1. DILE DE MI PARTE QUE ESTÁ MUY BUENO.

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Ros

Es tan extraño para mí salir del trabajo durante el día y no tarde en la noche, con el cielo apagado, las luces de las calles y edificios encendidas. Poder observar a las apuradas personas con trajes formales ocupados hablando por teléfono mientras esquiva obstáculos intentando llegar a sus trabajos.

-Gire a la izquierda, por favor-le hago una seña al taxista.

-¿Qué?-grita Lucia. Tengo que alejar el celular de mi oreja para que no me deje sorda.

-No hablo contigo-contesto sin prestarle mucha atención-Puede dejarme frente a ese edificio.

Pago la tarifa del taxi, me apuro a tomar mis cosas y entrar corriendo al edificio, saludo al guardia que me ofrece una leve sonrisa dejándome pasar, espero a que el ascensor llegue y como puedo me acomodo el celular sin que se me caiga nada de lo que mis ocupadas manos cargan.

-¿De qué hablábamos? -retomo mi llamada con Lucia.

-Tu jefa está loca, amiga. Primera vez que te deja salir temprano de la oficina y es para que sigas trabajando en casa ¡Eso es explotación, demándala!-se queja como si fuera ella quien va a hacer horas extras.

El ascensor llega vacío, entro a la grande cabina grisácea y marco el dieseis.

-Lo sé, pero no tengo de otra, es el único trabajo que pude conseguir desde que me mude. Puede que mi jefa este loca y todo, que me haga trabajar horas extras y me exprima, pero la paga es increíblemente buena.

Se escucha el "tlin" de la campana anunciando que he llegado a mi piso seguido de las puertas abriéndose, salgo de ahí dirigiéndome a paso rápido al apartamento 1602.

-Eres la única demente que se va a un país extranjero sin nada fijo, solo a probar suerte-reprocha mi amiga y yo niego totalmente en desacuerdo con su comentario.

-La loca es mi jefa por irse a Bora Bora y dejar prácticamente su trabajo tirado... ¡Ah! No lo dejo tirado, me lo echo encima.

Mi celular suena dando el aviso de que se está quedando muerto por la poca batería y necesita carga urgente. Chasqueo la lengua, al entrar al apartamento dejo el bolso sobre la isla de la cocina para buscar mi cargador.

-¿Qué debes hacer?-curiosea mi amiga.

Volteo boca abajo mi bolso para que todas mis cosas caigan e intento encontrar desesperadamente mi cargador entre las pequeña cosas que cargaba dentro de él; billetera, porta carnet, maquillaje, toallitas húmedas, libreta... Esta todo, menos lo que necesito.

-Aplazar todas sus citas y reuniones de esta semana, llamar a los inversionistas y a un montón de personas para avisarles del cambio de horarios y citas. Por eso me dejo ir temprano, para que haga todo hoy-oigo la ducha del único baño funcionando en el departamento y suelto quejido de molestia-. El señor Kim está aquí.

<< Tendré que pedirle prestado su cargador>>, pienso.

-¿En serio? Que emoción, ¿Cómo es posible que no le hables a ese bombón bien envuelto...? Ah, verdad que sus horarios no coinciden, pero por lo menos le podrías dejar una nota de papel saludando o diciendo "Gracias" por dejar que te quedes en su casa.

-Ni lo sueñes. No fue él, si no la señora Kim que me dejo quedar aquí durante un tiempo, por él vivo en la calle... ¡Ah! -tapo mis ojos de inmediato con la mano.

El único baño que está en servicio -debido que el baño de la habitación principal tiene una mancha de humedad que huele hediondo- queda en todo el frente del pasillo y siendo un apartamento costoso pero tan pequeño es inevitable ver hacia allá cuando vas caminando por la sala, la cocina o te diriges a las habitaciones; sencillamente inevitable no ver. Aunque siendo sincera no esperaba encontrarme -otra vez-, el baño con la puerta abierta mientras alguien se ducha, para colmo, la puerta de la ducha es de vidrio.

-¿Lo has pillado desnudo de nuevo?-Lucia chilla al otro lado de la línea-, Cambia a vídeo llamada, yo también quiero verlo-ignoro su petición.

Pero he de admitir que ver su cuerpo desnudo dándome la espalda, con aquellos glúteos bien formados de piel blanca y poder ojear como su espalda se marca cada que alza sus brazos para luego pasar sus manos por su largo cabello me causa cierto sonrojo, ¿Y cómo no?, si es guapo pero la vergüenza que siento ahora mismo parece querer tornar mi caliente rostro a un color más vivo, además, mi corazón está haciendo presencia palpitando tan duro como puede.

-¿Señor Kim?-alzo la voz para que pueda escucharme.

-Ah, ¿Cuántas veces debo de decirle que no me llame señor? Me hace sentir viejo, tenemos casi la misma edad... Supongo. ¿Qué hace aquí?

-Vivo aquí-respondo aun con mis manos tapando mis ojos.

-Sí, lo sé... Quiero decir, ¿Por qué llega tan temprano?-su voz gutural hace parecer que siempre está enojado.

Miro el reloj de la pequeña sala marcando las tres y cuarto de la tarde. Realmente es muy temprano. Muy pocas veces llego a estas horas del día, sin embargo, llegue o no temprano he discutido con él pidiéndole que cierre la bendita puerta del baño hasta con seguro mientras tengamos que compartirlo, pero no lo hace, siempre se disculpa y se excusa diciendo que todavía no se ha podido acostumbrar a tener a alguien más viviendo en su apartamento y menos cuando ese alguien -O sea yo- no mantiene.

<<Pareces un fantasma, si no estás no me doy cuenta, y si estás mucho menos, ni sé a qué hora llegas>>, me dijo una vez, cuando le estaba reclamando por el show nudista.

-Mi jefa me permitió trabajar desde casa pero... Verá, creo que olvide mi cargador en la oficina y mi celular se está muriendo, necesito hacer unas llamadas urgentes, ¿Podría prestarme su cargador un momento? Por favor.

Hay un silencio en la habitación, parece estar pensando en lo que dije.

<< -¿Qué tan difícil puede ser prestarme su cargador? >>, Me quejo.

-Está en mi habitación, y por favor intente no mirar al baño mientras llega-pide, ahora con la llave de la ducha cerrada.

-Muchas gracias, Señor Kim-hago una pequeña reverencia con la cabeza inconscientemente. La cultura de este país se me está pegando cada vez más.

-Dile de mi parte que está muy bueno-Lucia ríe y cuelo la llamada enfadada.

-¿Lo encontró? -el grave tono de su voz hace sonar cada cosa que diga como un regaño, pero yo ya me he acostumbrado a aquello pese a las contadas veces que hemos hablado.

-¡Si, señor Kim! Muchas gracias.

-¿Su propósito es hacerme sentir más viejo? No me diga señor.

Escucho como suelta un suspiro cansado, no me acostumbro a hablar de manera informal con las personas de aquí, pues todo el tiempo estoy en la empresa y a todos debo hablarles en tono formal, así que es más costumbre que ganas de molestar. Se tendrá que aguantar, tampoco es como si lo estuviera insultando aunque lo tome así, estoy siendo respetuosa.

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¡HOLA!
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CAMBIO Y FUERA.






UNO PARA LOS DOS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora