- 00:02 a.mYunho abrió la puerta de la cafetería y con él, un gran torrente de viento entro también. Dejo su paraguas junto a la puerta y se quitó el impermeable repleto de pequeñas gotitas de agua.
Afuera, la lluvia caía con fuerza haciendo difícil escuchar otra cosa que no fueran las gotas chocar contra el suelo.
Yunho saco su teléfono de la mochila para ver la hora. No había podido verla desde que salió de la estación del tren. Creía que estaba llegando tarde, y ver qué solo habían pasado dos minutos de la medianoche lo tranquilizó. Hecho un vistazo al lugar, que estaba igual de aburrido que de costumbre a esa hora de la madrugada.
Mingi se encontraba sentado al otro lado del mostrador. Su compañero estaba concentrado en el monitor de la computadora. Tenía sus airpods puestos, y Yunho supuso que su amigo ni siquiera se había percatado de su presencia aún. Se acercó en silencio, rodeando la barra hasta el final, dónde el chico de cabellos rojos no despegaba su vista de la pantalla.
Arrancó los pequeños audífonos blancos de sus oídos a la vez que gritaba con fuerza. Logro su cometido, haciendo que el chico saltará del susto, apretando con fuerza los botones del teclado. En la pantalla un cartel en color verde lima advertía que Song había perdido ese juego en el que tan concentrado estaba.
"Llegaste" mascullo el pelirrojo, cerrando de mala gana el videojuego en el que había invertido tantas horas de su noche.
Yunho se encogió de hombros.
"Ten cuidado cuando salgas, está lloviendo bastante afuera."
Señaló con una mano enguantada las ventanas que daban a la calle. Contra ellas la lluvia golpeaba con tanta fuerza que costaba distinguir lo que había del otro lado. Mingi dejo caer su cabeza sobre el mostrador, abatido.
"No traje mi paraguas porque pensé que no iba a necesitarlo."
Yunho golpeó su espalda con cariño, consolando al despistado de su mejor amigo.
"Llévate el que está en la entrada." Mingi negó.
"Ese es tuyo, si sigue lloviendo cuando te vayas vas a terminar empapado." Está vez fue Yunho quien negó.
"Te conozco como la palma de mí mano. Eres tan inteligente como despistado" respondió dándole un pequeño toque en la frente. Mingi se quejó apenitas, sobando con sus dedos la piel apenas enrojecida de su frente.
"Gracias, hyung"
Yunho volvió a asentir. Mingi se hizo a un lado para que el castaño pudiera tomar su lugar.
En pelirrojo lo saludo desde la entrada con el paraguas abierto antes de darse la vuelta y salir del lugar, dejando totalmente solo a Yunho.
Se dejó caer sobre la barra, apoyando el mentón sobre la fría madera. Recién eran las doce y cuarto, y su turno terminaba a las seis de la mañana.
Frotó sus ojos, sintiendo el cansancio hacer presencia y rogando que el sueño no le ganará. No era por los clientes, porque a esa hora no asistía nadie, sino por las cámaras que no podían captarlo durmiendo en ningún momento. Sus horas de sueño serían descontadas de su paga y con la renta de su apartamento y los gastos de la universidad no podía arriesgarse a perder el dinero de otra jornada.
Se estiró sobre el mostrador y golpeó sus mejillas para despertarse un poco. Camino arrastrando los pies hasta la pared izquierda, dónde una enorme biblioteca se extendía de punta a punta. En un principio, hace tantos años que Yunho, ni sus padres siquiera habían nacido aún, Treasure había sido una biblioteca, la más grande de todo Seúl, pero la guerra había hecho estragos con ella y la había reducido a casi escombros de un edificio abandonado.
Por eso mismo las bibliotecas estaban en ambas plantas del edificio. Su jefe, Kim Namjoon, era el nieto del dueño de aquella antigua biblioteca llamada Treasure. Ahora él y su esposo Jimin continuaban con la herencia familiar de los Kim a su manera.
Tomo un libro de la esquina. Hasta el turno de la medianoche él jamás había sido un gran aficionado a la literatura, pero sin nada que hacer terminaba por aburrirse y tomar uno de los cientos de libros que tenía allí.
Tomo un viejo ejemplar de tapa blanca. Lo abrió y comprobó que la página que había marcado unos días atrás seguía allí. Las personas que visitaban Treasure jamás tocaban los libros más viejos, por más que sea de un escritor tan reconocido como Stephen king. Se sentó sobre la barra y volvió a abrir las páginas. El dibujo de un pequeño Hehetmon (personaje creado por él novio de Seonghwa, otro de sus compañeros) lo miraba con una sonrisa y un cartel que rezaba "¡No te duermas!" En letras mayúsculas. Yunho río y dejo el pequeño dibujo entre las últimas páginas.
Era cerca de la una mañana cuando él apareció.
Yunho trataba de concentrarse en el pequeño relato que estaba leyendo, logrando que el sueño se disipará imaginando a los hombres murciélago aterrorizar al grupo de la Gente de las Diez.
Duke Rhinemann hablaba sobre Lester Olson, El hombre que había matado a un murciélago en un granero en las afueras de Newburyport.*"Lo mato" clamaba el personaje "Asimismo, pum pum pum"
Y se escuchó un fuerte estruendo, asustando a Yunho y haciendo que el libro cayera al suelo.
Un pequeño chico entro azotando la puerta con fuerza. Yunho creyó que venía solo, pero un segundo joven entro agachando la cabeza. Tenía el cabello castaño largo y una mirada apagada en sus ojos hinchados.
Yunho dejo el libro sobre la mesada y se acercó a ellos.
"¿Que desean tomar?" preguntó algo nervioso por la actitud del de cabellos blancos al llegar. Él chico lo miro con ojos de que no quería que nadie los molestará, Yunho tragó nervioso, entendiendo que no era el momento "Enseguida vuelvo para tomar sus órdenes."
Trato de tomar el libro una vez más y no prestar atención al par sentado junto a una de las ventanas, pero le fue imposible. Al parecer eran una pareja, o eso suponía él por la forma que el castaño se dirigía al chico irritado, y la forma en que acariciaba sus nudillos por encima de la mesa. Estaban discutiendo, o al menos el chico de cabello blanco lo hacía. Gritaba lo suficientemente alto para que su voz se escuchará en todo el lugar, el otro solo asentía con la cabeza gacha. Yunho no pudo evitarlo. Se puso sus auriculares Y trato de ignorar lo más posible lo que pasaba. De todos los lugares a los que podían ir, tuvieron que elegir esa cafetería, justo en el momento en que era él el único encargado del lugar. Yunho quería enterrar la cabeza bajo el mostrador y salir recién cuando hubieran acabado.
No pasó mucho tiempo cuando el más pequeño se levantó de su asiento y salió del lugar hecho una furia, dejando atrás al castaño con el rostro empapado en lágrimas.
240620|littleyunho
La gente de las diez: es un relato corto escrito por Stephen king
ESTÁS LEYENDO
𝑴𝑰𝑫𝑵𝑰𝑮𝑯𝑻 - ʸᵘⁿˢᵃⁿ
Fanfic[윤산] Yunho tiene que cubrir el turno de la madrugada en Treasure, la cafetería en qué trabaja y cree que nada interesante puede pasarle. Y era así hasta que un chico con los ojos repletos de lágrimas y un novio que lo abandona en el medio de la na...