Pequeño fuego, insaciable llama.

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El odio: Un sentimiento tan básico, tan primitivo, que es imposible no sentirlo, o al menos eso dicen...

Me regocijaba,
De mi inocencia.
Me exaltaba,
Por mi madurez.
Me pensaba buena persona,
Por odiar
A ningún ser. 

Mis otoños pasaron, 
Las hojas cayeron, 
No volvieron a crecer.
El invierno se abrió paso,
No sólo en el viento
En mi corazón también.

Fui fría, por mucho tiempo 
No sentí rencor, ni miedo 
Sin amor, sin sentimientos.

Pero…
Siempre hay un pero.

 Como chiquillo 
Encaprichado,
Alguien lo intento 
Encender la llama 
Extinta,
Oculta
En mi interior. 

Alguien quiso
Deshelar,
Mi impenetrable 
Corazón.

 ¡Lo logro!
Más no pensó 
En las sabias palabras
Que un hombre pronuncio 
"¡Cuidado!
Si juegas con fuego 
Te vas a quemar" 

Terco asno 
Torpe ardilla
¿Para qué seguiste
Con tu misión suicida?

"Arde, arde, rojo fuego"

Y como lava ardiente 
Por mis venas se filtró,
Una materia inexistente 
Que mi interior saturó.

 Ya no era fría,
Tampoco serena. 
Me sentía viva, 
Como sol en 
Primavera.

Podía correr
Podía gritar
Podía amar
Podía odiar

 Despertaste en mí,
Un corazón vivaz 
Un amor salvaje 
Una llama... 
Que no supiste controlar.

Pequeña inicio,
Pero con el pasar de las lunas
Ella creció.
Se hizo fuerte, 
Inagotable.
Se hizo extensa,
Incesante. 

"El fuego se propaga,
El fuego vive,
El fuego es."

Ese fuego,
Esa llama.
Que dejaste a la deriva
Que no lograste manejar.

No tuviste cuidado, 
No la supiste sosegar,
Y por tú indolencia,
Ahora arderás.

Como en el fuego
Del infierno. 
Entre mis brasas
Ya te encuentras.
No hay salida, 
no hay regreso. 
No hay escape
De este infierno. 

Y escucha 
No es amor, ese
Atroz calor.

Es sólo un profundo odio,
Lo que guardo en mi interior.

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