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DE REGRESO AL ORFANATO || 2

[POV'S TSUBASA]

Luego de cenar, Misaki y yo fuimos a dormir. Nos cubrimos de pies a cabeza con la sábana y estuvimos haciéndonos muchos mimos (nosotros siempre lo hacemos antes de dormir).

─Oye, Tsubasa.

─¿Sí?

─Me alegra que tú seas mi nuevo hermano─ depositó un beso en mi mejilla.

─Jejeje, a mí también, pero aún no me acostumbro a llamarte "hermano". Tú eres y serás Misaki por siempre─ le di un beso en los labios.

─Jeje, yo tampoco. Mamá quiere cambiarnos el apellido para que seamos cien por ciento Yamaoka, pero yo quiero seguir siendo Misaki.

─Yo también quiero seguir siendo Ozora...

─En fin, durmamos─ cerró los ojos─. Buenas noches, Tsubasa.

─Buenas noches, Misaki─ también cerré los ojos.

Al día siguiente, "jugamos" con Yoshiko con la comida. La cocina quedó totalmente sucia. Mamá casi nos mata, jeje.

─Pensé que sabían cuidar niños─ dijo con los brazos cruzados.

─No, no sabemos, mamá. Perdón─ bajé la mirada─. Usamos el manual de cuando era bebé para cuidarla, pero hoy no quiere comer. No sé qué le pasa...

─Está bien. Yo me encargo de ella─ la cargó en sus brazos.

─Lamento lo de la cocina, señora Yama... Digo, mamá─ corregí.

─No se preocupen. Yo me encargo de la cocina.

─Está bien, mamá─ fuimos a la habitación.

Misaki y yo estamos mirando la tele.

─Oye, Tsubasa, no hemos sabido nada de nuestros amigos...

─Es cierto. Deberíamos ir a visitarlos.

─Mmm, le diremos a mamá que iremos a pasear por la ciudad.

─Está bien. Ya quiero ver a Wakabayashi, Ishizaki y los demás— digo con una sonrisa.

Le dijimos a mamá que iríamos a pasear, pero en realidad fuimos a la estación de tren y tomamos uno directo a la ciudad de Nankatsu.

Cuando bajamos, caminamos hacia el orfanato (aún recordábamos el camino). Estamos en la puerta. Tocamos timbre y esperamos. Finalmente, Kirika nos abre.

─¡Tsubasa, Misaki! ¡Cuánto tiempo!─ dice y nos abraza.

─Sí─ reímos─. Ya te extrañábamos, Kirika.

─¿Qué se les ofrece?

─Vinimos a ver a los demás─ dice Misaki.

─¿Te refieres a los niños? Uyyyy, lo siento, es que ya no están...

─¿Qué?

─¿Cómo que no están?

─Lo que oyeron: todos se fueron porque consiguieron hogares─ dice con una sonrisa.

─Qué... qué felicidad...

─Pero aún así vinieron más niños. Si quieren pueden entrar a conocerlos─ nos invita a pasar.

─¿Más niños?