CAPITULO 31

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El sonido insistente del timbre lo hizo despertar, reviso su teléfono y vió la hora, siete y media.

Iba a matarlo.

Deberia ser ilegal despertar tan temprano cuando su clase comenzaba a las once.

El timbre seguía sonando mientras se estiraba y se levantaba de la cama.

Cuando al fin abrió, el chico al otro lado de puerta le sonrió grandemente y pasó sin invitación, cómo siempre.

- Jungwoo, ¿tienes idea de la hora que es? - se quejó Doyoung.

- Uh... ¿cerca de las siete tal vez? No importa estaba tan nervioso que no podía dormir, necesito que me ayudes a ver que me pongo para mi reunión.

Doyoung rodó los ojos.

- ¿Qué te hace pensar que soy el indicado para eso?

- ¡Oh vámos! Y aun preguntas, te vistes increible y aunque usas lentes haces que se vean bien.

Doyoung sonrió triste.

"Es que aprendí del mejor"

Sintió una punzada de dolor con nostalgia al recordar a Ten.

- Bien, gracias supongo - Doyoung suspiró - Supongo que quieres que te preste algo ¿verdad?

Jungwoo asintió.

Doyoung rió, a veces Jungwoo era todo un caso.

Jungwoo era un amigo muy querido de la universidad, el primer día se pegó a él cómo un chicle y jamás se fue, desde entonces y ahora pasados tres años se habían vuelto amigos.

A veces Doyoung se sentía muy mal, Jungwoo era un excelente amigo pero el no sabía cómo devolver todo ese cariño, sentía que era muy desinteresado a veces no podía contarle ciertas cosas y había algunas otras que él no sabía, al contrario Jungwoo siempre estaba al pendiente de él y le contaba todo, confiaba plenamente en él.

Era cómo si Ten se hubiera llevado la parte de él qué sabia ser un amigo.

Extrañaba a Ten.

Cada día.

Jungwoo se fue cerca de una hora después, se recostó nuevamente en la cama, tendría al menos una hora más para dormir antes de ir a la universidad.

Habían pasado cuatros años desde que su vida dió un giro por completo, un día lo tenía todo y al otro ya no.

Había días donde la nostalgia lo invadía y se sentía triste por ello, tambien había días no tan malos, pero siempre en su mente desearia que las cosas fueran cómo antes.

Antes de comenzar su ultimo año, logró transferirse a otra escuela, no queria y no podía estar en el mismo lugar que Jaehyun.

No lo odiaba, jamás podría hacerlo, pero dolia.

Ten jamás volvió a comunicarse con él, fue como si hubiera desaparecido.

Y una vez hace dos años se encontró con Taeyong en la calle, sólo intercambiaron un par de palabras y ambos siguieron con su camino.

Eso fue todo.

Doyoung se levantó con pereza, después de una ducha y el desayuno salió rumbo a la universidad.

Era un día frio, pero de cierta manera muy agradable.

Tuvo dos clases horribles y después fue a la cafeteria a comer algo, mientras comia su teléfono sóno, sonrió y contestó.

- ¡Pero si sigues vivo! - una risa se escuchó al otro lado.

- Lo siento hyung, los examenes casi me matan ¿cómo estás?

Sekai - JaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora