3 de Enero

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Tal vez estoy feliz ahora. Tal vez vendrán más días como este.

Pero nunca más me volveré a abrir. No para mi mamá. No a un psiquiatra. No a Tzuyu. Y no a ti. Especialmente no a ti.

No lo tomes a mal, pero prefiero guardar mi imagen en tus ojos al no contarte lo que sucedió. Es una cosa tan egoísta y cobarde, lo sé.

Ya ves, la cosa es que estoy cansada de tratar de hablar. Cansada de mostrar mi alma a alguien que nunca entenderá mi dolor. Cansada de escucharlos decir que todo estará bien pronto porque no lo hará. Nunca volverá a estar bien. Es una mierda.

Dicen que hablar ayuda. Que si me abro, me sentiría mejor. Y tal vez funcione para algunas personas. Probablemente sienten que las pesas en su pecho se levantan, liberándolos de sus pecados y secretos más oscuros, mientras hablan. Pero esa pesadez que llevan nunca desaparecerá, solo volverá para perseguirlos más junto con el sentimiento de arrepentimiento y vergüenza de mostrar vulnerabilidad a una persona que solo se cansará y finalmente los abandonará.

Es por eso que este diario es mi único confidente, no me importa si me quejo de todo.

Tal vez algún día, aprenderé a confiar y mostrarle mi alma nuevamente a una persona, con suerte a ti. Tal vez aprenderé a perdonarme a mí misma. Tal vez algún día, olvidaré el pasado y me liberaré.

Pero hasta entonces, llevaré ese peso todo el tiempo que pueda.

En algún lugar de Seúl - MINAYEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora