#O5.

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—Eres diferente a como imaginé, Katsuki.

Mientras la pequeña dragona los llenaba de frutas, ambos chicos se encontraban sentados dentro de la cueva, relajándose después de la última gran emoción que habían vivido. Considerándolo, Katsuki debió agradecer que el árbol que eligieron no era demasiado alto, porque de haber sido diferente, él o Eijiro pudieron haberse lastimado a gravedad.

Y podía ser muy listo, pero no sabía nada de cómo tratar heridas, de eso siempre se encargaba su papá.

—¿Cómo diferente? —preguntó el rubio, observando atentamente al pequeño que admiraba su larga y escamosa cola.

—Eres genial —respondió Eijiro casi al instante, moviendo apenas la punta de su nueva extremidad—. Eres muy inteligente y también valiente... Me ayudaste a poder sacar mi cola y te quedaste conmigo, aunque apenas somos niños —explicó—. Mi mamá tenía razón, sin duda serás un rey muy masculino.

No era la primera vez que Katsuki recibía ese tipo de halagos, pero la mirada despierta y carmesí que le estaban dedicando, junto a esa bella sonrisa, aceleró su corazón en rápidos "ba-dump" que se repetían una y otra vez, golpeando contra su pecho como si desearan exteriorizar ese sonido.

El rubio sintió la necesidad de apretarse el pecho para controlar sus latidos, pero no movió su mano, imaginando que eso sería demasiado raro. Sin embargo, cuando separó sus labios para decir algo, su mirada no pudo evitar centrarse en algo nuevo que encontró en Eijiro, sorprendiéndose al observar dos pequeños cuernos sobresaliendo de entre sus bicolores cabellos.

—¡¿Qué rayos...?! ¡Tu cabeza! —Señaló.

—¿Eh? —Eijiro se asustó, llevando sus manos a donde Katsuki señalaba exageradamente y sosteniendo sus cuernos, uno en cada mano—. ¡Wooow! —Se levantó del suelo, tirando suavemente de ambos cuernos—. ¡Son reales! ¡No se salen!

Eijiro se volteó emocionado para enseñarle sus cuernos a la pequeña dragona, la cual lo observó y celebró a su lado dando energéticos y extraños saltos. El pequeño la siguió, imitando su danzar torpe y descoordinado, mientras Katsuki suspiraba profundamente, ladeando la cabeza y sonriendo al observarlos. Era la segunda vez que se sentía así, como si ver a Eijiro hiciera que el tiempo se detuviera en un momento demasiado, demasiado agradable.

—¡Pronto seré el dragón más temible de todos! —gritó el pequeño, girándose a Katsuki—. ¿Verdad? ¿No crees que me veo muy temible?

Lindo, pensó el rubio. Quizás lindo se acercaba más a como él veía a Eijiro.

—¿Katsuki?

—¿Eh?

—¿Estás bien? Parece que estás en las nubes —río.

—Estoy bien, tonto —respondió rápidamente—. Es sólo que en serio bailan ridículo.

El otro pequeño y la dragona lo observaron indignados, mientras Katsuki soltaba una suave risa y suspiraba profundamente. No estaba seguro de qué sentía en ese momento, sólo sabía que jamás en su vida había experimentado un sentimiento así.


+


—Katsuki... Katsuki, despierta.

—¿Mnh?

Soñoliento, el pequeño rubio se removió ante los movimientos ansiosos que lo sacudían, encontrándose con la mirada preocupada de Eijiro, obligándolo a despertar rápidamente. Llevó una de sus manos a su párpado para sobarlo con suavidad, mientras el pequeño de cabellos bicolor lo observaba preocupado.

¡Casémonos mañana! | Bakugou Katsuki x Kirishima Eijiro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora