CAP 9: SUPERÁNDOLO

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El amor es parecido a un sueño, aparece de un momento a otro y todo parece ser perfecto, hay alegrías en cada lado y gestos que te hacen creer que es único. El sentimiento es incomparable, te eleva como si de un globo de helio se tratase, tan dulce como un algodón de azúcar, el mío fue así, tan tierno en cada mirada, tan proyectos... pero como todo sueño, se tiene que despertar.

Con su partida se fue mi alegría, me sentía desorientada y me aferraba a mi conciencia como si estuviera al borde de un precipicio, porque, aunque Alice asegurara que era temporal, yo lo sentía como algo irreversible. Y no me equivoque.

Al mes los Cullen partieron y con ellos mis vanas esperanzas, ellos habían terminado su ciclo acá y el no volvería por mí.

Perdida, así me sentía sin lo último que me recordaba a él. Entonces empecé a pensar, que tanto se puede llegar a amar a alguien para sentirse se esta manera, sus recuerdos en mi cabeza empezaban a volverse turbios, nunca se me paso por la cabeza que Edward se volvería de esa manera, en solo recuerdos... Nunca quise que las cosas sucedieran así.

Él era lo más perfecto que me había pasado, ¿podría ser ese el error? Yo le creía tan perfecto que volqué toda mi seguridad en lo nuestro. Tan único y especial, tan irreal... Dios, ¿cómo puede el amor pasar de ser algo tan bueno a ser algo que podría matarte?

Mis ojos parecían no querer ceder, seguían dejando caer lágrimas, dolía, ¿de dónde sacaban tanto liquido? Me sentía sin vida y las llamadas de Alice solo me recordaban que fue real y en ese momento ya no soportaba más.

Sentí el filo en mi muñeca como una caricia, y a continuación aquello derramándose por mis dedos, ya estaba hecho y se sentía bien, tan tranquilo como un adormecedor.

Entonces apareció, aquellos ojos azules que sin pensarlo se convirtieron en un nuevo comienzo. Recaídas, claro que tuve recaídas. Un amor como ese tendría secuelas en su desamor, recaídas muy graves en donde mi vida pendió de un hilo, me avergonzaba por cada una, pero fue necesario para sobreponerme. En varios momentos creí que se cansaría, que se daría por vencido y se iría al reconocer que no tenía por qué hacerlo, yo era solo una desconocida. No tenía sentido que tuviera que meterse y sacrificarse de esa manera por el bienestar de alguien que no es nada tuyo, pero nunca se fue... Al contrario, cada vez lo sentía más cercano, me conto su vida, sus secretos y sus tragedias. Lloramos juntos, gritamos juntos, incluso perdimos la fe juntos, pero también nos apoyamos, reímos y superamos juntos.

Él no era nadie para mí, pero se encargó de ser alguien importante para mi... sin duda alguna se convirtió en mi familia.

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El tiempo paso y me encontraba mágicamente mejor, me costó mucho, tal vez demasiado, y no tendría por qué no ser así, él había sido mi vida, pero, aunque no logre borrarle del todo, supe encajonar esos sentimientos. Me sentía orgullosa conmigo misma, me sentía mucho más segura y digna de todo, mi padre decía que todo sucedía por algo Edward había provocado mi decline, pero también mi renacimiento de alguna forma. Obviamente tuve apoyo de mis amigos y mí ahora familia, pues así lo sentía.

Mientras bajaba las escaleras sentí su presencia en la cocina así que intencionalmente me tropecé y como ya lo esperaba, el me sostuvo entre sus brazos antes de tocar el suelo, yo solo sonreí y besé su mejilla como buenos días. Le mire inquisitiva pues se notaba que tenía algo entre manos.

FénixWhere stories live. Discover now