CAPÍTULO 5

716 102 18
                                    

Entró a su habitación dando un portazo casi rompiendo la puerta, como si esta tuviera la culpa de todo lo que aquel día estaba sucediendo, como si esta tuviera la culpa del desbocado latir de su corazón o del notable sonrojo que ha tomado posesión...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Entró a su habitación dando un portazo casi rompiendo la puerta, como si esta tuviera la culpa de todo lo que aquel día estaba sucediendo, como si esta tuviera la culpa del desbocado latir de su corazón o del notable sonrojo que ha tomado posesión de sus mejillas sin avisar y sin permiso.

Importándole poco que aún tenía los zapatos puestos, se abalanzó en su cama lanzando maldición tras otra. Enterró su cara en la almohada y suelta un grito ahogado que solo él fue capaz de percibir —o eso cree— para después comenzar a golpearla sin compasión alguna. Mucho era decir que se contenía de no explotarla.

El cenizo se revuelve el cabello soltando un suspiro frustrado por fin acabando con su berrinche antes de que en serio estalle. No le conviene que alguien se entere de su condición y no quiere darle el gusto a Ashido de verle ahora —aunque por su comportamiento anterior, seguramente ya tenía más que claro que le pasaba—.

Puede escuchar unas risitas al otro lado de la puerta y por primera vez en toda su vida siente vergüenza al saber que su pataleta fue escuchada.

—¡Ya lárgate!

—¡Perdón, perdón!

Y se enoja más pues sabe que la joven no lo siente en verdad, no se estaría riendo si así lo fuera, ¿por qué había aceptado el hablar con ella en primer lugar? Escucha unos pasos alejarse, vuelve a suspirar sin dejar de esconder su rostro en la almohada que se salvó de ser explotada.

De por sí ya sabía que Ashido no iba a hablar sobre algún asunto de la academia ni mucho menos de las clases —estaban de vacaciones después de todo— pero no se esperaba que lo bombardeara con preguntas que, para él, eran fuera de tema.

“¿Te gusta Kirishima?”

Aquella pregunta lo descolocó totalmente sacándole de sus pensamientos de forma abrupta y confundiéndolo más de lo que ya estaba, ¿a qué venía esa pregunta tan de repente?

—¿Qué?

La pelirrosa pareció debatir mentalmente por un rato como si estuviera pensando en qué palabras decir a continuación, no tardó en volver a sonreír como siempre irritando a Katsuki.

¿Te gusta Kirishima? —volvió a preguntar mientras paseaba su vista por los pasillos vigilando que nadie estuviera presente puesto que el rubio no había querido ir a la habitación de ella ni tampoco la había dejado entrar a su habitación a pesar de las insistencias de la pelirrosa.

¡¿Qué mierda se supone que significa eso?!

—Bueno, ya sabes, cuando te gusta alguien...

—¡Ahg!

Katsuki gruñó apartando la mirada hacia una pared. Juraba que explotaría a todo aquel que se atreviera a pasar por los pasillos en ese momento, felizmente para todos, toda la clase se encontraba en la sala charlando de lo más tranquilos —incluyendo a Kirishima quien había salido hace solo algunos segundos de su cuarto—. 

Mi deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora