Ayudame, amigo...

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                Noviembre/ 1 /1999                         
                              (Joe)

Benjamin Jones, uno de los jugadores de nuestro equipo, uno de los mejores jugadores de los Warriors.
Nunca había mantenido una conversación completa con él; nunca saliamos de decir <<perdón>> cuando nos golpeabamos el hombro por "accidente" en clases o en el pasillo. Cuando lo ayudaba en varias materias y le explicaba algunas cosas. Pero ese día fué diferente, por completo...

En la mañana yo solamente intentaba levantarme con el pensamiento << hoy iré a la escuela como Dios me trajo a este puto mundo... o sea llorando y en contra de mi voluntad>>. Pasé toda una mañana normal. Me dí una ducha, me puse ropa comoda y bajé para desayunar con mis hermanos y mi madre -ya que mi padre se va muy temprano a su trabajo.
Salí caminando solo y me dirigí a casa de mi amiga Lucy, donde sabía que ya iban a estar esperando Rami y Sami también. Eso era todo.

El resto fué aburrirme en las clases escribiendo las notas kilometricas de la pisarra y respondiendo cada pregunta que hacían los maestros- si es que no me quedaba dormido en primer lugar- y después de todas las horas de tormento, iba al campo de entrenamiento, me sentaba hasta la última fila y me quedaba observando a lo lejos esa hermosa sonrisa brillante, esos hipnoticos ojos verdes, el perfecto cabello dorado y los pantalonsillos cortos de Jones. ¡mierda!. Era dificil aceptar que yo estaba ligeramente atraido por él...

Cuando el entrenamiento terminó, encontré curioso el hecho de que Ben buscaba a alguien con la mirada. Cuando miró hacia arriba, en mi dirección, sonrió aliviado. Me confundí mucho y esperé a que diera alguna señal de que iba a decir algo o que iba a acercarse.
Esperó a que todos sus compañeros de equipo se fueran a los vestidores y subió los asientos hasta llegar a donde yo estaba.
Su sonrisa se transformó en una expresión de nervios y apenas llegó hasta conmigo, quitó mi mochila dejandola con cuidado en el piso y me tomó de los hombros.
--ayudame, amigo- se apresuró a decir.
Confundido, solamente pude contestar:
--¿a qué te refieres, Jones?
--tú eres algo así como la voz de la razón en mi cabeza, Joseph... y mi mejor amigo no vino porque pescó un resfriado, entonces tampoco lo puedo visitar porque necesita un decanzo, así que tú eres mi esperanza justo ahora-.
Traté de prosesar toda la información resivida a la velocidad de la luz.
--¿pero... de qué hablas?
Benjamin solamente apretó mis mejillas y me miró de nuevo con esa expresión de cachorro.
--¡me refiero a Kath!- añadió.
Catherine, la novia (ahora exnovia de Ben), todo mundo sabia que ellos eran la pareja adolescente promedio. Nunca me agradó; no por el hecho de ser la novia del chico que me gusta, sino porque abuasaba de la confianza del probresillo de Benny.
--¿qué secedió con ella?.
--terminó conmigo ayer en la tarde... y no sé porqué...
Me sentía mal por saber esa noticia, pero a la vez empezé a sentirme bien porque mi mente llegó a la idea de tengo una mínima oportunidad...
Miró a su alrededor y se acercó un poquito más a mí pegando su frente con la mía...
--¿en tu casa o en la mía?- susurró discretamente intentando no sonar mal con la pregunta.
Oh, Dios... en donde quieras pensé al intante, pero lo que salió de mi boca fué un típico y ya confiable <<¿¡qué!?>>.
--necesito una de esas seciones de psicología con un amigo, porfavor... dí que sí- las palabras que estaba por decir podrían saber a asido en mi boca:
--yo te ayudaré a conquistár por segunda vez a esa chica-contesté con un tono sutíl y confiado tratando de ocultar mi preocupasión- pero hablemos de eso en mi casa, ¿te parece?.
Ben me brindó una tierna sonrisa que probocó que sus olluelos se marcaran.
Asintió emocionado y sin titubeo alguno, simplemente me abrazó.
--¿vamos justo ahora?- añadió.
--por mi no hay problema...
--para mi menos.
Oh sí, por un carajo. Jones estaría en mi casa y sin que yo le dijera. Santo, oh santo Dios.
                               ● ● ●

Caminabamos hacia mi casa tranquilos. Yo presionaba la jareta de mi mochila un poco nervioso por caminar a lado de Benjamin mientras que él solamente se mantenía atento a cada paso que yo daba o fuera a dar.

Mi madre no estaría, pues había ido al supermercado como cada mitad de semana. Mis hermanos probablemente fueron con ella así que me quedaría solo con Jones en toda la casa. Pensando en mi ansiedad de querer hacer más que charlar, toda esa emoción de querer estár en algo mucho más emocinante junto a él.

Escuchando nuestros pasos sobre las hojas cecas, dejé a mi mente imaginar millones de cosas.  Algo como una linda charla emotiva, la sensación de sus labios aprisionando los mios o inclusive muchisimo más. Mis mejillas se calentaron un poco cuando adoptaron un tono rojizo.
--¿todo bien?- mencinó confundido.
Un golpe repentino a mi realidad, sin embargo parecía una buena realidad.
--s-sí, claro... todo genial.
De nuevo una sonrisa y me dió unos golpesitos inofensivos en la espalda.
--oye, Frank... en serio, gracias-- odiaba ese nombre, pero él no lo sabía así que no lo corregí en ningún momento hasta que él mismo solamente empezó a decirme <<Joey>>.
                                 ● ● ●
Llegamos, y como lo esperaba no había nadie mas que los gatos. Dejé pasar a Ben primero y luego cerré la puerta.
--pues, no sé cómo pensabas en la "sesión psicologica" pero...-- mencioné apenas entramos y Ben se apresuró a inrrumpir.
--en tu habitación, ¿no?-- no sabía si lo hacia intensionalmente o mi mente era la que cambiaba el sentido de sus palabras, pero me llegé a emocionar.

Subí las escaleras sabiendo que Jones me seguría y nos guié hasta mi cuarto.

Dejé mis cosas en el piso, al pie de la cama y Ben hizo lo mismo cuando lo dí la aprovasión de que lo hiciera.
Me senté en la silla de mi escritorio y le indiqué que podía sentarse en la cama.
Se acostó como si de su habitación se tratára y yo simplemente reí sutíl.
Me causaba cierto tipo de ternura verlo tan despreocupado en acciones, pero con una expresión contraria.
--¿quieres empezar?- asintió al instante.

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