Ocho

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-Izuku Midoriya -respondió, con una hermosa sonrisa y una voz de ensueño, como si eso fuera lo que hubiese estado esperando.

Katsuki sintió cómo su pecho se apretó y su estómago se enloqueció.

-Yo soy Katsuki Bakugō... No tienes por qué agradecer nada ¿Entendido?

Izuku respondió con una tarareo, agitando la cabeza de arriba a abajo como un niño emocionado. Luego, extendió ambas manos con la bolsa de papel entre ellas.

-Estas son para ti, como parte del agradecimiento. Son galletas que preparé -se hundió de hombros para quitarle peso a sus nervios.

Katsuki tomó la bolsa entre sus manos y la abrió para tomar una galleta, instantáneamente se la llevó a la boca.

-Sabe bien, aunque lo dulce no es lo mío.

-¿No? -Izuku frunció el ceño, como si se sintiera repentinamente tonto y asustado-. Tal vez debí traer algún platillo...

-Está bien, joder, Deku, saben bien -Izuku pareció suspirar, no hizo nada por ocultar su sonrisa de alivio.

-Me alegro que te hayan gustado -estaba tan aliviado que pasó por algo el apodo tonto que le puso su nuevo amigo.

-¿Quieres entrar? Aún tengo tiempo antes del trabajo -ofreció el rubio, señalando con el dedo pulgar a sus espaldas.

Izuku asintió con la cabeza, aceptando la amable invitación.

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