SeokJin. 2

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Aquella alarma resonó en toda la habitación, aturdiendo mis sentidos y mareandome rápidamente, de inmediato intenté parar el sonido, tocando un botón el cual parecía detener el escandalo de aquel aparato. Suspire y entonces un atractivo olor me llamó desde la cocina; baje siguiendo aquel aroma, y al llegar solo pude ponerme algo tímido.

—Oh.. Hola, Jin, me levante a preparar algo, no soy muy bueno cocinando pero considere que pudieras tener hambre. —Agredecí por lo bajo, sonriendo diminutamente y setandome en una de las sillas en el comedor.

—¿Tu mamá?

—Hoy entró un poco más temprano al trabajo, lo cual me deja tiempo solo, o eso considere ayer hasta que apareciste tú. —Sonrió y yo asentí. La casa de Nam no era muy grande, pero tampoco pequeña, era perfecta y acogedora, de alguna manera, la vibra que emanaba aquel sitio se sentía reconfortante y familiar, incluso si nunca habías estado en un lugar así.

—Perdón por.. Lo de ayer, supongo que fue algo extraño para ti, ¿no? —Nam asiente y muerdo mi labio con vergüenza.

—Pero realmente no hay problema, soy una persona que no cuenta con amigos, siempre he querido saber que se siente y.. Me gustaría intentarlo contigo, estaría aprovechando una buena oportunidad. —Dijo eso último con pena. Incliné la cabeza.

—Ser.. ¿Mi amigo? —Él asintió, asiendome sentir aun más cohibido. —Yo tampoco tuve un amigo antes, ¿y si no te caigo bien?

—Luces como una persona muy accesible y amable, ¿por qué no ser amigo de una persona así? Estoy muy seguro de que ambos terminaremos siendo muy buenos amigos, te lo prometo. —Hice lo más cercano a una sonrisa y asentí, preguntándome si sentir inseguridad y miedo era normal; y entonces también me preguntaba si Nam tenía dudas, me preguntaba si él tenía miedo o si cree que soy una persona acomedida (lo cual no era el caso), era difícil no pensar en ello, después de todo, no es normal que aparezcas debajo de la cama de un desconocido.

Nam sirvió el desayuno únicamente para mí, dejó la sartén en la estufa con el fuego apagado y corrió hasta su habitación, bajando poco después con una mochila y un celular en mano.

—Ah..

—Espero que no te moleste esto, pero... tengo que ir a la escuela y bueno, tal vez mi mamá no te notó ayer, pero ¿qué pasa si alguien más lo hace? —Baje la mirada pensando en ello. —Me gustaría primero comprobar que nadie puede verte y entonces iremos juntos a la escuela, claro, si tú quieres. —Habría asentido de no ser porque tomó mi hombro con confianza, proporcionándole un apretón amistoso y una sonrisa cálida, tan solo pude mirarle, aquella inseguridad estaba siendo neutralizada por un par de gestos lindos y eso comenzaba a molestarme.

Nam se quedó un poco más de tiempo, mientras yo hurgaba el desayuno y lo comía de vez en cuando, terminé aquel platillo y Nam suspiro sonoramente, llamando mi atención.

—Bien, creo que ya me voy. Regresaré como a la una y quince de la tarde, mi mama llegara mucho después así que tienes mucho tiempo para estar solo. —Copie su sonrisa en cuanto la vi asomarse. —Disculpa si esto es muy rápido para ti, tal vez solo seas un niño que perdió la capacidad de recordar y ahora no sabes ni donde estas o porqué.

—Tengo diecisiete... —Murmure, ignorando lo último.

—Oh.. Entonces eres mi hyung, yo tengo dieciséis. —Soltó una risilla, levante la mirada con sorpresa, juraba que el chico era mayor que yo. —Ya me tengo que ir, hyung, nos vemos. —Salió de la puerta terminado aquella despedida y dejándome a la mereced de una casa solitaria, donde podía hacer lo que quisiese, mas no lo hice. Camine alrededor de la casa con curiosidad, observando cada cuadro y pieza decorativa, muchos de ellos tenían imágenes de Nam cuando era pequeño o imágenes donde, suponía, aparecía su madre. Los colores no variaban mucho, rondaban por los tonos tierra y olivos, dándole cierta elegancia al hogar; mentiría si no dijera que aquella casa parecía de revista, tan cómoda y mínimalista.

Por último, subí hasta su habitación, abriendo la puerta con cautela incluso si nadie se encontraba dentro. Sonaría como un tonto si dijera que en cuanto la vi me sorprendí, pero así fue; no le había prestado la atención suficiente, su cama portaba una colcha azulada y almohadas blancas, había una repisa con diferentes figuras y álbumes musicales, una alfombra suave blanca y las paredes del mismo color, repletas de posters y fotografías variadas. Mi mirada giró hasta su escritorio, el cual estaba lleno de libros y lapiceros con útiles escolares. Pero lo que realmente me llamó la atención fue ese cuaderno rojo y ese bolígrafo azul rey, dos cosas que estaban separadas y que aún así brillaban por sí solas, dude en acercarme y en cambio volví a la sala principal.

—¿Por qué? —Pregunté en un principio. —¿Por qué en la casa de este chico? ¿Por qué este chico? ¿Realmente estoy aquí para ser su amigo? —Mis ojos cayeron en un cuadro, donde Nam estaba sospeniendo un peluche mientras lo que parecía ser una feria brillaba detrás de él. —Para ser tu amigo..

...
Pudieron haber pasado horas y no lo sabría. Nam ya había llegado y me miraba con una expresión graciosa, fruncí el ceño levemente.

—¿Pasa algo? —Nam negó y se sentó a mi lado. —¿Por qué me despertaste? Estaba muy cómodo. —Me quejé, sintiéndome avergonzado segundos después cuando me di cuenta de que no debía dirigirme así hacia él. —Perdón, no te preocupes por lo anterior, eres el dueño de la casa y..

—Hyung, no hay problema, disculpeme por despertarlo, enserió. —Sonrió. En algún momento me sentí incómodo por tanta amabilidad, pero supuse que era algo común en él, sonreí un poco más tranquilo. —Vamos a mi habitación, no se si lo notaste pero tengo una televisión, tal vez quieras ver algo. —Pestañe algunas veces y asentí, ¿televisión? Ni siquiera la había notado, estaba realmente entretenido con su escritorio.

—Claro.. Espero no ser muy molesto.

—Oh, no, claro que no, estoy seguro de que la pasaremos bien. —Ambos sonreímos y caminamos hacia aquel cuarto que apenas conocía. Y ahí estaba, esa televisión a la que no le había prestado atención. Fue encendida por el castaño y pocos minutos después, ambos estábamos sentados en su cómoda cama disfrutando de una película, una muy interesante por cierto; de pronto Nam se levanta y camina hasta la puerta.

—¿A dónde..?

—Me dio algo de hambre, —Sonrió. —Así que iré por algo para comer mientras vemos la película. —Asentí, pausando la película y viendo la imagen estática que se mostraba en la pantalla. Investigue con la vista todo el lugar, nuevamente, sintiendo un picor inmenso en las manos cuando volví a cruzarme con ese cuaderno y ese bolígrafo. Y entonces me acerque, no toque la libreta pero la intención de hacerlo.

—Hey.. —La suave voz de Nam me hizo saltar, giré hacia la puerta y salude con nerviosismo.

—Lo siento.. Yo..

—No hay.. problema. Solo no la toques, tal vez te la muestre después. —Asentí, sentándome a su lado otra vez y tomando tímidamente la comida que se encontraba en el recipiente mientras Nam reproducia la película nuevamente.

Esa libreta...

❝		 Delirio		❞ -namjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora