II

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Eres la única para mí.

Con tan sólo dos meses de noviazgo oficial, Yashiro debía darse cuenta de que algo iba mal.

Pero no lo hizo. O al menos, simuló no darse cuenta de ello.

Los rumores sobre su repentina unión conmocionaron a varios de sus compañeros de clase, incluso los de diferentes cursos. Yugi Tsukasa era una persona muy conocida en toda la Academia, pero no precisamente por las mismas razones que su noble hermano mayor.

Conflictivo, infantil y manteniéndose en un delicado desequilibrio entre volverse un bully o solamente ser un bravucón de lo más burlón, eran algunos de los títulos que tenía el menor de los Yugi.

Por lo que emparejar a alguien como él con la dulce y energética primer al mando del club de jardinería, era algo que sacaba de onda a cualquiera que lo escuchara.

Miraban a Tsukasa entrar al salón de su novia con su típica sonrisa amplia, como si se burlara del mundo, y se quedaba a su lado el resto del receso, acaparándola por completo. A veces, el mismo chico sacaba su mano desde la ventana de su salón para saludar a la albina durante sus tiempos en el jardín con sus compañeros, robando su atención total sin ningún esfuerzo. Todos les observaban salir juntos con el grupo de amigos del chico. Y aún así, no podían creerlo.

Los rumores rápidamente etiquetaron el noviazgo como una broma, un reto o un desesperado intento de la chica por llamar la atención del hermano mayor, pues para ojos de su curso entero, ellos terminarían siendo pareja en cualquier momento, pero en su lugar, sin que nadie supiera dar una explicación firme, Yashiro estaba con el otro gemelo. Mientras que el tiempo continuaba transcurriendo sin que el mayor de los hermanos reaccionara u opinara al respecto.

Más bien, Amane se mantenía alejado de ellos con un semblante un tanto sombrío. Y para su grupo de amigos en común con la de pelo de plata, un poco aterrador. Sin embargo, nunca dijo que era lo que pensaba sobre el emparejamiento o que es lo que sabía de la situación. Nada era capaz de abrir los labios de Yugi Amane.

—¡¿Pero, qué carajos?!

Y esperaba poder mantenerlos cerrados, pero su mejor amigo le estaba haciendo las cosas más difíciles.

—Mina-chan, no grites en el salón de clases —habló Aoi sonriéndole un poco nerviosa al chico rubio, de haber sabido que el chico reaccionaría de una forma escandalosa hubiera esperado otro momento para informarle lo que sabía sobre el noviazgo de Yashiro, aunque ni ella misma sabía como explicárselo.

Kou volteó a verla con una expresión de lo más anonadada, como si el tiempo se hubiera detenido por completo y él fuera el único capaz de moverse.

—¿Incluso tú estás de acuerdo con esto? —cuestionó Kou apretando los dientes y viendo sin siquiera disimular la espalda de Yashiro quien se encontraba en su puesto escuchando alguna tontería que hacía reír a Tsukasa.

Kou podía asegurar que el menor de los Yugi tenía un humor negro y un tanto dañino. Aunque no podía confirmarlo por más que quisiera, nunca había tenido interés en convivir con él pese a haberlo visto en varias ocasiones cuando iba a su casa a hacer trabajos con su hermano.

Un año había pasado en el extranjero visitando a su familia y estudiando en una localidad cercana de la zona, apenas teniendo contacto de vez en cuando con sus amigos al estar pendiente de las exigencias de su familia para implementarlo al negocio familiar. Un año, solamente había estado exactamente 365 días lejos de la Academia Kamome y al regresar se encontraba... ¡¿esto?!

Su querida senpai emparejada con un tipo que lo ponía de lo más nervioso. Bien, no había sido gracioso, pero si le decían que era una broma podía echarse a carcajear como hiena durante media hora si tan sólo le decían que no era verdad.

Limerencia (JSHK AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora