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Capítulo 18

-Mamá... -susurré, arrepintiéndome al instante, pues lo había pensado mucho y tal vez necesitaba pensarlo aún más y no llegar al extremo de hablar con mi madre.

-¿Qué sucede, Binnie? -su tono maternal y los apodos aniñados que ella formulaba me daban confianza muchas veces, pero en esta ocasión solo me dio ganas de salir corriendo de la cocina y encerrarme en la habitación hasta el día siguiente.

-¿Alguna vez tuviste alguna discusión con papá? -y entonces mi boca fue más hábil y rápida que cualquier otro pensamiento.

Mamá dejó el plato que tenía en mano y cerró la llave del agua. Trague grueso y no tenía en donde esconderme, por lo que me sentía como un completo idiota al mirar a todos lados, menos a mi madre.

-¿A qué va la pregunta?

Tragué grueso y por más que quise, no pude morderme la lengua.

-Curiosidad. -dije con algo de indiferencia, cuando en realidad me estaba muriendo de curiosidad y a la vez, vergüenza.

Mamá se secó ambas manos y me miró, tal vez yo no podía mirarle de frente, pero sabía que sus ojos estaban encima mío. Lo sentía.

-Soobin, mírame. -dijo de repente. Quise no hacerle caso a mi subconsciente, que me exigía obedecer a mi madre, sin embargo, la miré y ella sonrió.

Su baja estatura no evitó que acariciara mi mejilla con todo el cariño propio de un madre y luego sonriera, tal y como lo hacía cuando yo tenía cinco años y cometía alguna travesura.

-¿Estás saliendo con alguna chica? -mis ojos se abrieron en par y cuando pensaba negar todo y retirarme de la cocina, la voz de Soojin se hizo presente.

-En realidad es un chico, mamá y perdona por ser entrometida, pero es mi hermanito y necesita consejos para reconquistarlo.

-¡Escuchaste mi llamada telefónica con Beomgyu! -grité- ¡Soojin, eres definitivamente una entrometida! -miré mal a mi hermana y lo único que quería hacer era acercarme y destruir su bonita sonrisa hecha por unos brackets.

-¿Estás saliendo con un chico? -mamá preguntó y entonces todas las ganas de espantar a mi hermana se fueron- deberías traerlo a casa, tu padre y yo estaremos felices de conocerlo.

-Lo haría, si es que...

-Soobin salió con otra chica y por eso Yeonjun se molestó con él. -mi hermana y su boca suelta me estaban molestando en demasía. Amaba a SooJin, era mi hermana mayor, pero a veces era demasiado insoportable tenerla aún en casa.

-Soobin, hijo... -mi madre llamó- eso no está bien.

-Pero Yeonjun tampoco me dio tiempo de explicar nada, mucho menos esas chicas. -me crucé de brazos y al dirigir mi vista hacia la entrada de la cocina, SooJin ya no estaba ahí.

Maldita, susurré en mi mente.

-¿Entonces ya no tienes novio?

-Pero quiero recuperar su confianza. Yeonjun es alguien muy importante para mí, no quiero perder su amistad, ni tampoco su cariño por una confusión.

Mamá sonrió y volvió a acariciar mi mejilla.

-¿Por qué tienes que crecer tan rápido? Apenas ayer fue cuando te lleve al kínder y ahora incluso tienes una pareja.

-¡Mamá! -me quejé, pues ahora sus dos manos apretaban mis mejillas con fuerza.

-Está bien, ¿Qué es lo que le gusta a él?

Me quedé un largo rato pensando en las muchas cosas que Yeonjun y yo habíamos hecho durante nuestras citas y por más que quise, no logré conseguir algo adecuado para pedir su perdón.

-¿Seguro que es tu novio?

Salí del pozo de mis pensamientos y recuerdos, y negué. Mamá frunció su entrecejo y luego de unos segundos, preguntó qué es lo que realmente éramos Yeonjun y yo.

-Solo nos estamos conociendo, no es como que vayamos a ser novios en menos de dos meses.

Ella pareció comprender.

-Puedes regalarle algo parecido a flores... ¿Sabes cuáles son sus favoritas?

-Mamá, no es una chica, además no creo que le guste recibir flores delante de toda la escuela.

-Soobin, eso fue un comentario un tanto machista. Sabes que no es necesario ser chica para recibir flores, conozco a muchas mujeres que odian recibir flores o incluso cultivarlas.

Me sentí un poco avergonzado, pero en vez de pedir alguna disculpa, solo me quedé callado, pensando en cuáles podrían ser las flores favoritas de Yeonjun. Nunca habíamos hablado de flores o plantas que nos parecían las más bonitas, sin embargo, una idea cruzó por mi mente y dando un beso en la mejilla de mi mamá, salí corriendo de la cocina.

Mamá no me regañó por dejarle sola, cuando había prometido ayudarle con el lavado de los platos y demás utensilios, sin embargo, lo agradecí mucho.

***

Las floristerías no eran las primeras en abrir, tal y como una cafetería, pero sabía que tenía que salir temprano, por si encontraba alguna y para suerte mía, sí hubo una que, por lo visto, recién estaba abriendo sus puertas.

Al entrar, pude ver a una señora caminando de un lugar a otro y regando las flores o plantas de todo el lugar.

Sonreí, pues no solo el olor a flores era exquisito, sino también la apariencia de estas.

-Soobin... -no esperaba encontrarme con Jinsoul en la floristería, pero ahí estaba ella, sonriéndome y con una regadera en mano- ¿Qué haces aquí?... es decir, pensé que estarías en la escuela.

-Quiero comprar algunas flores. ¿Tú trabajas aquí?

-En realidad no, mi madre es la dueña del lugar, yo solo le ayudo por las mañanas y en mis tiempos libres.

-Genial. -ella asintió, pero no dijo nada más- Quería... yo quiero flores de lirio.

-Son muy bonitas, ¿Cierto? -dijo al instante- Las flores de lirio siempre han sido mis favoritas, no solo por su increíble olor, sino por el significado que expresa.

-Leí que eran muy famosas por los distintos significados que expresa en cada país, pero la principal es de la...

-Dulzura. -completó ella, sonriendo al final y caminando detrás del mostrador- Lo sé, son muy bellas... ¿Cuántas quieres? ¿Es para un regalo? ¿Quieres alguna nota?

-Solo un ramo y sí, es un regalo. -sabía que hablar sobre esto con la chica que se suponía gustaba de mí, estaba mal, pero solo quería socializar un poco y evitar caer en el silencio incómodo.

Cuando las flores estuvieron listas y pagadas, salí del lugar.

En mi bolsillo yacía la nota que había preparado anoche para dirigirme a Yeonjun y lograr su perdón.

Llegué con veinte minutos de anticipación, por lo tanto, Yeonjun no se encontraba en el salón o eso creí, hasta que lo vi sentado en la mesa del fondo, tal y como la primera vez que nos habíamos conocido.

Él me vió por una fracción de segundos y luego volvió la mirada hacia su libro.

-Es hora. -susurré para mí, antes de encaminarme hacia él.