Capitulo 4: Caminos Distintos

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El día era caluroso en las tierras de Galum, la guardia oscura había dejado sus puesto para relajarse en los grandes salones hechos por los mismos enanos. Bebían, comían y contaban relatos de sus batallas pasadas, la estaban pasando bien. Malord no le molestaba que sus hombres hayan dejado sus puestos por algo de diversión ¿De que podía temer?

Uno de los soldados se puso de pie y extendió su copa hacia arriba. El hombre estaba muy ebrio como para mantenerse de pie.

—Quiero decir unas palabras—Dice el soldado que apenas y pudo abrir la boca.—Mataremos al príncipe Allard y defecaremos en su tumba, si es que hay una.

El soldado suelta una carcajada y los demás levantan sus copas y dicen: —¡Muerte al príncipe  Allard!—. y beben de ellas. Malord solo lo miro y una pequeña sonrisa se le dibujo en su rostro apenas notable. Una voz hizo retumbar el salón que la miradas de los soldados se enfocaron en el origen de la voz. De las sombras un hombre entro en el salón, tenia puesta una capucha negra que apenas y dejaba ver su boca y su nariz. El hombre se acerco a Malord y su mirada se mantenía en el suelo.

Malord se puso de pie y se acerco aquel hombre, cuando ambos estaban cara a cara el hombre se quito la capucha a lo cual los soldados se pusieron de pie y se arrodillaron.

—¿Felix?— dijo Malord acercando sus manos hacia el rostro del hombre.

—Si padre...soy yo tu hijo— la voz de aquel hombre se quiebra y se acerca hacia Malord y lo abraza, Malord también hace lo mismo.

Los soldados se ponen de pie y uno dice: —Príncipe Felix nuestra lealtad es suya—Los demás soldados gritan su nombre como si fueran una sola voz.

—¡Y mi lealtad es suya!— la voz de Felix es fuerte y clara.

Malord le pregunta: — ¿Y tu hermano? — Felix le responde—Esta bien, reunió a un pequeño grupo de soldados hacer pequeños ataques a grupos de vigilancia del príncipe Allard.

—Espero que este bien.

— Lo estará créeme.


Dmitry

Un hombre corría sin parar ya que un grupo de perros venían tras el. Lo cual no llego muy lejos gracias a una flecha que salio disparada y incrustada en su pierna, el hombre cayo del dolor y agonizo en el suelo.

Cinco hombres se acercaron equipados con armaduras negras y cascos que solo dejaban ver sus ojos, rodearon al desafortunado hombre que ya estaba tirado en el suelo temiendo por su vida. Un silbido se hace escuchar entre los arboles y un hombre con una negra armadura pero sin un casco se acercaba a el, este llevaba una espada en la espalda y dos dagas en cada cintura, se pone en cuclillas y le pregunta al hombre: —¿Tan difícil era rendirse?

Los demás ríen mientras que Dmitry toma la flecha clavada en la pierna del hombre y la saca de un tirón, el hombre grita de dolor.

—¿Como te llamas centinela?—Le pregunta Dmitry.

—Me llamo Aldo... señor.

Dmitry se levanta y la flecha la pone frente a sus perros y estos lamen la sangre de la flecha como si fuera un gran pedazo de carne fresca recién cortada de un ciervo.

Corona De Oro [PAUSADA]Where stories live. Discover now