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Un golpe sordo se escucho por la habitación.

Un King dice sangrando sobre el piso de madera y un demonio mirando como sufría el pobre infeliz.

— A ver si así aprendes a no decepciónar al diablo, Dice — hablo ayudando a Dice a levantarse del suelo.

Dice estaba callado, quizás mudo por el dolor que sentía, aunque ese dolor no provenía de sus heridas... Si no, de las palabras que soltaba Devil.

— Algún día entenderás por qué hago esto cuando ocurren este tipo de cosas Dice... — dijo frío observando como el otro jadeaba para tomar bocanadas de aire.

— Te... Odio — confesó con la miraba baja.

— ¿Qué acabas de decir? — pregunto con sorpresa el demonio, en los 20 años que Dice trabaja para él, nunca le había dicho algo así antes, ni cuando era el cabeza de dado más joven de lo que ahora es.

— Yo... ¡Te odió! — grito con lágrimas bajando por sus mejillas.

Devil nunca había visto llorar a Dice, su gerente nunca había mostrado ese lado lleno de lágrimas y gimoteos frente a él.

Era extraño...

— Todo... Todo lo que he hecho por tí, a sido un desperdicio de mi tiempo — hablo levantando la vista y mirando a los ojos al demonio — Todos estos años en los que te he servido como fiel sirviente, como gerente o como un estúpido lacayo bueno para nada, no han servido de nada... Dime Devil, ¿Entender que? Que es lo que quieras que entienda, que todo lo que he hecho por tí a sido un error, que el obedecerte a sido tonto, que ser perfecto en el casino, en mi trabajo se va a la basura ¿Por qué, si? — las lágrimas no paraban de salir de sus ojos, cada palabra que decía hacia que su voz se quebrará un poco más.

El diablo sólo lo miraba en silenció, escuchando cada palabra que pronunciaba King.

— Yo... No puedo más con esto, Devil — dijo con tristeza, acercándose al demonio.

El contrarió hacia lo mismo que Dice, se acercaban a paso lento, arrastrando sus pies y sus miradas que comunicaban dolor.

El dolor ahora los consumía a ambos...

— Esto se acabo... —

Ambos se encontraban de frente...

Los dos sentían la agonía del otro...

Uno y otro sostenían armas mortales en sus manos... Listas para lo que fueron creadas...

Un disparo al unisono...

Ambas armas humeando al haberlas usado...

Dos cuerpos sobre el suelo, uno junto al otro, los dos se miraban y las lágrimas caían...

Sostenían sus manos...

— Te... Odió — dijo uno cerrando sus ojos poco a poco.

— Yo... Te amo, Dice — hablo susurrando el oji lava, cerrando los ojos, dejándose llevar por la muerte.

Ahora para ambos todo había terminado, el dolor para ellos ya no existía, el rencor, la irá, incluso la decepción se había ido.

Uno confesó su amor hace tiempo y el otro cuando sus vidas se fueron de sus cuerpos.

Solo quedaban sus almas entrelazadas por un contrato y el amor de un lacayo bueno para nada y el de un demonio mimado...

Ambos consiguieron... su final feliz.

_______________. Fin...

Muerte para dos • Devildice •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora