Crucigrama

Siete

Otro día, una vez más se levantó a las nueve de la mañana, comenzaba a arreglarse para salir a buscar su periódico y después desayunar igual que todos los días, ese era su plan, hasta que la puerta fue llamada.

Sin interés alguno, se encaminó a la puerta para atenderla, pero al abrirla se encontró con un rostro muy familiar. Su cuerpo se tensó, su postura se enderezó y sus sentidos se pusieron sensibles. Su vecino estaba frente a él, con unas sonrisa tímida y una bolsita de papel entre manos.

—¡Buenos días! —dijo en un tono de voz bastante agudo, denotando su nerviosismo.

—Buen día —respondió a secas, ocultando sus verdaderos sentimientos en un rostro serio.

—Yo, bueno... Venía a disculparme por tomar tu periódico... y también darte las gracias por el libro... —con el rostro sonrojándose, el vecino bajó la mirada al no poder sostenerla con éxito, los ojos de Katsuki eran muy intensos.

El más alto, sin reparo alguno, sonrió al ver esa acción, no podía creer que era aún más lindo de cerca. Decidió que era una oportunidad que no podía desperdiciar.

—Nunca he preguntado tu nombre —fue lo único con lo que respondió, ganándose la mirada del vecino de vuelta.