Capítulo 5

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-¿Ya tienes el plan, claro?

-Más o menos -Ewan me miro un tanto acusatorio.

-"Más o menos" ya lo has dicho como cinco veces. Solo tenemos que vigilar su casa, encontrar una entrada, burlar las cámaras de seguridad y amenazarlo con una de las armas, algo asi -tomo una de las armas y apuntó a mi cabeza-. ¿Entiendes?

-Si, si entiendo -estaba más nervioso, aún me apuntaba con el arma, me sentía como en las manos del gato siendo yo el ratón.

El sonrió y dejó de apuntarme con el arma, suspiro, para luego reír a carcajadas-. Eres tan indefenso, bueno... mañana iremos a mirar la casa.

-No es gracioso -lo mire enojado con unos matices de nerviosismo.

-No te preocupes, nunca te dispararé, tonto -colocó una de sus manos en mi hombro-. Solo quería hacer una demostración, por si haber si entendías. Ve a dormir, mañana iremos por el culpable -sonrió, y levantó la mano en forma de puño-. Seremos un gran equipo.

-Tonto.

-Bueno ve a dormir que mañana tenemos un gran trabajo.

-Si, si señor, ya lo se.

Salí de la sala asia mi habitación, me quite la ropa hasta quedar en boxer, me tumbe en la cama hasta quedar dormido.

...

Ya con Ewan íbamos de camino a casa de ese sujeto, ya íbamos dejado el auto y ahora íbamos a donde Luisa, dentramos a la cafetería, y hay estaba la castaña, con su hermosa sonrisa atendiendo a algunos clientes.

-Hola Lu -saludo Ewan a la castaña.

-Hola Ewan -luego me miro-. Hola Duncan.

-Hola Luisa, ¿cómo estás?

-Bien, gracias. ¿Quieren algo para tomar?

-Si, si, quiero tomar -solo sonreí, aquí íbamos-. Lo que tú me quieras dar esta bien, conque sea recomendado por ti es suficiente.

-Para mi un americano -sonreí apenado.

-Bueno un americano y ¿para usted joven?

-Lo que quieras.

-Luisa has visto si han salido de esa casa -pregunte, mirando hacia la casa.

Luisa nos hizo una expresión de desilusión con una extraña mezcla de otra reacción que no logre reconocer -. ¿Ustedes trabajan con ese tipo?

Con Ewan nos miramos como sorprendidos y curiosos por el cambio de expresión, Ewan fue el primero en negar-. No, nosotros no trabajamos con ellos, para ser sinceros no sabemos mi lo que hacen -Ewan suspiró.

Luisa lo seguía mirando como si fuera una amenaza, o eso creo, lo miro a los ojos-. Bueno -dijo no tan segura-. Ese señor salió hace dos hora.

Mire a Ewan-. Eso es bueno.

El asintió, miro a Luisa y suspiró-. Es algo raro de contar -busco en sus bolsillos una clase de tarjetas de identificación-. Somos una clase de agentes en secreto -paso una mano por su cuello-. Buscamos a un asesino y el es un sospechoso.

Luisa no parecía sorprendida, pero tampoco desilusionada ni con miedo, pues esa era la emoción que yo no había podido descubrir hasta hace poco -¿y yo que tengo que ver aquí? ¿Acaso un agente en secreto no debe decir el secreto?

-Solo no queremos que tu temas de nosotros por algo sin razón, solo queremos que tu confíes en nosotros y nosotros hacer lo mismo, ¿sabes algo sobre ese tipo?

-Solo se lo que todos saben -ella no quitaba la mirada de esa casa.

-Pero ¿qué todos saben? Puede ser algo crucial.

Los dos la miramos esperando algo, ella suspiro-. Ese hombre... Pues que... el es un narcotraficante, o bueno eso dicen, al parecer la casa esa es una fachada, a la cual viene mayormente cuando tiene problemas... y del joven que lo acompaña se sabe aún más poco, solo se que su apodo es <<El dos de mala suerte> el cual se lo coloco su mismo tío, el lo ayuda en todos sus negocios.

Suspire pesadamente-. Gracias, ¿vamos a la casa? -tome el americano que la castaña había dejado en la mesa y tome un poco de este.

-Si, paga el café y vámonos.

Sonreí-. ¿No lo vas a pagar por mi? -le hice una de las expresiones que hacíamos de niños, consistía en un pequeño puchero y ojos de gato o perro pulgoso como lo llamaba él, él rió y negó con la cabeza-. Jo, que malo -tome dinero de mi billetera y lo pagué.

-Huy, que lindo es mi bebé -toque su frente-. Creo que tiene fiebre -Luisa solo negó con la cabeza mientras reía.

-Bueno vamos -Ewan tomo las identificaciones.

-Entonces no eres Ewan sino Hardin -Luisa miraba a Ewan.

-Corazón déjalo solo en Ewan, soy Ewan -Ewan le sonrió, para después guiñar un ojo en su dirección.

-Bueno Ewan -ella pronunciación su nombre con una sensualidad natural.

-Bueno Ewan, vamos que se nos hace tarde para los informes -el miro en mi dirección y sonrío, asintió y camino en mi dirección dándome un tapabocas, lo tome y me lo coloque, más la caperuza de mi chaqueta negra.

Caminamos rumbo a la casa, y la mirando tratando de encontrar las entradas, cámaras de seguridad y de más.

-Tú toma por allí y yo por aquí -señaló Ewan, yo asentí levemente-. Si sucede algo solo grita, yo intentaré ir en tu rescate.

-No te preocupes, estaré bien, tu también deberías gritar si estás en apuros -él asintió sonriendo y me beso en la frente.

Comencé a dar la ronda por donde Ewan me había dicho, al parecer no habían cámaras de seguridad, y si las habían estaban muy bien escondidas. Seguí buscando, había pasado un buen tiempo, de pronto algo me jala fuertemente del brazo izquierdo, iba a gritar cuando noto que era el mismo Ewan, el estaba pálido y parecía asustado.

-¿Qué te sucedió? -coloque mis manos a cada lado de sus mejillas, se veía tan mal, sus labios estaban entre abiertos y respiraba entrecortado lo tome de las manos-. Vamos a casa.

Comencé a jalarlo de su mano y seguimos caminando juntos sin hablar, los dos subimos al auto, Ewan aún parecía ido así que yo manejaría. Coloque mi mano en su rodilla y di un suave apretón.

—¿Qué encontraste? Puedes confiar en mí, por favor di...

—Lo secuestraremos -me miro, yo lo mire con una confusión-. Secuestraremos al sobrino de ese señor.

—¿Qué? No, no lo haré, no lo haremos.

¿Quien es el culpable?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora