Ocho semanas después...
Las siguientes semanas fueron un completo martirio para mí, luchaba día con día para no llamarle, escribirle o a alguien de su familia para saber de su estado, intentaba hacer mi vida normal; ir a la universidad, hacer mis pasantías, hacer mi servicio comunitario en el hospital infantil y limpiaba el departamento más de lo habitual, tal vez creyendo que así borraría sus huellas. Que idea tan estúpida. Siete años de noviazgo y dos viviendo juntos no se van de la noche a la mañana, hay demasiados recuerdos, muchas enseñanzas y una infinidad de besos y caricias que hacen que quieras aferrarte más a lo que antes fue, pero como me dijo mi madre una vez "cuando hay una tercera persona en una relación es muy difícil volver a lo que antes era." Y no podía negar cuánta razón tenía. Aun no podía creer que en verdad hubiera alguien más y aunque no me he dado la tarea en averiguar quién es (porque no ganaría nada con ello), había algo dentro de mí que dudaba de la existencia de esa mujer.
El día estaba algo nublado, algo poco habitual en España. No tenía nada bueno que hacer y realmente salir de mi departamento era lo último que quería, tomé uno de mis libros junto con una taza de mi mocachino a entretenerme un rato en la sala. No esperaba la visita de nadie, por eso me sorprendió el escuchar tantas veces el timbre, al abrir la puerta vi a Amira hinchada por el llanto y con lágrimas paseándose por su rostro de porcelana, se lanzó a llorar a mis brazos, me tomó algo de tiempo pero logré calmarla y dejar que fuera ella quien me dijera lo que estaba pasando.
Cuando los sollozos cesaron y la hinchazón iba disminuyendo, poco a poco le di el tiempo necesario para que hablara, lo último que quería era que se sintiera presionada pero necesita que le diera respuesta a todas las preguntas que volvían a formularse en mi cabeza después de hace un tiempo, pero creo que no estaba preparada mentalmente para lo que Amira tenía que decirme. Y entonces soltó las palabras que tanto temía escuchar.
-No está nada bien, de hecho... está peor de lo que te imaginas.-el silencio reinó entre nosotras, volteé a verla pero ella seguía mirando un punto muerto en la sala.-ahora...no quiere hacer la rehabilitación.
-¿Qué estás diciendo?-pregunté secando la única lágrima que se atrevió a salir.
-A la rehabilitación, a las consultas, a comer, a todo. Se niega a recibir visitas de cualquier tipo, no quiere a nadie cerca de él a excepción de nosotros, no quiere ni salir del cuarto.
-Dios...
-Y eso no es lo peor Neferet.
-¿Qué más ha pasado?
-Él...él intentó suicidarse.-el aire dejó de llegar a mis pulmones, se me congeló la sangre y más lágrimas comenzaron a salir.
<< ¿Suicidarse?>>
-¿Qué...?-mi voz salió entrecortada y en un susurro.
-Dos semanas después de salir del hospital lo intentó.- mi mano viajó a mi boca conteniendo un gemido.
-¿Cómo?
-Se mordió fuertemente la lengua.- me levanté del mueble y me alejé un poco de ella, no podía dar crédito a lo que estaba escuchando. Él no pudo haber hecho una cosa así, el simple hecho de pensar en perderle me desgarraba.-gracias a Dios mi papá llegó a tiempo y no pasó a mayores, siente impotencia y rabia de ser un inútil y una carga para nosotros.
-¿Y por qué nadie me dijo?- me volteé para hacerle frente algo molesta.
-Perdóname Neferet, pero nos lo prohibió rotundamente. Él puso mucho empeño en eso de...sacarte de su vida.
-Sí, ya veo.
-Perdóname.
-No te preocupes.
-¿Qué vamos a hacer Neferet? Mi mamá está muy mal porque ya no sabe que más hacer y yo tampoco, mi papá insiste en llevarlo con los mejores médicos en Alemania y en Italia pero Aukan simplemente se niega, estamos desesperados. Aukan dice que no pueden obligarlo y que si insistimos intentará suicidarse otra vez.-la cabeza me daba vueltas, era demasiado que digerir y la idea era buscar una solución. En eso el foco en mi cerebro se encendió, dándome quizás la más loca idea que se me haya ocurrido pero era la única solución que había encontrado.
-¿Y si contratan a una enfermera?
-¿Una enfermera?
-Sí, bueno algo más que una enfermera, algo así como una niñera que lo anime y que le haga ver que es necesario que colabore para su pronta recuperación y lo vigile las veinticuatro horas.
-Neferet hemos contratado cinco enfermeras en dos meses y ninguna soporta la actitud de Aukan, está muy cambiado; es pedante, grosero, les ha hecho el trabajo pesado a las demás.
-¿Qué me dirías si te dijera que tengo a la persona perfecta para el trabajo? Esta persona puede lidiar con la actitud de tu hermano y más.
-Pues te diría que eres la heroína de la familia, ¿la conozco?
-No, es una amiga que viene de Colombia, estudia medicina como yo pero tiene un diploma en enfermería.
-¿De dónde la conoces?
-Estamos juntas en algunas clases en la universidad, he visto su trabajo como enfermera en el hospital y es muy buena, te lo aseguro.
-¿Y cómo se llama esa amiga tuya?
-Jessica, Jessica Ríos.-sabía que esto era lo más descabellado que se me pudo haber ocurrido en la vida, que hasta era una idea de lo más patética y me hacía ver como una desesperada pero no iba a permitir que Aukan se echara a morir sin dar pelea. Si no quería a Neferet cerca de él, pues muy bien; pero nada impedía que Jessica sí lo estuviera. Probablemente se iba a enojar, hasta podría llegar a odiarme por mentirle pero es lo único que se me ocurría para así poder estar a su lado y evitar su caída en un abismo al que él mismo se estaba lanzando. Mi mente me decía que era una locura lo que quería hacer, pero mi corazón decía que era lo mejor, fue ahí donde Neferet me abandonó para darle paso a Jessica.
Lo sé, es el capitulo más corto hasta ahora pero a partir de aquí comienza lo bueno, muchas gracias por leer esta historia. Recuerden votar y comentar mis estrellitas naranjas
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Un cambio por amor
RomanceSinopsis La tragedia azota la vida de Aukan cuando sufre un terrible accidente automovilístico y queda cuadraplejico, debido a eso queda sumido en la tristeza y depresión, alejando de su vida a todos los que puede, incluyendo a Neferet, su novia des...