Nathan:
Estos días han sido tan locos como una montaña rusa.
Me siento más... vivo.
Hace mucho que no sentía emoción al comenzar un día, hace mucho que no me daba gusto pasar tiempo conversando con alguien.
Con Erick ya van 6 semanas desde que nos hicimos amigos, en la escuela se la pasa la mayoría de tiempo conmigo. Como se deduce, los rumores no se hicieron de esperar, me comenzaron a señalar y culpar del tan repentino cambio de Erick, y la chicas me culpan por haberles quitado a su "Adonis".
Lo bueno es que al estar con Erick, ya no me han vuelto a golpear, Joshua y sus matones me dejaron en paz, se les nota en los ojos que le tienen miedo a Erick.
Y bueno, respecto a mi madre, no sé, literalmente, no sé nada de ella, en casa no está y tampoco sé su paradero, es un tanto común que pase esto, se desaparece unos cuantos días y luego vuelve con dinero.
Yo sigo viviendo en mi casa, a veces paso las noches con Erick, viendo películas o saliendo a tomar un helado, en estos 42 días... Ni siquiera he sostenido mi navaja... Las cicatrices se hacen más lejanas... Mi ansiedad se ha ido calmando, mi peso también se reguló, si antes pesaba 44 kilogramos, ahora peso 51 kilos y me siento bien con eso.
Hoy, un día tan común como otros, camino hacia la entrada de mi escuela, con un semblante serio y con aires amenazantes, los ojos se fijan en mi, deduciendo miles de cosas, yo, un tanto extrañado de no encontrar a Erick esperando por mí en la entrada, me acerco a mi salón.
Al entrar, la filosa mirada de Joshua se sitúa hacia mi dirección.
— Hoy no ha venido tu perro mascota a dejarte, rarito — gruñó.
— Déjame en paz, imbécil — devolví un tanto cabreado.
Eso también mejoró, mi seguridad, y todo gracias a Erick.
— ¿Qué mierdas te estas creyendo, maricón?, ¿piensas que porque tienes al rey de la escuela a tus pies puedes ser así de osado y falta de respeto? — se acercó con aura de matanza.
— A ti no te debo ninguna educa... —
Y de un momento a otro, sin dejarme terminar la frase, tenía la gran y pesada mano de Joshua rodeando mi fino cuello, levantado mis talones del piso.
Pero en eso sigues igual, tonto Nathan... Tu debilidad sigue intacta...
— A ver si ahora puedes chillar, rata de alcantarilla — mis manos fueron a parar sobre las suyas, buscando mi libertad.
Joshua miró a su alrededor esperando la aprobación y risotadas de los alumnos, sin embargo, todos voltearon he ignoraron la situación... Quizás por el miedo a que Erick tomara venganza o algo así.
— Estúpidos cobardes — susurró — y tú, mariquita, te las verás conmigo muy pronto... —
Soltó con brusquedad mi ser, reboté por simple gravedad.
Al timbre sonó y comenzaron las clases, rápidamente tomé asiento.
De vez en cuando, acariciaba mi cuello, se sentía irritado.
Al receso, salí a los baños para poder refrescar la posible marca de palma que hizo Joshua.
Entré y efectivamente, tenía cinco líneas rojizas, las cuales se comenzaban a teñir de un colar lila.
Suspiré.
Mojé las marcas y subí el cuello de mi sudadera, salí al patio e inconscientemente busqué a Erick con la mirada, pero... Nada.
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"Rarito"
RandomSoy Nathaniel, otra persona más en este podrido mundo. Eh... Mierda, sólo quiero morir, ¿es tan difícil entenderme?, ah... Claro... Quién entendería a un suicida bueno para nada como yo. Sin embargo... Él... ¿¡Por qué mierda tenía que ser él!? ¡S...