Enfermedad

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En ese momento la puerta se abrió, era el medico que había entrado para hablar con mis padres. Ellos salieron y yo me quede en la habitación sola con   David. Me pregunto por mis gustos y aficiones, yo respondí encantada todas y cada una de sus preguntas, la verdad es que era un chico muy majo.Pero cuando mis padres entraron en la habitación el dijo que tenia que irse y añadió que volvería a visitarme. Mi padre también tuvo que irse y yo me quede en compañía de mi madre la que se pasaba el día llorando. No era agradable verla sufrir

-Mama...¿que tengo?

-Nada importante hija, tranquila- decía llorando

-¿Entonces podre salir pronto del hospital?

-Si cariño. El medico te dará el alta en poco tiempo, solo te tienen que hacer unas pruebas y si va todo bien saldrás en poco. Solo  te diste un pequeño golpe.

-¿Enserio?

-Claro Amelie

Al día siguiente por la mañana me estuvieron haciendo análisis y  pruebas que me asustaban pero sentía que si aguantaba, todo aquello terminaría rápido y podría volver a casa, al instituto y podría ver a mis amigos. A la tarde, después de comer, alguien entro en la habitación del hospital.

-¡David, has venido!

-Por supuesto, buenos días Amelie, siento no haber venido antes

-Ahora ya deberías decir tarde jajaja y no importa, te agradezco mucho que hayas venido a verme.

-No tienes nada que agradecerme Amelie, me gusta venir a verte ¿Que tal las pruebas?

-El medico dijo que estaría aquí unas semanas y después volvería al instituto

-Que bien, me alegra oír eso

-Si-dije con una sonrisa

Estuvimos hablando y el tiempo paso muy rápido, estaba llena de felicidad. David prometió ir a verme todos los días, y así fue. David cumplió su promesa y fue a visitarme a diario. Recuerdo que una vez David me enseño a hacer grullas de papel, me lo pase genial. 

Y la historia continua...

La Agonía de AmelieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora