VI.-

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Naruto escucho como su abuelo soltaba un suspiro, su cejas temblaron.

—Escucha, sé que hice mal al no decirte pero... Naruto, tu no necesitabas ese dinero y yo estaba urgido y...

— ¡¿No lo necesitaba?!—Le grito el rubio tratando de controlarse y estrellar el iPhone contra el vidrio del Lamborghini— ¡Necesitaba ese dinero para pagarle a Sasuke! ¡Sabes que le debo! Y tú... ¡maldito viejo verde te robaste todo! ¡Todo! con razón te marcharte tan rápido, maldito traidor.

Sasuke se limitaba a conducir mientras escuchaba al doncel discutir. Aun así, estaba aguantaban unas tremendas ganas de reír.

—Hijo, ¿pagarle a Sasuke? Naruto, si lo tienes comiendo en la palma de tu mano hijo mío, compre una revista en donde sales tú, estas algo flaco, deberías comer mejor, en fin...—Murmuro el peliblanco retomando la conversación—No creo que tu marido te cobre... no es necesario que...

— ¡Él no es mi marido!—grito y sin dejarlo hablar prosiguió—quédate con el maldito dinero, viejo desgraciado ¡Pero a mí no vuelvas a llamar, no tengo dinero y ni teniendo te daría! ¡Desaparécete junto con todas las putas que tienes! ¡Déjame en paz! ¡Suficientes problemas tengo en mi vida para escucharte!—y colgó.

—¿Estas bien...?—Pregunto finalmente Sasuke, el celular sonó nuevamente pero Naruto lo silencio—¿Quieres ir a otro lugar? Los empleados podrán encargarse de todo.

Naruto negó, acariciándose la frente, maldiciendo la hora en la que se habia fijado en Sasuke, en la que habia decidido ser policía, y en la que se le habia ocurrido la estúpida idea de participar en aquel plan ¡Suficiente tenía con su abuelo ladrón!—Quiero ordenar yo mismo mis cosas, espero que al menos eso me lo permitas.

Sasuke rodo los ojos mientras le escuchaba—Naruto, no entiendo por qué estás tan molesto, es normal que ya... sabes, vivamos juntos, soy tu marido, y no es bueno que un doncel viva solo en un barrio tan peligroso.

Un pequeño tic se alojó en la ceja de Naruto al escuchar nuevamente esa jodida palabra, malditos hombres, malditos varones, ¡Malditos donceles!—Soy policía y se defenderme solo, imbécil.

Sasuke como siempre hizo oídos sordos—No tendrás que hacer ningún esfuerzo, te llevaran el desayuno a la cama si lo deseas y bueno... podrás comer ramen recién echo todas las veces que desees.

— ¿R-Ramen?—repitió y entonces negó con fuerza—A mí no me vas a convencer con comida, maldito teme ¡Haces lo que quieras y no me escuchas!—Se quejó el doncel—te digo que te alejes, te acercas, me acosas, me compras cosas, me llamas y solo falta que me pongas un jodido escolta para vigilarme.

—No es una mala idea.

— ¡Estoy hablando enserio, Sasuke!—Le dijo alzando la voz el rubio—Te odio, te odio.

—No es lo que dices... cuando te follo.

— ¡Cierra la boca cretino!—Grito nuevamente, sonrojado, su rostro hervía de la rabia—Ero-Sannin y tu son tal para cual, dos malditos desvergonzados.

Sasuke se detuvo repentinamente, dejando que el camión de la mudanza continuara con su ruta sin detenerse—Escucha, Naruto, ¿no sabes cuantos donceles darían la vida por tener los privilegios de tú tienes ahora mismo?

— ¿Privilegios dices?—repitió el policía cabreado—Que mi antiguo Senpai me acose y se crea mi marido... ¿Es un privilegio? Porque si es así, deseo concedérselo a alguien más.

Sasuke gruño, metió la mano en su bolsillo y entonces con brusquedad la mano izquierda de este, deslizando un anillo de oro y diamante en el dedo anular— ¿Lo ves? Míralo bien, me perteneces, Usuratonkashi, puedes hacer el intento escapar, pero sabes bien que... No existe escondite alguno donde no te encuentre.

YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora