Reboot (GaryCato)

Confusion

El rubio miraba a la nada mientras suspiraba, todo parecía un sueño, uno tan lindo que no quería despertar. Sus padres, Quinn, Avocato, todos estaban a salvo, aunque todo parecía diferente de alguna forma sentía que todo debía de ser así.
Sonó la campana, sacándolo de sus nubes, dando señal de que el horario escolar había acabado, anteriormente había intentado acercarse a Avocato en la hora de receso, en vez de comer quería entablar conversación con esa persona que tanto le hacía falta oír y ver en su anterior vida; pero simplemente no lo consiguió, pues este se la pasaba de lado a lado y cuando apenas se acercaba, este cambiaba de lugar.

– Maldición –Pensó para luego apresurarse a guardar sus cosas, tenía que alcanzar al ventrexiano a cómo diera lugar.

– Hey, porque tanta prisa –Sintió que alguien le acarició suavemente la cabeza y solo atinó a ver quien era, llevándose una ligera sorpresa– Sheryl me dijo que hoy estabas un poco desconectado, pero no es excusa para no despertarme.

Gary extrañado solo sintió un extraño sentimiento apoderarse de él, en su mente se repitió la dolorosa y triste muerte de Avocato en el espacio, que solo le dejó un sentimiento de vacío y dolor, cosa que notó el de apariencia gatuna.

– ¿Que pasa? –Se acercó más a su rostro, tratando de entender que era lo que pasaba– ¿Te duele algo? Parece que te sientes mal.

Entonces el rubio reaccionó, sus ojos se estaban cristalizando por casi llegar al llanto. Negó firmemente con la cabeza y rápidamente limpió sus lágrimas. Ya no debía llorar tanto, después de todo ahora mismo estaba frente a él, cara a cara.

– No es nada –Sus ojos resplandecieron un segundo, había sonreído de nuevo.

Quería abrazarlo, estrujarlo y pedirle que nunca se volviera a ir, que no le abandonara otra vez, que no sabía el vacío que le había dejado, incluso quería regañarlo por haberse sacrificado de esa forma. Pero debía sonreír, ya no tenía preocupaciones, ya no había brecha que cerrar y estaban juntos una vez más.

– Bueno, supongo que Sheryl no mentía –Rio de manera que a Gary le pareció tierno, en el Galaxy One no había reído mucho que digamos– Como sea, vamos, esos videojuegos nos esperan.

– ¿Videojuegos? –Pensó en voz alta, hacía años que no jugaba a nada que no fueran las cartas.

– No me digas que también olvidaste que esta tarde vendrías a mi casa –Bufo medio enojado el ventrexiano– Vamos Gary, hay un límite para lo que puedes y no olvidar!

Por un momento el rubio pensó que sus ojos más que una broma, enojo o regaño, sus ojos parecían de súplica, cosa que lo confundió mucho en ese momento. Solo asintió bajando la mirada, tomó su mochila y se limitó a olvidar aquello.
El camino a casa del ventrexiano fue puras bromas y tonterías, a pesar de que a veces dejaban de hablar en el transcurso, el silencio no era incómodo o algo parecido, parecía que ambos entendían ese silencio y lo interpretaban a su manera, como un lenguaje secreto.
Grande fue la sorpresa del de ojos zafiro al notar que la casa de Avocato estaba justo al frente de la suya.

– ¿Somos vecinos? –Pensó de nuevo en voz alta, en tono incrédulo.

– Amm, si? Desde no se, siempre? –Avocato lo miraba dudoso, con la puerta de su casa ya abierta, esperando por el– Gary, de verdad parece que estás desconectado hoy, te sientes mal? Podemos dejar la pijamada para otro día.

El de pelaje azul parecía nervioso y preocupado a la vez mientras examinaba de arriba a abajo al rubio, este soltó una pequeña carcajada, se preocupaba demasiado por él.

– Olvídalo, estoy bien –Entro a la casa, que era casi igual a la suya, solo con diferentes fotos y decoraciones.

– Bien, pero solo para aclarar, no quiero un muerto en mi cuarto por favor –Suspiro, desde cuando era tan difícil manejar a Gary?