Capítulo 11

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Kate abre la puerta de su apartamento dejando ver un piso con un estilo muy vintage.

- Vaya...Veo que tienes fotos mías.- comento acercándome a una estantería repleta de marcos de fotos.

- No seas egocéntrico, no sólo apareces tú.- escucho como abre una botella de vino, todo en su apartamento forma parte de ella.

- ¿Rick?- Me giro ante su dulce voz, cojo la copa de vino que me ofrece.- Voy a poner algo de música, si no te importa claro.

- Para nada. Es tu casa, tú mandas.- me dedica una de sus mejores sonrisas, busca algún CD para ambientar la noche.

- Espero que te guste Keane, es uno de mis grupos favoritos.- lo pone y después viene a sentarse junto a mí.

Ninguno dice nada, el verla apoyada en mi hombro me basta para sentirme bien pero quiero más, deseo besarla y acariciar su frágil y suave piel.

- ¿Cuándo fue la última vez que tuvimos una noche como ésta?- Me pregunta llenándose de nuevo la copa.- No lo recuerdo, creo que fue...- entonces me viene a la mente aquella fatídica noche.

- Cuando perdiste a tu madre. Pasé la noche contigo, no podía dejarte sola.

- Es verdad, insistí en que no te quedases y no me hiciste caso.

- Eso es muy típico de mí y lo sabes.- de repente Kate se sienta pero sin alejarse de mi rostro. Observo sus ojos, están llenos de tristeza y dolor pero también atisbo algo de amor y felicidad.

- Rick...- deja la copa en la mesita y agarra el cuello de mi camisa.- Quiero besarte.- mi expresión de sorpresa le divierte, se sienta encima de mis piernas; rodeo su espalda con mis brazos y la acerco a mí.

- Yo también quiero besarte, nunca he dejado de quererte Kate.- es lo único que digo antes de que ella se abalance a mis labios. Nuestras lenguas se entrelazan tanto en su boca como en la mía.

Sin dejar de besarnos nos vamos a su habitación, empezamos a sentir una fuerte conexión que nos provoca escalofríos. La mirada de Kate en ese momento es provocadora pero también dulce, levanta sus brazos para que le quite la camisa quedándose sólo con el sostén; me fijo en varias cicatrices, paso mis labios por ellas. Se tumba en la cama y empiezo a darle pequeños y suaves besos por su pecho sintiendo los latidos de su acelerado corazón.

- Rick, te necesito.- es lo único que puede susurrar antes de llenar mi cuerpo de caricias y algún que otro arañazo en la espalda; lo único que deseo ahora mismo es que este magnífico momento sea eterno. Me estremezco al sentir sus labios en mi cuello, le miro y me sonríe de una forma pícara, sexy y tierna. Entre besos y caricias nos deshacemos de toda la ropa, puedo sentir la calidez sobre mi piel; su muestra de amor me anima a entrar en su cuerpo para sentirla por todo el cuerpo. Ambos sabíamos que esa noche no habían dos personas, sólo una.

 A la mañana siguiente...

Me froto los ojos para observa cómo Kate duerme profundamente y con una sonrisa placentera en la cara, le doy un beso antes de levantarme en silencio. Busco en su nevera y en los armarios, preparo una cafetera mientras hago unas tortitas; decido hacer algo de zumo al ver las naranjas. Todo eso acompañado de un lirio (las flores preferidas de Kate), en ese momento escucho mi móvil.

- Buenos días Paula.

- ¡¿Cómo qué buenos días?! ¡¿Es qué no te acuerdas de qué hoy empieza tu gira por Europa?!- ¡Mierda! Se me había olvidado por completo.- Es posible que estos días haya estado algo distraído, ve a mi apartamento. Estaré allí en veinte minutos.

- Más te vale.- y cuelga sin despedirse siquiera, es posible que sea más fría que Gina pero por lo menos no se entromete en mi vida personal. Busco un boli y un trozo de papel y le escribo una nota a Kate; dejo la bandeja con el desayuno en mi lado de la cama. No me gusta dejarla ahora pero sólo serán un par de semanas.

Media hora más tarde...

Kate se despereza a gusto, su mano toca la bandeja; se gira sorprendida al ver que Castle no está  en el apartamento. Cuando vuelve a la habitación se fija en el trozo de papel doblado, una sonrisa aparece al leer la nota "Jamás olvidaré lo que pasó anoche. Tengo una firma de libros por Europa, te llamaré en cuanto aterrice. Te quiero, Siempre".

Con ese gran recuerdo, Kate se mete a la ducha para comenzar un nuevo día sin Richard a su lado. Al menos no tendrá ninguna distracción mientras está en comisaría. Recoge la bandeja vacía, se guarda la placa y la pistola y con otra actitud, sale a la calle dispuesta a buscar la justicia.

Mientras tanto, en el avión con destino a París...

Paula no deja de comentarme los planes que tenemos para las firmas y entrevistas pero yo no le estoy haciendo ni puñetero caso; mi mente se ha quedado en Nueva York, concretamente en la cama junto a Kate. ¿Qué significó lo de anoche? ¿Ya somos oficialmente una pareja? ¿Ella querrá dar un paso hacia delante? Los llantos de un bebé me saca de mis pensamientos, entonces algo me viene a la cabeza, ¿utilizamos protección? No lo recuerdo, se lo preguntaré a Kate en cuanto esta máquina aterrice.

Somewhere Only We KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora