Era lunes, ese día Adrien no había asistido a la primera clase ni a las demás y comenzaba a cuestionarme que le pudo haber pasado ya que recordé que Valeri me mencionó que era muy raro que el no asistiera a clases, de repente el sonido del timbre del fin de clase me sacó de mis pensamientos trayéndome de vuelta a la realidad.
—Bien chicos, ya pueden ir saliendo y recuerden que mañana tendremos examen sobre la clase del día de hoy —dijo el profesor de matemáticas.
Y allí estaban esos pensamientos de nuevo. ¿Qué le pudo haber pasado?
—Tierra llamando a Maia —Valeri extendió su mano frente a mi— Hola amiga, ¿estás bien?
—Déjala que está pensando en su crush Eder —ironizó Dalila.
—¿Qué dices? —pregunté intrigada cuando por fin reaccioné.
—Pues sí, tu crush, Eder.
—Sí, Maia, no lo niegues hemos visto como lo miras y al parecer le caes bien y no sé puede que... —Valeri hizo una pausa.
—Pues no se si lo consideraría mi crush, sino que es muy... —me detuve a pensarlo un rato— lindo —completé después de unos segundos.
—¿Lindo? —dijo Valeri algo sorprendida mientras arqueaba una ceja— Maia, ¿sabes cuantas personas darían lo que fuera porque al menos Eder les hablara o sobre todo las acompañara a su clase?
—Am, pues yo no veo así.
—Valeri, sabemos que Eder te llama la atención, pero pues si Maia no lo ve así que importancia tiene —dijo un tanto confundida pero firme.
—Bueno, yo solo trataba de hacer que entrara en razón —dijo con una mirada insegura.
—Sí, y te agradezco, pero aún estoy empezando a conocer a Eder —dije con una sonrisa.
—Bueno, ya cambiemos de tema —dijo Dalila rompiendo con la incomodidad de ese momento.
—¿Qué harán hoy? —pregunté para empezar con algún tema de conversación.
—Pues nada en espacial —respondió primero Dalila.
—Pues igual. Pero estaba pensando en invitarlas al cine o a algún lugar...
—Sí, estaría super. ¿Dalila? —pregunté haciendo referencia a si podía.
—Sí, está bien solo díganme la hora y donde nos veremos.
—Igual —agregué.
—¿Les parece ir por un helado y al cine ese que está al lado de una clínica a las cuatro? —preguntó Valeri.
—Sí —afirmó la pelinegra.
—Ok —apoyé.
—Está bien, entonces nos veremos allí.
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Nunca fui ella. ©
Romance«Le entregué todo, mis miedos, mis sueños, y mi corazón, pero creo que fue mentira, porque al final; nunca fui ella.» ___ Historia de mi total creación. No se aceptan copias ni adaptaciones. Todos los derechos de autor reservados.