14 de Enero

725 133 11
                                    

Hoy he aprendido muchas cosas sobre ti cuando visitamos tu antigua academia de canto.

Primero, solías cantar cuando tenías siete años pero te detuviste cuando tenías once porque odiabas cómo tu hermanastro siempre te estaba tomando el pelo. Además, querías ser pianista. Lo que tampoco sucedió.

Dos, mientras te deslizas por el escenario, no solo te vi como mi salvación. También vi los sentimientos que escondes, los sueños que olvidas y la fe que pierdes. Vi a un ángel cayendo de la gracia.

Y tres, tienes los labios más suaves y dulces que he probado en mi vida.

Me salvaste de todas las formas posibles, pero estaba bastante segura de que también serás mi muerte.

Me aparté para respirar después de que bebiste las oraciones y adoraste directamente mis labios. Es curioso cómo te sentías besándome como si estuviera debajo de las olas, pero esta vez no me ahogaba. En cambio, me llevaste a mi punto más alto.

Luces amarillas rozaron la mitad de tu cara cuando te acostaste frente a mí. Mis ojos pasaron de tus mejillas sonrojadas a tus labios hinchados y no hay duda de que los míos también se veían así. Tus ojos se cerraron y yo me acerqué, besándolos mientras tú te reías.

"Yo ... Na-Nayeon, yo te-"

Pusiste tus dedos en mis labios y me callaste por primera vez. Pero no me importó, porque lo que dijiste a continuación valió todo mi silencio.

"Yo también."

En algún lugar de Seúl - MINAYEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora