Capítulo I: Plática entre Chicas

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Mimi se encontraba sentada en la sala de estar del apartamento de su mejor amiga, Sora. Su cabello, que constantemente cambiaba de color cada mes, había vuelto a su tonalidad original. El castaño que la caracterizó durante su infancia se encontraba amarrado en una cola de caballo larga, manteniendo su rostro libre y expuesto. Desde que volvió a Japón hace tres meses atrás, le había costado acostumbrarse o más bien, recuperar aquellas costumbres que había perdido tras su estadía en Nueva York. Dicen que los viejos hábitos nunca mueren pero Mimi es una excepción. Le agradaba estar de vuelta en el país en el que nació pero a la vez extrañaba el bullicio de la ciudad. De vez en cuando iba a Shibuya para recordar el famoso Times Square pero no la satisfacía del todo. Es por eso que, desde hace unas semanas, se reúne de manera constante con Sora, su mejor amiga, a quién sí extrañó de manera genuina tras partir. Ahora siente que tiene alguien a quién acudir, sea la hora que fuese.

Dos vasos de té se encontraban en la mesa al lado de Mimi. Sora regresaría en cualquier instante con una tetera nueva para servir más y continuar con la plática que llevaban desde hace más de una hora. Como es de costumbre, Mimi es quien toma rienda de ella al nunca dejar de hablar sobre sus problemas. Sora no decía nada al respecto al imaginarse la razón. Mimi puede tener montones de amigos y ser igual de habladora pero, nunca pero nunca, le cuenta sus problemas a los demás. Puede ser que suelte sus caprichos y egoísmos, mas solo se abría a sus amigos cuando era algo importante. Es por eso que Sora la escucha de manera atenta.

Cuando Sora ingresó de nuevo a la habitación con la tetera, le sirvió más té a Mimi.

—¿Entonces terminaste tu relación con Michael?—pregunta la pelirroja.

—Sí... eso fue antes de irme. Es que no tienes idea de cómo iban las cosas. Era, como que algo pesado estar con él. No estoy diciendo que él sea pesado. Es un chico fantástico, ah, pero no tan fantástico como uno puede creer. Ahora que lo pienso se me hace difícil pensar en alguna cualidad suya... supongo que podría ser la natación pero tampoco es como si pudiese nadar por mucho rato al cansarse rápido. Pero eso no quiere decir que no sea atlético y bueno para los deportes.

Mimi no dejaba de hablar sin tener una pausa para respirar. Sora se encontraba abrumada con toda la información que su amiga daba de manera rápida, sin contenerse. No la dejaba hablar o hacer algún comentario profundo al respecto. Tan solo le daba tiempo de asentir o soltar expresiones de asombro o tristeza dependiendo de la situación. Sora prefería escuchar los problemas de Mimi, para así no tener que lidiar con los suyos. Sabe que ella es muy perspicaz y notaría lo que siente pero cuando se mete en su mundo, puede comportarse un poco egoísta al querer que todos la escuchen y presten atención. Sora comprende muy bien la razón de la incesante habla de Mimi debido a su falta de profundas amistades en los Estados Unidos. 

Además, pensó: ya tiene suficientes problemas personales, no quisiera cargarla con los míos.

—Bueno, todo empezó cuando caminaba por la calle y me detuvo un caza talentos. Aparentemente trabajaba para esa revista... um... tenía un nombre... como sea, el punto es que me contactó de esta manera para terminar yendo a su oficina y me ofreciera un trabajo como modelo, ¡como modelo! No podía creerlo. Además la paga no estaba del todo mal. Me estaba costando conseguir algún trabajo para ayudar a mi mamá y mi papá ya que no soy muy... hábil con muchas cosas. Ya sabes, no andábamos muy bien, razón por la que volvimos a Japón. Quise compartir la noticia con Michael pero él no pareció muy interesado. Le dije para reunirnos en un sitio para tomar un café y seguía así de apático conmigo. Era como si le diera igual mi trabajo como modelo. Alguna chica se sentiría feliz que el novio no se moleste ya que a veces uno debe modelar en bikini y exponer su piel pero... ¡que rabia me da recordar su indiferencia! ¿Acaso no le importa si algún otro hombre me ve? ¿No le importa que otros hombres me vean en una revista pública? ¿No debería quererme hacer desistir de ese trabajo? Quizás estoy pensando esto demasiado... quizás no debí haberme puesto histérica y gritarle que a él no parecía importarle lo que haga en mi vida. Es por eso que no pienso hacer modelaje de nuevo.

Engañando al Destino [DESCONTINUADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora