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Siento frío en mi cuerpo, no puedo mover mis mano y tampoco mis pies, esta todo oscuro acá. Me siento extraña, no sé qué sucedió no puedo recordar que ocurrió, ni donde estoy. Abro lentamente los ojos, acostumbrando a mi mirada a la luz del lugar. Es una habitación de una casa, trato de sentarme pero mis piernas no responden. Trato de moverlas y un hormigueo comienza a subir hasta mi cadera, el latido de mi corazón zumba en mis oídos, es lo único que puedo oír. No se cuanto tiempo he estado en esta habitación. Veo que en mis manos hay mangueras y una máquina que supervisa mis latidos del corazón. Miro detalladamente las paredes de la habitación, paredes blancas, cuadros de paisajes de playas paradisíacas, un pequeño acuario en la esquina. Es bella, mis oídos empiezan a reaccionar y puedo oír el oleaje del mar. Estoy cerca de la costa... Siento pasos que se acercan a la habitación y me da miedo saber quién está detrás de esas paredes. La puerta se abre y deja ver un hombre de unos 30 años, cabello oscuro y ojos negros, hermosos ojos negros.
Has despertado, me alegra saber que has reaccionado.- sonríe y deja ver su perfecta dentadura.
¿Quien eres tú?.- mi garganta duele, esta seca.
Soy Azad, Azad Uzun- dice con su ronca voz.- Deja servirte agua, se nota que tu garganta está seca.- Me sirve un vaso de agua y lo extiende, lo recibo y la bebo lentamente.
¿Cómo me llamo?.- acaricia mi mano libre.
Vanessa Braun .- dice con su melodiosa voz.
¿Qué me ocurrió?.- digo en un hilo de voz.
Naufragaste hasta este lugar, al parecer el barco en el que viajabas sufrió un accidente.- abro los ojos sorprendida.
¿Tengo familia?.- el niega.
No pequeña, estás sola, pero me tienes a mi.- sonríe.- El médico de mi familia vendrá a revisarte y ver si podemos desconectarte de las máquinas.
Gracias.- susurro.
Al cabo de una hora, llega el doctor y revisa mis signos vitales, me quita las mangueras y se lleva las máquinas.