"¡Dios mío!, a veces estudiar es demasiado tedioso", pienso mientras me dirijo a la cafetería, son las 6 de la tarde y hoy ha sido un muy mal día. Entré y me fui a mi mesa como de costumbre, en ese momento levanté la mirada y lo vi acercándose a mi con su típico delantal y sus mangas arremangadas.
— ¿Qué vas a pedir hoy? — Dijo con una sonrisa.
— Un macchiato — contesté llanamente.
— ¿y esa cara larga?, ¿tuviste un mal día? — cuestionó algo preocupado.
— Se puede decir que si — dije mientras hacía una mueca, el solo me miró apenado.
— Bueno, ya te traigo tu pedido. — Lo observo trabajar como siempre, parece que cada día se ve más hermoso que el anterior, a veces me pregunto si es real.
Se acerca, deposita el café y un pequeño plato con un muffin que parece ser de arándanos.
— Emm, yo no pedí esto — Dije algo confundida.
— Tuviste un mal día, considéralo como un premio porque a pesar de todo, estás de pie, bueno no literalmente, pero tú entiendes — Dijo riendo algo nervioso.
— Si, entiendo. Muchísimas gracias, de verdad — Dije a lo que él solo sonrió y se fue. En ese momento detallé mejor el plato y pude ver una pequeña nota de papel doblada, en ella se leía:
"No se por lo que estás atravesando, pero quiero que sepas que no estás sola, ¡fighting!.
PD: Aquí te dejo mi número, si necesitas algo o a alguien, no dudes en llamar".
Jackson, cada día simplemente me enamoro más de tí.
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