alegra poder conocerte y sentirte — Jimin elevó su rostro solo un poco topándose de ese modo con los labios de Yoongi, resecos pero tan deseados por el menor.

No hubo más palabras, la pequeña charla que inició por costumbre había desaparecido debido a que Jimin prefirió comunicar su sentir besando los labios de Yoongi, no dijeron más, el par de adolescentes se estaba enredando entre besos y caricias mutuas que no hacían más que encender aquella llama que todas las noches anteriores se quedaba fervientemente encendida, sin ser apagada debido a la tan carente hora de visita.

Sus piernas se entrelazaron entre sí y el aliento de ambos se hizo uno solo, había llegado el momento tan deseado por los dos, aquel que habían dejado salir del encierro, sus bajos instintos iniciaban a salir, pero era comprensible, ambos tenían el clímax en sus venas, estaban tan fascinados por aquella idea, que el solo negarse ante ello incrementaba ese deseo de tener al otro. 

La naturaleza lo había dictado, aquel par de enfermos poco a poco fue tomando lugar en esa relación erótica, Yoongi se apoyó con las manos sobre aquella cama, Jimin de inmediato se posicionó debajo de él, ambos cubiertos por la delgada tela de la manta que les abrigaba dieron inició a toqueteos impuros, caricias que traían consigo nuevas sensaciones en la piel de ambos. Aquellas caricias ilegales que no estaban permitidas dentro del hospital, aquellas impuras que afuera de la institución solo confirmaban la locura de ambos.

Pronto, las prendas pulcramente blancas fueron solo un bulto entre la manta, sus pieles se estaban rosando, pequeños suspiros pasaron a ser jadeos, los jadeos pasaron a ser gemidos apenas audibles, sin saber darse placer, ambos recurrieron a tocarse entre ambos, se frotaban entre sí, con la ayuda del cuerpo ajeno, pequeñas mordidas y besos no faltaron aquella noche...

El sol llegó tan pronto, aquel par de jóvenes habían sido sorprendidos por la luz de un nuevo día, Yoongi sobre el cuerpo de Jimin, y Jimin abrazando con fuerza el cuerpo de Yoongi, durante toda la noche se habían repetido las mismas acciones, el sudor les envolvía aun con una fina capa, el fin de la noche había llegado con un severo sentimiento exhausto.

—Jimin... te amo tanto — de sus labios salió aquella frase tan conocida por ambos, puesto que la repetitividad les había condicionado a decirla cada noche cuando Yoongi besaba con ternura los labios abultados de Jimin.

Ambos eran ignorantes de lo que aquella frase tan corta significaba, pero aun así, los dos sonreían como un par de idiotas al repetir la frase tan corta dirigiéndose al otro, eran al menos conscientes de que aquella no hacía más que exteriorizar un sentimiento ajeno a lo que aquellos conocían. Pero, esa mañana, Jimin ya no pudo repetir de vuelta la frase, aquella puerta se había abierto, dejando ver a la mujer anciana. Aquel rostro se descompuso en uno lleno de horror, la mujer de inmediato cubrió sus ojos y sin mirarles habló.

—Esto no es posible, ¿qué significa esto? Yoongi, ven acá debes de tomar tus pastillas – Jimin había tomado sus cosas con velocidad, tan pronto terminó, salió desnudo, dejando de ese modo a Yoongi asentir resignado con cierta tristeza.

—¡Por favor no le diga nada al director, no quiero que Jimin tenga un castigo señorita! – Yoongi tomó el par de pastillas y las dejó en su boca, bebió un poco de agua y se arrodilló ante la mujer canosa.

­—Debes de descansar Yoongi, después hablaremos de ello, ahora no es el momento — la mujer tomó las manos de Yoongi y le ayudó a levantarse del suelo, tomó sus ropas y sin apresuro le ayudó a vestirse.



—¿Obtendré un castigo señorita? — Yoongi fue arropado por la mujer, aquella le acarició los cabellos y guardó silencio, ante el desvanecimiento profundo de Yoongi.

༒ La Habitación de los Susurros༒

La Habitación de los Susurros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora