Oh, blanca gardenia. ¿Dime cuando volveré a saciarme con tu dulzura?
¡Girasol, girasol tú que brillas ante el sol! ¡Guía tú mi camino hasta su corazón!
Y tú margarita; tan fragante, tan bonita, acompaña a la buena rosa y vístela de pasión, para que...
Simboliza la fragilidad de una relación amorosa. En el terreno mágico dicen que las flores de los crisantemos ejercen una atracción sobre las hadas de los jardines.
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Almas gemelas.
Una historia fantasiosa sobre seres predestinados a encontrarse, logrando crear un lazo al momento de mirarse, enamorándose profundamente del otro en un mísero instante. Aunque la historia narraba sobre amores extraordinarios, en la actualidad las almas gemelas que se encontraban eran solo un porcentaje mínimo de la población, derrumbando todo lo creado a base de palabras bonitas, resignándose a nunca encontrar su otra mitad.
La falla de las almas gemelas y cómo encontrarlas era que todo siempre sería incierto; tu alma gemela podría haber nacido mucho antes o después de ti, muerto por alguna circunstancia o, simplemente, nunca haber nacido. Esto era lo que hacía dudar a todos sobre intentar buscar a alguien que tal vez ni siquiera existía y, aunque era triste, la gente solía conformarse con lo poco de las cosas, evitando los problemas.
Y él no era la excepción.
A pesar de que sus padres eran almas predestinadas, él no se hacía muchas ilusiones sobre ello. Si llegaba a encontrar a aquella persona que fue creada para él, era bienvenida a entrar a su mundo, pero había pasado mucho tiempo, y comenzaba a perder las esperanzas. San Valentín no era una fecha que esperara con ansias, pero era un poco reconfortante el observar cómo todas las personas eran felices en este día, sin hacer distinciones de ningún tipo. Todos eran personas enamoradas disfrutando del tiempo con su otra mitad, olvidándose por un momento del significado de cada tatuaje que alguno de ellos debía portar en alguna parte de su cuerpo.
Así era como las personas se daban cuenta de su alma gemela: un tatuaje. Aunque muchos pensaran que no era nada especial, el tatuaje nunca borraría la intensidad de su tinta, así como nunca podría haber otros iguales a el primer ejemplar, a menos de que fuera su soulmate. Se decía que cuando encontrabas a tu alma gemela, el tatuaje terminaba por completarse y por fin verías clara la figura que este trataba de mostrarte, siendo la cosa más maravillosa que alguna vez podrías ver.
Aún después de esto, él siguió negándose incesantemente, diciéndose a sí mismo que no encontraría a la otra mitad de su corazón. Oh, qué ingenuo había sido.
En la actualidad quería abofetear a su viejo yo, decirle que esperara solo un poco más y no estuviera a punto de darse por vencido, porque conocería a la persona más hermosa que alguna vez existió. Alguien de buen corazón y existencia brillante, el cual iluminaba todo el lugar al cual tenía la dicha de asistir y estar presente.
El nombre de su alma gemela era Jeon Jungkook. Un nombre perfecto para una persona como él. Desde que lo conoció, su soulmate había sido el ser más extraordinario que había conocido en su vida. Sus ojos, los cuales contenían la galaxia entera, revelando estrellas escondidas entre ellos cada que los mirabas a profundidad, perdiéndote en el vasto lienzo negro en el cual se encontraba el alma más generosa que alguna persona pudo tener. Su pelo, de un castaño color miel, tenía pequeñas mechas del color del sol, las cuales terminaban de darle una apariencia tierna a su delgado pero formado cuerpo.
