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Ciudad de Atlanta.

Nunca antes había estado en Atlanta y resultaba un poco extraño que la visitara en aquellas circunstancias. Cuando nos montamos en el coche, me pedí el asiento del copiloto para poder ir hablando con Glenn. No sé por qué pero me transmitía buenas sensaciones. Bueno por eso y por qué no quería estar cerca de Merle Dixon, ese tío me ponía los pelos de punta.

-¿Y tú que hacías antes de toda esta mierda, chaval? -preguntó mientras me pateaba el asiento, para que supiera que se estaba dirigiendo a mí.
-Trabajaba con mi padre. Tenía una pequeña clínica dental y yo me encargaba de las citas. Eso por la mañanas, por las tardes le hacía encargos a la gente del pueblo.

Cuando terminé de hablar, el coche pegó un frenazo. En seguida me di cuenta del por qué nos habíamos parado de manera tan brusca. Habíamos llegado al puente que conecta la ciudad con el sendero en el cual estábamos instalados nosotros. Pero aquel puente estaba atestado de caminantes y resultaba imposible entrar con el coche, aunque estábamos lo suficientemente lejos como para que no se percataran de nuestra presencia.

-Me parece que tendremos que continuar a pie. -dijo Glenn, estacionado el coche a un lado del puente.
-¿Por donde entramos? Parece que está toda la ciudad rodeada. Nos acorralarán. -dijo Andrea.
-Tenemos que ir por las alcantarillas, allí lo más peligroso que puedes encontrarte es una rata. Se que hay una salida en la esquina de una tienda de armas. Justo en frente hay una tienda de comestibles, así que lo haremos todo muy rápido.

Glenn parecía muy seguro de lo que decía y eso me tranquilizó. Cuando bajamos todos del coche, T-dog abrió la bolsa de armas que habíamos traído y empezó a repartirlas. A mí me dio una Walther P99, una pistola semiautomática. No era una de las mejores armas que tenían, pero no me quejaría. Nunca antes había disparado una pistola, y esperaba no tener que hacerlo. Nos metimos en las alcantarillas y Glenn nos guiaba por dentro de ellas.

-Joder, menuda peste. Casi prefiero que me coman ahí arriba. -dijo Merle.

-Aún estás a tiempo de subir. -dijo Andrea.

Continuamos durante 10 minutos más, que me parecieron eternos. Cuando de pronto escuchamos el relincho de un caballo. Pero eso no era posible. ¿Un caballo vivo en Atlanta, una ciudad que estaba rodeada de caminantes? El primero que salió al exterior fue Glenn, obviamente. Luego me asomé yo y pude ver que lo que decía era cierto. Nos encontrábamos delante de una tienda de armas y los caminantes casi no pasaban por esa calle.

-Esperadme dentro, tengo que hacer una cosa. -dijo y comenzó a correr en la dirección en la que se había oído al caballo.

-Bueno, fue un placer conocerlo. -dijo Merle.

Los que quedábamos nos adentramos en la tienda, que para mi sorpresa estaba intacta y vacía, y comenzamos a saquearla. Cogimos unas cinco pistolas (una Beretta 92FS, una Colt S70, una Glock 17, una Desert Eagle y una M1911A1), una escopeta Remington 870, un machete y un cuchillo Gerber DMF.

-Creo que aquí hemos terminado. Me sorprende no haber encontrado ningún rifle cuando la tienda ha estado intacta todo este tiempo. -dijo Andrea.

-Piensa que los dueños igual se llevaron unas cuantas armas de aquí. No son idiotas. -dije, sin saber muy bien por qué.

-Tienes razón. ¿Nos acercamos a la tienda de comestible que esta ahí enfrente o esperamos aquí a Glenn?

-Dijo que le esperásemos aquí, pero si queréis ahorrar tiempo ya que está a punto de caer el sol, podemos dividirnos en grupos de dos. -volví a decir.

-Bueno idea novato. Yo iré a por comida, ¿te vienes Andrea? Paso de ir con el negrata.

-Deja de llamarle así, pero te acompañare solo por que no me fío de lo que vayas a traer.

T-dog y yo decidimos subirnos a la azotea de la tienda por si veíamos a Glenn regresar.

-Te pido disculpas por cómo te trata Merle, pareces un buen tío. -le dije mientras subíamos las escaleras.
-Nada no te preocupes, uno se acaba acostumbrando a que lo traten como a un apestado.

Parecía que no le molestaba en absoluto, pero si sabías leer bien las caras de las personas, te habrías dado cuenta de lo mucho que le dolía aquello.
No se cuanto tiempo estuvimos allí arriba abrasándonos al sol. Andrea y Merle no llegaban ni veíamos llegar a Glenn por ninguna de las calles contiguas. Hasta que empezamos a escuchar ruidos que provenían del lateral del edificio.

-¿Qué está pasando? -dijo T-dog.

Sin atreverme a responderle, me asomé por el hueco del cuál provenían aquellos sonidos.

-¡Glenn! -dije al verlo subir por unas escaleras que estaban pegadas al edificio. Venía con otra persona, la cual me resultaba familiar.
-Chicos, el centro de la cuidad está invadido por completo, como suponíamos. Él es Rick, estaba atrapado dentro de un tanque y, se han comido a su caballo. Por eso escuchamos relinchos.

Claro, Rick Grimes, ya decía yo que me sonaba su cara.

-¿Rick Grimes? -dije sin pensar.
-¿Nos conocemos?
-Eh, no, disculpa. Soy Richie Tozier. Es que estuve presente el día que te dispararon. Pensaba que estabas en el hospital. -dije extendiendo la mano y estrechándola contra la suya.
-Sí, y lo estaba. Pero al estallar la epidemia los médicos se fueron, evidentemente. Y decidí que era buen momento para que me dieran el alta.

No tuve tiempo de responder cuando Merle y Andrea entraron.

-Ya tenemos las provisiones, será mejor que nos vayamos cuanto antes. Un par de caminantes nos han seguido hasta aquí y no tardarán en ser cientos los que estén aporreando la puerta. -dijo Andrea intentando coger aire.
-¿Quién es este tío Glenn? ¿No dijimos que no íbamos a recoger a más gente? Puto chino de los cojones.
-Para empezar, Merle, soy coreano. Y en segundo lugar, no eres el jefe, que te quede claro joder.

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2020 ⏰

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