VI

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Eres mi sueño.

No era extraño que cualquier persona los confundiera, eran gemelos, era de esperarse al tener la misma cara, voz y estatura. Por momentos era divertido, por otros era molesto y en otros era realmente inconveniente.

O al menos, eso pensaba el mayor de los dos, para Tsukasa la cosa realmente daba lo mismo. Ni siquiera se impresionaba si sucedía, lo único que le daba un cierto nivel de satisfacción eran las expresiones que su hermano colocaba cuando eso sucedía.

Eso en verdad era gozoso. Los ojos expresivos y llorosos de Amane cuando las cosas no le salían como quería —casi siempre por culpa del más pequeño—, era un regocijo irresistible.

Estaba convencido que podría seguir disfrutando de ese maligno deleite el resto de su vida, no existía manera que pudiera librarse de él. Eran hermanos.

La familia siempre permanecía junta.

—¡Amane-kun! ¡Mira!

Las pequeñas campanillas en las coletas de la niña taladraron los oídos del menor, haciéndose a un lado justo en el momento en que una figura de cabello amarillento platinado usurpó esa zona, separando a ambos hermanos y aferrándose al gemelo que buscaba sin titubear.

Estaban de espalda y con la misma ropa, ¿cómo está niña había podido identificar quién era quién?

Hmp. Suerte de principiante.

Se alejó un poco, cruzando de brazos y haciendo un puchero, esperando que su hermano le prestara atención como siempre lo hacía cuando él hacía un berrinche. Pero no lo hizo.

Amane ni siquiera levantó la vista hacia su dirección, los grandes ojos ámbar y su amplia sonrisa eran sólo para la niña albina que se encontraba aferrada a uno de sus brazos mientras que con el otro sostenía un libro infantil. Gruño molesto, ¿quién era esa mocosa para hurtar la compañía de su hermano?

Se acercó por atrás tratando de meterse en la conversación para poder recuperar la mirada de su hermano, pero desistió al serle en verdad fastidioso el tema que hablaba la niña.

La temática narrativa que Yashiro compartía era sobre cuentos infantiles, castillos ambulantes, príncipes bandidos, doncellas en búsqueda de honor para su familia y todo un tópico de fantasía que hacían que a la pequeña le brillaran los ojos con tal intensidad como si el sol hubiese descendido a sus globos oculares; y no podía pasar la oportunidad de narrarle a su amigo las cosas que le fascinaban de su lectura, deteniéndose en especial en sus encantadores protagonistas. ¿Cómo Amane la soportaba con una dulce sonrisa cuando la voz chillona de la niña era tan insoportable? De seguro estaba fingiendo, no podía concebir otra razón para que su hermano fuera tan amable.

Ella era tan expresiva y escandalosa que no pudo evitar hacerle mal de ojo con tal de que entendiera que la quería lejos de ahí, sobretodo, muy lejos de su hermano. Yashiro lanzó una pequeña risa ante un comentario del gemelo mayor y el menor sintió un escalofrío al fijarse mejor en el rostro de la nena, a la vez que una mínima cantidad de calor se alojaba en su rostro. Los ojos de esa niña, su pequeña sonrisa...

Eran lindos también...

Sonrió en respuesta a su pensamiento, apoyando su barbilla en una de sus palmas, observando más a detalle a la niña sin que ni ella ni su hermano se percataron que él seguía ahí a su lado, analizando en silencio. Los ojos de Yashiro eran más grandes que los de Amane lo que le brindaba de un mayor rango de expresividad, aunque los de su hermano seguían siendo sus favoritos, los de ella fácilmente se inundaban de ilusiones y sueños cuando comenzaba a hablar de todos aquellos amores platónicos que tenía en los libros y cuentos. Era tan simple.

Limerencia (JSHK AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora