#O1.

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Pasó alrededor de un año desde ese primer encuentro, año donde ambas madres trataban de forzar las reuniones para que los chicos convivieran; sin embargo, Eijiro cada vez encontraba un nuevo lugar donde esconderse y Katsuki se veía más y más amenazador con las explosiones que aprendió a soltar con sus manos gracias a su don. Con el tiempo, las mujeres fueron perdiendo las esperanzas hasta que las reuniones casuales de esos dos reinos se hicieron menos y menos frecuentes.

Una mañana, Eijiro despertó muy emocionado. Si su calendario y la cuenta regresiva de sus sirvientes no mentía, ese día él cumplía sus once años y su mamá le había prometido una enorme fiesta en donde invitaría a todos sus demás amigos. El pequeño de cabellos negros con franjas rojas corrió por los enormes pasillos de su majestuoso castillo, rumbo a la habitación de sus padres para lanzarse sobre su cama como tantas veces había hecho; sin embargo, al acercarse a la puerta, sus pasos se detuvieron en seco cuando escuchó la enojada voz de su padre.

—¡Ya tiene once años! ¡Ni siquiera ha podido convertirse en un dragón!

—Querido, pero... Él es un niño aún...

—¡Ya basta de eso! ¡No somos humanos! ¿Sabes lo difícil que es el tener crías para nosotros? ¡Eijiro está destinado a ser el rey de estas tierras y no puede ni sacar sus alas! ¡Sus iguales ya hasta surcan los cielos con sus padres!

—Pero cariño...

—¡Cállate! ¡Deja de justificarlo!

Eijiro presionó sus párpados al escuchar un golpe, encogiéndose en su lugar mientras su cuerpo comenzaba a temblar. Era cierto, sus amigos ya se veían como hermosos dragones y todos habían descubierto sus poderes, cambiado y madurado desde sus ocho años. Salían a entrenar, mejoraban sus habilidades, incluso su prima Mina, un par de años menor que él, ya era nombrada la próxima líder de la tropa de ataque, teniendo un valor tan masculino y siendo tan talentosa...

Y él... Bueno, ridículamente aún tenía el cabello bicolor y con el tono negro de su nacimiento. Su cabello debió volverse totalmente rojo desde los cuatro años.

—¡Teníamos un plan para él! ¡Ser el dragón más fuerte y casarse con el hijo de los Reyes Bakugou! ¿Sabes lo importante que era para el reino? ¡Pero sólo es un maldito cobarde! ¡Le teme al hijo de un par de humanos! ¿De dónde sacó esa personalidad?

—Cariño, por favor, él podría despertar y es su cumpleaños. No debe oírte decir eso, le romperás el corazón.

—¡Él está arruinando nuestro futuro, entiende! ¿Por qué rayos no tuvimos otro hijo diferente? ¿Qué hicimos mal? Si tan sólo él no...

—No lo digas —habló la mujer. Eijiro oyó la ruda voz de su madre temblar entre sollozos, mientras un silencio casi doloroso se hizo presente.

—Ojalá nunca hubiera tenido un hijo así —sentenció su padre, ignorando la advertencia de su mujer.

—¡Cállate!

El pequeño sólo escuchó el grito desgarrador de su madre antes de salir corriendo de ahí. En el camino, el híbrido se cruzó con varios sirvientes y mucamas que lo miraron preocupados, pero él no volteó, no le importó. Mientras dejaba atrás cada lágrima que abandonaba sus ojos, Eijiro bajó todas las escaleras del castillo y se escurrió entre los arbustos de los inmensos patios, hundiéndose en el camino secreto que creó con sus amigos para cuando deseaban salir y sus padres no se lo permitían.

Girándose sólo cuando se aseguró de estar fuera, y observando las enormes paredes de piedra, el pequeño continuó corriendo, adentrándose en el bosque que rodeaba por completo su futuro reino.


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Apenas unas horas después, todos en el reino iniciaron una búsqueda de emergencia. El pequeño y adorable hijo del Rey dragón había desaparecido. En un comienzo, se creyó que se trató de un secuestro, pero después de juntar pistas con cada uno de los trabajadores, el Rey recibió un zarpazo por parte de su reina, quien con lágrimas en los ojos se transformó en una enorme dragona y salió a surcar los cielos para buscar a su hijo.

El Rey no dijo nada, no pudo. Ni siquiera un rey, ni siquiera él podía ir en contra de la unión entre una madre y su bebé. Por primera vez en mucho tiempo, mientras su mejilla sangraba y sus sirvientes buscaban ayudarle, el Rey entendió que había cometido un enorme error. Y que, si algo le pasaba a su hijo, no sólo él, sino que su reina no se lo perdonaría jamás.

—¡Dejen de perder el tiempo! —Empujó lejos a una de las sirvientes que traía algo para curarlo—. ¡Encuentren a mi hijo!

Después detransformarse, él salió a buscar del lado opuesto de donde su reina habíapartido. Lo encontrarían, tenían que hallarlo. El mayor problema se centraba enlos enormes, espejos e imponentes bosques que rodeaban todas sus tierras.Eijiro era apenas un niño y no sabía transformarse, ¿cómo lo encontrarían entan problemático lugar?


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¡Hola! Espero que se encuentren bien. Muchísimas gracias a todas las personas que están leyendo esta historia y desean acompañarme con este nuevo proyecto, que lamentablemente no será tan largo ni tan complejo, pero es una historia a la que le tengo mucho cariño.  

¡Casémonos mañana! | Bakugou Katsuki x Kirishima Eijiro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora