Oh, blanca gardenia. ¿Dime cuando volveré a saciarme con tu dulzura?
¡Girasol, girasol tú que brillas ante el sol! ¡Guía tú mi camino hasta su corazón!
Y tú margarita; tan fragante, tan bonita, acompaña a la buena rosa y vístela de pasión, para que...
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Taehyung admiraba la ventana con real fascinación, no importaba cuantas veces había visto el suceso, siempre lo dejaba fascinado. Fuera del palacio la noche se había ido, dando paso a la época más felice para los seres como él. Época en la cual el sol dejaba de ocultarse para permanecer años iluminándolos y dándole paso al alivio de una preocupación. La oscuridad era real y aunque él era lo suficientemente poderoso para mantener todos los males fuera de su reino, era bueno tener una preocupación menos sobre sus hombros.
—¿Ya me contarás una historia? —cuestionó una voz dulce con cierta somnolencia. Taehyung sonrió, girándose para ver al castañito que parecía apenas despertarse de su plácido sueño. Allí, sentado en el centro de su cama, lo observaba con sus ojitos brillantes y suaves cabellos revueltos.
Precioso.
—Buenos días, cariño. —dijo acercándose para dejar un efímero beso en la cabecita castaña a modo de saludo.
Jungkook le sonrió con ese afecto inocente que solo él, el regalo de la luna nacido de las ninfas, podía obsequiarle.
—Buenos días, TaeTae.
—Entonces, ¿qué historia desea mi querido afín que le cuente en esta mañana? —preguntó el mayor, acomodándose junto al chico en la cama.
Jungkook frunció sus labios ante la pregunta, ¿cómo es que él podría saber eso? Con lo indeciso que era para esa clase de decisiones espontáneas.
—No sé, disfruto escuchar todas tus historias, cada una encuentra la forma de atraparme... —murmuró pensativo. Taehyung se llenó de la ternura que le producía verlo tan concentrado y no pudo evitar manifestar su sentimiento en una risita que hizo que el castañito lo mirara. —Ya sé, cuéntame algunas de tus favoritas.
—Está bien, pero Jungkook, ¿no se te está pasando algo por alto? —preguntó Taehyung con una ceja alzada. El castaño lo miró con ingenua curiosidad reflejada en sus ojos y un naciente mohín formándose en sus labios. Taehyung reprimió una sonrisa y dejó escapar un suspiro. —Cariño, que seas mi afín no significa que me debas menos respeto, ¿mh?
Jungkook amplió los ojos en un gesto de sorpresa, y sus mejillas sin poder evitarlo se espolvorearon de un intenso rosa. Él sabía que Taehyung era su alma afín y eso llenaba su corazón de la más dulce algarabía, pero emocionaba de tal manera que terminaba por olvidar que el mayor era un Dios, y aunque él llevara en su sangre el linaje más fuerte y puro de las ninfas —y quizás de algún otro dios libertino—, aquello no los ponía al mismo nivel.
—Lo siento
—Lo siento Hyung, en mi tierra no se acostumbra a usar honoríficos, ahí todos somos igual, no es mi costumbre hablar de forma apropiada a mis superiores, pero le prometo que pondré más atención en mis lecciones y haré que se sienta orgulloso de tenerme como su afín.
Taehyung sonrió mientras acariciaba con parsimonia el cabello del castaño, él no podía sentirse más orgullo del afín que le había dado la luna. Jungkook era simplemente hermoso, era hijo de una ninfa del viento y era un bebé provocado, la luna lo había enviado especialmente para el pelinegro. Jungkook había crecido sus primeros años en la tierra de las ninfas, un lugar pacífico y regido por las más básicas reglas, no enseñaban nada más que como cuidar y agilizar su don, así fue hasta que la Luna los reunió. Ese día Taehyung había ido a los campos de flores porque sentía una infinita curiosidad sobre cómo nacían las ninfas, su madre sabiendo de su interés por ello le dijo que fuera al campo y encontraría la respuesta a muchas de sus dudas. Ese día Taehyung conoció a Jungkook y de inmediato notó que era aquel ser con el que estaba destinado a pasar el resto de su vida, y en ese instante, después de compartir una tarde a su lado, decidió reclamarlo a pesar de que el pequeño aún no había tomado el elixir de la inmortalidad, pues; para Taehyung eso no representaba un problema, después de todo, Taehyung tampoco lo había hecho y tendría que esperar solo un par de años para que estuviera con él para siempre, el tiempo para alguien que vivía una eternidad no representaba un real problema.
—Jungkook, amor, sabes que no me importa cuando estamos solos, pero es mejor si te acostumbras, que me hables sin honoríficos podría causarte molestias después con otras personas —Tocó su naricita con el meñique —Ahora cariño, ¿empezamos con mis historias favoritas? —El menor asintió, acomodándose mejor junto a su afín.
—¿te acuerdas cómo nos conocimos? —Las caricias en los nudillos del menor no tardaron en llegar y como el chico mimado que era se recortó en el pecho del mayor y sólo asintió. —Nos conocimos en un campo de flores, pero jamás te conté las historias detrás de cada una de ellas... A todas las historias que trajeron estas para nosotros las llamé "Blooming Love"
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¡Hola!
Tenemos el orgullo de presentarles el primer proyecto del Squad llamado "Blooming Love" (como habrán podido notar jajajsjsks) e inspirado en las flores. Este es nuestro proyecto por San Valentín y esperamos les guste ❤.
Les recordamos que en los siguientes One-shot no encontraran roles de top ni bottom, pero sí mucho Taekook, ¡esperamos que sea de su agrado! 💖✨
