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"Me elijo a mí"

Harry.

Oigo la voz de Heather seguirme con pasos presurosos por las escaleras y, por un momento, la escucho quejarse al tropezar con un escalón. Comprobé que se encontrara bien y continué bajando, rodeando las escaleras para llegar a la sala. Ella no desistía en tratar de detenerme, pero estaba sordo, no quería escuchar sus excusas. Y cuando finalmente me alcanzó, me hice a un lado para que no me tocara. Tenía miedo de que con un solo toque volviéramos a caer en el enfermizo juego del sexo, que era lo que más hacíamos en ese último tiempo después de oír la conversación.

—¿Te irás sin escucharme?

Tomé las llaves del auto que había dejado en la sala. Le di una mirada y pasé por su lado, tratando de llegar hasta la puerta. Y todo hubiera sido más fácil si ella no se interpusiera en frente de mí cada un segundo. No me dejaba avanzar.

—Harry.

Harry, Harry, Harry... Ya estaba harto.

—¿Qué quieres decirme? —alcé una de mis cejas—. Porque ya me has dicho todo allá arriba. Y ya sabes lo que en verdad pienso.

—¿No vas a creerme?

—¿Que nunca te besaste con Archie? ¿O que nunca fue venganza?

—¡Venganza! —resopló mientras me miraba incrédula—. Nunca fue eso. Nunca.

Negué con mi cabeza. Logré esquivar su cuerpo y abrí la puerta. Esta vez ella no me siguió, se quedó de pie detrás de mí.

—Está bien. No te seguiré ni arrodillaré para que me escuches. Eres un idiota —me dijo cuando volteé a verla sobre mi hombro—. Me elijo a mi Harry. Ya no me importa si te vas. Tú has elegido esto.

Apreté mi mandíbula.

—Habláremos luego. No puedo conversar ahora —admití. Porque sí, podía ser un idiota pero podía darme cuenta que me estaba dejando llevar por el enfado. Necesitaba tomar un respiro.

—Idiota —murmuró al cerrar la puerta.

Caminé hacia mi vehículo. Miré su casa y me quedé ahí por unos minutos. No sabía qué hacer. Estaba en una encrucijada. Finalmente, ingresé a mi auto y salí de su casa, evitando el sentimiento de quedarme y arreglar las cosas de una vez.

Me detuve en una estación de bencina estacionando el vehículo. Me adentré en el local de comida y pedí un café. Y cuando volví a salir, me quedé apoyado en el capote del auto, bebiendo de mi café cargado y mirando el móvil.

Bajaba y subía con mi dedo, sin saber qué más ver o hacer. Pero cuando me di cuenta de que tenía un mensaje de Olivia, lo respondí. No era un mensaje común. Solo me preguntaba por mi día.

En eso, me llamó en una videollamada, lo que me hizo responder con torpeza. Alcé el móvil hacia mi rostro y la vi. Ella sonreía mientras trataba de averiguar en dónde me encontraba.

—Solo estoy viendo la noche —me excusé.

Soltó una risa.

—No luces muy bien.

Encogí mi hombro.

—Solo no fue un buen día. Llegué a Londres hoy, estaba en Manchester —comenté mientras volvía a tomar un sorbo.

—Un hombre viajero —sonrió—. Debes estar cansado. Yo también vengo llegando a Londres, por trabajo. Te llamaba para preguntar si querías ir a cenar. ¿Qué dices?

Presioné mis labios. Miré la hora por sobre la videollamada y asentí. No era tarde, solo recién serían las ocho de la noche.

—Te envío la dirección por mensaje. Nos vemos —se despidió, colgando.

Tiré el envase de café a la basura una vez que terminé. Miré el móvil y suspiré. No podía seguir siendo un idiota al mandar un mensaje a Heather.

"Me elijo a mí"

Sí, me sentía orgulloso porque haya dicho aquellas palabras. Pero al mismo tiempo, hacía que un hueco en mi estómago se presentara.

Al llegar al restaurante, la busqué con la mirada, esperando ver a Olivia en alguna mesa y, al encontrarla, me encaminé hacia el puesto que me reservaba. No era un lugar de lujo, ni extravagante, era más relajado, algo más de mi estilo, y me gustaba.

Olivia se levantó de la silla para saludarme. Me dio un pequeño abrazo y se sentó al mismo tiempo que yo. Ambos nos unimos en una conversación de vida, como si fuéramos amigos desde antes.

—¿Y por qué tan mal tu día?

Incomodidad fue lo primero que sentí. No podía hablar de mi relación con Heather a ella. La confianza aún no estaba para contarle sobre mi vida amorosa.

—Solo es cansancio del viaje —expliqué.

Ella me observó sin creerme. Podía notarlo, pero aún así, no comentó nada. Ella sabía cuando mantener el silencio.

—Harry. Quería agradecerte una vez más por aceptar el contrato —me dijo, tomando una de mis manos por sobre la mesa—. Me hace muy feliz que estés en este proyecto. Florence, ella también ya desea comenzar a trabajar. Ambos son personas increíbles.

Miré nuestras manos y, con disimulo, la retraje hacia a mí. No me sentía bien al tener esa muestra de cariño frente a más personas.

Rasqué mi nariz.

—Me gustaría también conocer a Florence. He visto películas en donde actúa.

—Le daré tu número para que se comuniquen. Les servirá para interpretar sus papeles.

Estuve de acuerdo con eso.

La comida llegó a nuestra mesa y, mientras comíamos, me sentí culpable al dejar sola a Heather con la pizza. Simplemente no podía sacarla de mi cabeza. Ni siquiera sabía el porqué tenía tanta culpabilidad, cuando ella era la que me había engañado.

Mierda. Necesitaba olvidarme de Heather por un momento.

De pronto, sentí una mirada intensa en mi espalda, haciéndome suponer que era algún fan, por lo que volteo a ver. Sin embargo, no había nadie. Miré hacia la puerta y, por un instante, me parece ver a Archie salir de ahí junto con un chico.

—¿Viste a alguien?

Observé por el ventanal, esperando ver a Archie, pero no había rastros de él.

—Creí que ver al amigo de Heather —murmuré.

—¿La cantante? —sonrió—. Escuché que eran amigos y vi algunas fotos. Parecen muy unidos —comentó.

—Eh... Sí. Somos... amigos —tomé de mi soda, bebiendo con intranquilidad.

—Deberías presentármela.

Sonreí con mis labios apretados.

—Por supuesto.

Por supuesto que no.

No iba hacer eso. No quería que se conocieran. Heather ya sabía lo que pretendía, y la conocía. Ella debía de estar celosa de Olivia. Heather nunca disimulaba cuando alguien le caía mal. No quería pasar por eso, definitivamente no.

Nota:

¡Capítulo cortito!

Lxs tkm❤️

Amor de alquiler [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora