Desacuerdos

215 26 16
                                    

- Nagisa...- una ligera voz, al parecer familiar llama mi atención en medio de mi ensoñación- Cariño...- solo había una persona que me llamaba de esa forma, abrí los ojos de a poco, sobresaltandome al sentir un par de besos en el cuello.

Abro los ojos casi de golpe, la luz dificulta mi visión, estaba... ¿Dónde estoy?, cuando distingo mejor mi entorno distingo los asientos de una especie de autobús.

- Por fin despiertas Nagi~ - reconozco la voz, volteo a mirar hacia mí derecha encontrándome con el pelirrojo a mi lado, sonriendome.

- ¿Eh?, ¿Ya llegamos?

- Así es, te quedaste dormido luego de llorar un poco- acerca su mano a mi rostro, acariciando con su pulgar debajo de mi ojo izquierdo- Aún tienes los ojos rojos y un poco hinchados.

Ah... Es cierto... Todo ha acabado.

Después de haberme quedado dormido entre los brazos de Karma, fuimos despertado por Kaede-san quien nos pidió volver al salón ya que Karasuna-sensei tenía algo que decirnos.

A pesar de que este nos dijera que guardaramos discreción con respecto a ese tema, todos sabíamos que no podíamos mencionar ni una palabra acerca de ello. Megu-san, en representación de todos le pidió al pelinegro que nos permitieran ir a la graduación de la academia, siendo aceptada nuestra petición.

La ceremonia pasó, pero después de eso, no me esperaba encontrarme con mis padres, ambos en la academia. ¿Cómo fue que pasó eso?

Según lo que dijo mi padre, tal parece que Koro-sensei le hizo una visita a mediados del mes pasado, donde le habló de mí y de mi pequeña petición algo tonta pero significativa... Prefería que me llamaran por mi nombre que por mi apellido, ya que tenia la esperanza de volver a tener el de mi padre. Al darse cuenta que me esforzaba para mejorar a mi mamera, ambos se dieron una oportunidad para volver a intentarlo... Aquello me hizo feliz pero no pude evitar mis lágrimas de por medio.

Los periodistas al enterarse que la ceremonia terminó, intentaron obtener información a la fuerza, es por eso que Karasuna-sensei y sus compañeros intentaron contenerlos, pero, hubo algunos que pudieron sobrepasar la barrera de los hombres del ejército intentando acercarse a nosotros. Fue grande mi sorpresa al ver como Asano-kun y los grandes de la clase A nos reunieron a todos para ponernos debajo de una especie de lona de tela con el símbolo de la academia alejando a los periodistas y ayudándonos a llegar al autobús que nos esperaba.

Fuí el último en subir a este, no sin antes darles una última mirada a estos y sonreírles por su acción. Caminé buscando un lugar libre, había uno junto a mi novio, así que no dude en sentarme, no sin antes pedir que me dejara al lado de la ventana. Aún me encontraba sensible y con mis emociones alteradas, las lágrimas fueron partes de las chispas del pastel, en algún momento debí quedarme dormido, no sin antes reposar mi cabeza en el hombro de Karma y pedirle en un susurro que no le dijera nada a Asano-kun acerca de nuestro sensei.

Después de todo ese dolor de cabeza, lo prometido fue pagado, recibimos la recompensa pero decidimos ciertas cosas respecto a ella. Cada uno tomó un pequeño monto para nuestro manteniendo durante nuestra etapa escolar que aún nos faltaba, realizamos varias donaciones a distintos lugares e hicimos una compra grande entre todos... Compramos aquella montaña donde se encuentran todos nuestros recuerdos, aquel viejo edificio que nos vió creer en nuestro último año en la secundaria y por supuesto, donde el espíritu de Koro-sensei aún se mantiene.

Sentimiento (Karmagisa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora