[윤산] Yunho tiene que cubrir el turno de la madrugada en Treasure, la cafetería en qué trabaja y cree que nada interesante puede pasarle.
Y era así hasta que un chico con los ojos repletos de lágrimas y un novio que lo abandona en el medio de la na...
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Yunho cerró el libro, con la vista incrédula de San fija en él.
“¿Por qué lo cierras?” le preguntó. “Quiero seguir leyendo”
“Pero la historia ya terminó” le explicó. San negó.
“Imposible, ni siquiera llegamos a la mitad del Libro” le arrebató el ejemplar de las manos y lo abrió en la página que el pequeño Hehetmon marcaba. Adelanto una página más y frunció el ceño “ ¿Crouch End?”
“Es la siguiente historia” volvió a tomar el libro en sus manos. En la parte de atrás, la lista de títulos de Pesadillas y Alucinaciones se leía algo borrosa por los años de uso. Yunho señaló con el dedo 'La Gente de las Diez', justo encima de 'Crouch End'. San bufó y se levantó de su lugar en la barra.
“Ya no quiero leer más entonces”
Yunho río por el pequeño capricho que llevaba a cabo San. El sueño comenzaba a hacer efecto, haciendo que sus ojos comenzarán a pesar y empezará a ponerse de mal humor.
“¿Y que querés hacer entonces?” San se encogió de hombros.
Durante las últimas tres horas ambos habían hablado, leído y hasta incluso le habían quitado el polvo a un viejo Juego de Jenga que, según le había contado Yunho, él y su amigo Mingi usaban para decidir quién se quedaba con las horas de la noche cuando Mingi se rehusaba a decidirlo con un juego de piedra, papel o tijera.
“¿Jugamos una vez más al Jenga?” propuso San, con la caja del juego ya entre sus manos.
En ese pequeño rato que habían estado juntos, Yunho había notado alguna que otra característica del menor, por ejemplo sus pequeños caprichos y como sus preguntas eran en realidad eran objeciones con un regusto educado.
“Te gusta perder” lo provoco con una sonrisa.
San frunció el seño, recordando la risa del más alto cuando se levantó hecho una furia. Las pequeñas piezas de madera estaban repartidas por toda la mesa cuando Yunho ganó por quinta vez consecutiva
Tomaron las piezas y las metieron de nuevo sobre la caja. Se sentaron en la gran alfombra junto a las bibliotecas, uno frente al otro y empezaron a apilar las pequeñas piezas una vez más.
“No me dijiste dónde vives aún” comentó Yunho más al pasar que otra cosa.
San siguió con su trabajo sin mirarlo Se encogió de hombros, restándole importancia.
“¿Y eso que tiene?”
“Que no voy a saber a dónde llevarte” río Yunho. San se encogió un poco, incómodo, y el rostro de Yunho perdió toda la gracia “¿Vives con él verdad?” San no contesto “San, vives con tu novio ¿Si o no?”
