Reflexiones sobre un mundo imperfecto

No quiero tener hijos, ¿cuál hay?

¿Querés tener hijos? ¿Cuáles nombres les pondrías? Seguro cuando encuentres a esa "persona especial" vas a cambiar de opinión...

La verdad es que NO. No quiero tener hijos y punto. ¿Es tan difícil de comprender?

Mucha gente cree que las mujeres —especialmente, aunque no únicamente— nacemos con ese dichoso "instinto maternal", y se acentúa esta suposición cuando una ve un bebé y piensa: «Qué ternuritaaaa. Me lo morfo todo», o incluso en el mismísimo rol de la mujer a lo largo de la historia hasta la llegada de la Primera Guerra Mundial, donde se dio un cambio radical.

¿Por qué me remonté a principios del siglo XX, pensarán? Bien, resulta que a la guerra solo les estaba permitido luchar a los hombres, mientras las esposas se quedaban a cargo de los hijos, quienes eran el futuro de la sociedad. En la Primera Guerra Mundial, murieron alrededor de diez millones de soldados —TODOS HOMBRES— y, con ellos, la mano de obra principal en fábricas, campo, etc. ¿Adivinen quiénes tuvieron que salir a trabajar en medio del caos mundial? Exacto, las mujeres. No sólo se encargaban por mandato social de la crianza de sus hijos, sino que también se vieron obligadas a ganarse el pan de cada día, soportando la pérdida de sus maridos y su nuevo estatus de "viuda". Vaya que somos multitarea, ¿no?

Basándome en esta situación, la mujer comenzó a tomar un rol cada vez más protagónico en la industria y en el ámbito laboral aunque, sin embargo, hoy no observemos esta igualdad en todos los países. Pero hicimos un progreso INMENSO gracias al feminismo naciente del siglo pasado. Y, sin embargo, hoy en día continuamos escuchando a otras personas opinar sobre nuestras elecciones de vida, nuestros cuerpos... "La maternidad será deseada o no será" comentan algunas mujeres pertenecientes al movimiento. No pretendo inmiscuirme en el tópico del aborto -que resulta tan controversial hoy en día-, pero sí tengo muy en claro una cosa: nadie, ABSOLUTAMENTE NADIE, puede obligarte a tener un bebé sin tu consentimiento, menospreciando tu voluntad física y emocional. Y menos cuestionar la razón por la cual no querés un "parásito" -como diría el ingenioso Dr. House- en tu vida.

Demás está decir que, conjunto a las críticas sobre tu innato "instinto maternal", viene aparejado el pensamiento erróneo de que un objeto romántico puede cambiar el paradigma mental que llevás construyendo y aceptando desde tiempos inmemorables -ejem, adolescencia, ejem-. Puedo llegar a comprender por qué una mujer podría dar un giro de trescientos sesenta grados en lo que respecta a ser madre al encontrar una pareja con la que querría compartir algo más que una relación amorosa, pero espero que la razón esté basada en su felicidad y no en el deseo iluso de complacer una demanda social o, incluso, de su familia y/o cónyuge.

Si tuviera que realizar una lista de los pros y los contras de tener un hijo, tengan por seguro que la segunda columna tendría, aproximadamente, la longitud del fideo más largo del mundo; mientras que en la primera tan sólo enumeraría ciertos puntos, a saber:
1. Alguien se hará cargo de vos en tu vejez (aunque no está asegurado)
2. Te hace sentir menos solo
Fin. No encuentro otra razón prudente por la que yo elegiría engendrar a otro ser humano en vez de adoptar un gato u otra mascota. No obstante, no estoy emitiendo un juicio de valor sobre aquellas personas que anhelan fervientemente ser padres, sino que expongo mi posición frente a algún lector que pueda sentirse identificado con el planteamiento.

Con el auge de las redes sociales y el desarrollo progresivo del feminismo de estos últimos años, se comenzó a hablar con más frecuencia de la maternidad. Hay una tiktoker argentina que me llamó la atención por cómo representaba esta línea de pensamiento encubierto en el humor para jóvenes: Sol Carlos. Es una influencer body positive que pregona la deconstrucción de los estereotipos físicos, la toma de conciencia sobre la salud mental, la imposición del amor propio por sobre las opiniones de los demás sobre uno mismo y, la razón por la que la menciono, la elección de no tener hijos. Me parece un buen ejemplo de utilización de los medios de comunicación para dar un mensaje alternativo a la tradicional usanza. Es importante recalcar que, al igual que esta tiktoker, nos encontraremos con otras personas cuales contenidos son lo opuesto: ¿Cuántos mortales siguen a Mirko, el hijo de Marley, el conductor de televisión argentino? ¿O a Stormy, la primogénita de Kylie Jenner? Incluso a cuentas de parejas compartidas o madres solteras, que manejan sus redes bajo la premisa de "familia feliz", enzalsando su vida comprometida a sus hijos y al amor fraterno (como los artistas musicales Camilo y Evaluna). ¿Me agrada este tipo de contenido? Sinceramente, no; pero para gustos, hay colores. No considero adecuado juzgar a aquellos que los siguen, ya que no soy quién para criticar -considerando que leo novelas de fantasía y me emociono con personajes ficticios-, pero no siento que esos perfiles encajen con el mío. Más bien los veo como algo "lejano", algo a lo que nunca podría aspirar y que, si me hallara en algún cuadro similar, me incomodaría.

Entonces, ¿cuál sería la conclusión de este breve monólogo? Principalmente, seguí tu propio camino de vida y no lo intentes transitar de la forma que otros pretenden que lo hagas. No tengas hijos si no querés, no te sientas obligada por presión social, familiar, etcétera. Ponete primera ante toda opinión externa sobre tu cuerpo y futuro. Porque la única que va a estar con vos en las buenas y en las malas es, irónicamente, VOS. Estás en tu derecho pleno de disfrutar de tu persona y, en otros casos, de tu pareja, sin la necesidad de llenar algún "vacío" ficticio que probablemente te impusieron de niña. Y si alguien se atreve a cuestionar TUS DECISIONES, ¡mandalo a comer pasto! Y recordá: para hacerte cargo de otro ser humano, primero debes estar conforme con vos misma y con lo que te rodea.