Risas en la Lluvia

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El actuar de Yoongi había ido en constante decadencia desde aquel día, ya no se le veía salir al jardín con los demás chicos, prefería quedarse en cama abrigado entre las sabanas pulcramente blancas de su habitación. Pero esa tarde fue la excepción, un cielo gris abrigaba a la ciudad, los relámpagos estruendosos hacían saltar a más de uno de los internos que se encontraban aquella tarde en el comedor común, eran pocos los que tenían la estabilidad y el control para poder socializar un poco con los demás, entre ellos, Yoongi que permanecía sentado en una de las mesas del fondo, tranquilo a simple vista, de mirada perdida y desbordante tristeza mantenía la cuchara de plástico en sus manos, sus días tormentosos fueron en aumento, le era imposible conciliar el sueño puesto que en sus pesadillas estaba en constante debate con un par de sombras quienes le confesaban secretos terribles sobre la historia de aquel hospital. Estaba aterrado, todos los días después del desayuno era escoltado por dos enfermeros hacia la habitación fría y solitaria del doctor, aquel hombre tan insensible que desde hacía días probaba en él diversas terapias con la falsa promesa de que Yoongi se sentiría mejor; baños de agua helada, sedantes y descargas eléctricas fueron el repertorio de las semanas bajo a observación, a veces, le dejaban solo en la habitación, en otras, un par de mujeres de blanco le acompañaban con el pretexto de anotar de cabo a rabo las reacciones del chico. Un par de temblores, alucinaciones e incremento de temperatura fueron algunas de las reacciones secundarias provocadas por los experimentos de aquel hombre.


—Hola, te he visto solo, me han dicho que no me acerque a ti el par de chicos que están allá, pero me he animado — el chico castaño tan delgado se paró frente a la mesa de Yoongi, dejo su tazón de arroz y se sentó frente a él — soy nuevo aquí, así que busco amigos... ¿no hablas?


—Será mejor que hagas algo por salir de este lugar es horrible — los ojos oscuros de Yoongi, tan brillantes como dos perlas negras le observaron.


—El doctor me ha dicho que no puedo salir hasta que me encuentre mejor y deje de comer pintura... — el castaño demostró solo entonces una terrible tristeza en su rostro, agachó la mirada y después tomó el cucharon de plástico y tomó un poco del arroz de su plato.


De inmediato, la comida fue devuelta, el sabor le pareció desagradable, seco, tan asqueroso que no encontró mejor solución que levantarse la camiseta blanca y limpiar con ella su lengua, aquel acto tan descuidado dejo ver sus costillas, su piel tan pegada al hueso que ante los ojos de Yoongi, aquel chico le pareció de cristal. Las náuseas en el chico desconocido llegaron anticipadas, su rostro se descompuso en uno de asco al sentir en sus labios restos del arroz, Min Yoongi le miró con lastima al ver como sus ojos estaban hundidos al igual que aquellas mejillas.


—Solo es arroz — el chico miró a Yoongi con más calma, asintió comprensible ante el pequeño enunciado.


El murmurar en el salón fue de inmediato, Yoongi pudo escuchar a sus espaldas como todos sus compañeros comentaban sobre lo recién ocurrido; "¡Que asco, está loco!... Fue la comida, no te lo comas Yoongi, quieren matarte, asco, asco, asco, asco... el vómito es el veneno, ¡aquel va a matarte con su veneno, mátalo, mátalo! Yoongi, Yoongi, Yoongi..."

Yoongi apretó con fuerza los ojos, teniendo una imagen oscura ante él, el ruido comenzaba a hacerse más elevado, sin embargo, al escuchar aquella voz, se dejó los cabellos que en sus manos presionaba con estrés, su ceño se frunció y miró los ojos que le observaban.

La Habitación de los Susurros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora