«Le entregué todo, mis miedos, mis sueños, y mi corazón, pero creo que fue mentira, porque al final; nunca fui ella.»
___
Historia de mi total creación.
No se aceptan copias ni adaptaciones.
Todos los derechos de autor reservados.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Enserio?, tengo mínimo diez alarmas y me vengo despertando a las ¡2:20! Para ser tan tarde, el cielo estaba muy nublado; lo cual me gustaba.
—¡La cita con Adrien! ¡Es a las 3:00!
¿Cómo me pude olvidar? Me levanté lo más rápido que pude, tome lo primero que encontré en mi clóset.
Al terminar de cambiarme tome una manzana, una botella de agua, mi celular y salí corriendo a la parada de autobuses.
Estuve esperando un tiempo a que llegara un autobús; ya eran las 2:50 y no llegaba ninguno, así que decidí correr.
Mientras pasaba por las calles ya un poco aglomeradas, él pasador que me había puesto se iba cayendo y la mochila rebotaba en mi espalda.
Al llegar a la escuela después de seguir corriendo encontré a Adrien.
—Uf, ¡por fin! Un poco más y llego a las canchas de la escuela.
—Crowel, Crowel, 20 minutos tarde.
—Primero hola —respondí un poco llego entre suspiros pues me había cansado y la adrenalina ya se había pasado—, y segundo ¿no te das cuenta de que vengo corriendo?
—Sí —respondió divertido— Y creo saber que la razón es que te quedaste dormida.
—Bueno sí, pero también es porque no pasaba el autobús.
—Si, la pobre bella durmiente no durmió lo suficiente. Pobrecita —agrego con una sonrisa.
—Oye, las princesas como yo debemos tener nuestras siestas de belleza.
—Pues creo que esas no te funcionan muy bien —dijo divertido.
—Oye —refute.
—Y bueno, ¿nos vamos?
—Ah, sí. Y ¿en qué nos vamos a ir?
—Pues, un tramo en autobús y el otro ya verás.
—¿En autobús? —cuestione.
—Sí, perdón princesa Maia, pero su carruaje no estaba disponible.
—Ja ja, que gracioso —ironice— eres todo un nerd.
—¿Nerd? ¿Por? —pregunto alzando una ceja.
—No lo sé, solo lo quería decir ya que tú me dijiste princesa —respondí encogiendo los hombros.
—Bueno, ya está el autobús.
Comenzaba a caminar cuando me detuvo.
—Oye, oye, espera. ¿Es una nueva moda?
—¿El que? —cuestioné sin entender a que se refería.
