Yo, Persona.

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- ¿Qué demonios haces idiota?, ¿Te vas a quedar ahí tirado en el suelo? –No pude diferenciar si mi carencia de vista se debía a que mis ojos se encontraban cerrados, pero esa voz... era la de mi gemelo - ¡Levántate! - Mi visión regresó en ese instante, recibiendo como primera imagen a mi gemelo sonriéndome con una degenerada sonrisa amarillenta.

-No te pases de trato con él – dijo la mujer que conocí en la plaza de aquel extraño pueblo tiempo atrás – aun no te conoce y eso lo hace vulnerable a ti.

- ¿Enserio? – carraspeó un poco mi gemelo – así que eres el que pretende "ser" el único, que egoísta de tu parte.

- ¿Cómo? – le respondí sin dar crédito a lo que escuchaba, pero ante la respuesta, sonrió de nuevo.

-Mírate aquí, temiendo a todo lo que te rodea, ¿Acaso no lo ves? – me respondió mientras abría sus brazos manchados de sangre.

Aquella oración viajó de un lado para otro dentro de mi mente, creando una ambigüedad que poco a poco fue tomando forma a mi alrededor, hasta que me encontré en un fantasioso lugar dividido a la mitad, a la izquierda se encontraba mi gemelo sonriendo, a la derecha, esa hermosa mujer que me atravesaba cual flecha de cupido con su mirada, frente a mi... una línea similar a la que se crea cuando el mar y el cielo se tocan en el horizonte, mi gemelo estaba en un campo de batalla lleno de dolor y muerte, ella por el contrario, se encontraba en un paisaje vivaz y colorido. La mirada de ambos se perdía detrás de mí, luego la mía fue la que se perdió cuando miré sobre mi hombro, pues flotaba en aquella oscuridad infinita de la que era prisionero, su distancia se acortaba con la mía, sus pasos eran cada vez más audibles, una parálisis me tomó de prisionero y me incapacitó, de alguna forma, sus siluetas se nublaron junto con los lugares a los que pertenecían.

-Eres tú – mencionaron al unísono – el que debe desaparecer.

El mundo de las mentes mudas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora