¿¡ Estas loco!?
—Si, lo haremos, ya está decidido, secuestraremos a ese chico.
—No queremos problemas Ewan —seguía manejando rumbo a casa, el tomo mi mano y comenzó a hacer círculos en esta.
—Alguna vez dije que encontraríamos al culpable y eso vamos a hacer, no me importa cuanto pueda perder, yo te ayudaré —el seguía acariciando mi mano, cuando éramos pequeños el solía hacer eso; siempre lo hacía para que yo estuviera tranquilo y confiara en él, ya fuera por el monstruo de la cama, los cuentos de la señora Rosse, o simplemente los truenos y relámpagos, el me protegía y yo creía en él... que podía cambiar ahora—. Todo estará bien confía en mí, por favor, pequeño —él siempre parecía querer protegerme, llegamos a la casa bajé del auto, no podía negarme... Él me estaba ayudando ¿no es así?.
—Ewan pero es muy peligroso —si tenía...
—No tengas miedo, nada me sucederá y si fuera así... sería por algo justo —el me miro, tomo mi mano, ¿en que momento había abierto la puerta? Entramos a casa lo dos tomamos puesto en uno de los sillones—. Por favor déjame hacerlo.
—Tú no tienes porque hacerlo, Ewan... no quiero perderte a ti también ¡entiende! Tengo miedo, si tengo miedo, miedo de que no vuelvas, miedo de estar solo, miedo, mucho miedo... Tu prometiste estar conmigo, pero por estar conmigo no quiero que te arriesgues —suspiré, estaba nervioso, el me abrazo.
—No temas hermanito, estaré bien, no olvides que soy tu escudero —el sonrió y beso mi frente—. Estaremos los dos frente al cañón protegiéndonos de aquí hasta el más allá.
Suspiré muy frustrado, lo mire con enojo—. ¿Por qué eres tan terco? No quiero arriesgarnos —él pegó su frente a la mía.
—No lo hago, prometí ser tu escudero, lo cumpliré —él me abrazo y acaricio mi espalda.
—Ewan, ya no somos los niños pequeños de años atrás que jugaban a ser caballeros en una guerra, entiende esta es mi guerra y no quiero un escudero el cual pueda perder, joder, entiende que este no es tu problema.
—Te ayudaré, es una decisión... O lo haré yo solo.
Lo mire mis ojos mostraban miedo, preocupación y un poco de frustración. No, no lo dejaré—. ¿Por qué haces todo tan difícil? Me ayudarás, pero a la primera señal de peligro dejaremos esto.
El sonrió triunfante y me abrazó—. Nada nos va a suceder tenlo más que seguro.
—Si, si claro, seguro que nada nos sucederá.
—Claro que estoy seguro, ¿cuál de mis planes a fallado? Todo está bajo control
—Ay, ahora que plan será, ¿qué tienes en mente?
El dejo de abrazarme, se sentó derecho cruzó sus piernas y sus brazos estos últimos sobre su pecho, Aaron hacía eso para mostrar seguridad y al parecer Ewan lo quería copiar—. En algún momento él saldrá de casa, hay nosotros lo secuestraremos, lo poco que lo he mirado me ha parecido débil, a menos que sea bueno en artes marciales o con los cuchillos tendremos suerte —el sonrió para aliviar la situación, si lo último que dijo fue en forma de bromas no me causó risa.
—Pero que, le diremos sube al auto ye vamos a secuestrar, ese plan está muy flojo.
—Lo se, aún falta más, pero si por lo menos me ayudarás en lugar de actuar de esa forma —el suspiró, se quedo un momento pensando—. Buscaremos una sustancia la cual sea legal aquí en España para poderla conseguir más fácil, que no sea tóxica y que por medio del olfato le haga dormir, lo traeremos aquí a casa y lo dejaremos amarrado en alguno de los sótanos...
—¿Alguno de los sótanos?... ¿cuántos sótanos hay?
—La casa al ser muy grande tiene dos compartimientos de sótano, uno más pequeño que el otro, el estará en el pequeño, es más cómodo, caliente y al parecer esta más limpio, además su entrada es más oculta, los dos sótanos no comparten entradas, tienes que salir de uno para poder entrar al otro.
«¿qué más cosas raras tenía esta casa? Primero armas y ahora dos sótanos.»
—¿Dónde la secuestraremos? Esa casa es solo una fachada.
—Lo único que necesitamos es dinero, dos taxis, dos celulares y una arma.
—Pero para que todo ello —lo mire confundido, algunas veces no entendía los planes de Ewan. Suspiré, al rendirme, no podía encontrar para que servia eso en un plan de Ewan.
—Tú iras en un taxi. En el sótano encontré unos rastreadores, tú tendrás uno de ellos y yo el otro, trataremos de perseguir al auto de ellos, pero para que no sea sospechoso en algún momento tú los vigilaras y yo mientras que yo te persigo con el otro auto.
—Vale —lo mire dudoso—. ¿Tenemos qué ir de nuevo a esa casa?
—No, claro que no tenemos que ir, el chico solo nos va decir «mi casa esta en esta dirección.»
—A bueno —lo mire con fastidio—. ¿Cómo se llama?
—Solo sabemos que es el dos de mala suerte.
—¡Ay! —suspiré y Ewan me miro curioso y también un poco de frustración—. Si, soy un desastre, y todos los desastres son muy malos —sonreí apenado—. Iré a dormir, descansa y deja de crear planes en tu mente. Te quiero tonto.
—Si claro, descansa con el monstruo que está debajo de la cama.
—No jodas, no, no vas a dormir conmigo —rei levemente, y seguí mi camino hacia mi habitación y cama.
—Ya no funciona —lo mire y el hacia un puchero, yo solo rei y un poco más, hasta desaparecer de la sala y luego de un tiempo llegar a mi habitación, tome mi pijama y me acosté en la cama, cerré mis ojos y intenté de pensar como fuera sido estar con mis padres, era imposible, nunca sabré muchas cosas de ellos, coomo: que le gustaba a mi madre, me levanté y camine al armario, en fechas especiales que fuera cocinado mi mamá, habría aprendido idiomas como mi padre, mi papá me fuera enseñado fútbol, cuando me fuera lastimado mi mamá me fuera regañado, consentido o simplemente curado, mi papá fuera cocinado, el trabajo de mamá o papá fuera ingerido en nuestra relación como familia. Suspiré cansado, comencé a desvestirme tome una toalla y la enredé en mi cintura, esta mancha era de mi mamá o mi papá o de ninguno, mire la mancha que tenía en mi brazo la cual tenía una forma abstracta, coloque la mirada en el armario, tome la imagen en la que estaba mi mamá y papá, ella era muy hermosa y el era al pacer un hombre simpático. Amaba el color de ojos de mi madre, pero no me gustaba verlo en mi, a mi me faltaba ese brillo, ese color que reflejaba ganas de vivir y no querer morir, salí de la habitación y fui al baño, me pare bajo la regadera, la abrí y espere a que el agua empezara a bajar.

ESTÁS LEYENDO
¿Quien es el culpable?
Teen FictionSi tu fueras abandonado por tus progenitores buscarías razones del ¿por qué?, se puede llegar a pensar que fuiste producto de un embarazo no deseado, o peor aún de una violación. Esto era lo que pensaba Duncan, pero al saber que no fue así, que sus...